Capítulo 7

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–Buen día, señora ardilla. Buen día, árboles.

Sapnap saludaba alegre a todo lo que veía, realmente parecía un niño pequeño viendo por primera vez el mundo, y es que así se sentía. El aire fresco de la naturaleza llenando sus pulmones le daba una sensación de alegría.

Había olvidado su caña de pescar, pero ¿Acaso importaba? No era lo único que podía hacer en el lago.

Observó el bosque en su estado mañanero, con rocío en las hojas y animalitos empezando un nuevo día. Sapnap llevó su mano al nuevo collar en su cuello, la cadena bendecida era ligera a pesar de su material y no le quemaba cómo debería. A partir de ese momento lo usaría todo el tiempo aunque más para dormir, así que agradecía a Phil haberle dado un collar tan cómodo. Pero ,sin embargo, se veía tentado a quitárselo para volver a ver al demonio en sus sueños, no podía olvidar la manera en la que este lo miraba, lo hacía sentir de una forma que no sabía cómo expresar, pero que le gustaba y asustaba al mismo tiempo. Esta bien, tal vez le gustaba más de lo que lo asustaba.

"Basta, dormiré con el collar, punto". Le causaba gracia que tuviera que pelear consigo mismo por cosas así.

Recorrió el camino que ya conocía como la palma de su mano hasta llegar al hermoso lugar en medio del bosque: el agua reflejaba el cielo azul y la cegadora luz del sol. El lago se veía majestuoso como nunca antes.

Intentó pasar unos molestos arbustos hasta que oyó una dulce voz cantar; curioso, se asomó y vió al pez que tanto había echado de menos cantando en la orilla.

There was a king, living carefree~ -Karl, quien no se percató del chico que lo miraba, cantaba mientras peinaba su pelo y movía despacio su hermosa cola en el agua.

El tritón se sentía algo nostálgico el día de hoy, he ahí la canción.

He wanted the world, he wanted everything~

Sapnap en tan solo segundos se sintió hechizado por su encantadora voz, quiso ir con él y su mente rápidamente se nubló, pero no duró mucho ya que al tratar de acercarse al tritón el ruido de los arbustos alertó a éste de su presencia, haciendo que deje de cantar al instante.

–¡Sapnap! Perdóname, no tenía idea que estabas allí -El tritón se cubrió la mitad del rostro apenado- ¿Estás bien?

–S-sí, ¿Por qué no habría de estarlo? -La verdad era que el pelinegro estaba un poco desorientado, pero nada grave.

Se sentó junto a Karl y le pareció que hoy en especial se veía precioso, no estaba seguro de si era por el tiempo que llevaba sin verlo o por la breve duración del hechizo, pero encontraba bellísima la forma en que su sedoso pelo caía sobre uno de sus violáceos ojos y en cómo pequeñas gotas de agua se deslizaban por sus delicadas curvas.
Se inclinó hacia él, causando que el tritón se ponga nervioso sin saber que hacer.

–Karl, te ves divino, ¿Qué te hiciste? Cada vez que te veo me gustas más.

–Deja de hablar tonterías, Panda tontito, lo dices solo por mi estúpida voz. No te confundas.

El humano no supo si el tono usado por el castaño era de gracia o tristeza.

–Pero bueno, cambiando de tema -continuó el tritón- ¿Qué te pasó? No viniste por un tiempo... Pensé que ya no querías verme.

–Oh, Karl, no pienses así; lo que más extrañé de este lugar fuiste tú -Las mejillas del tritón adquirieron un bello color rosado por sus palabras. Lo cierto es que para Sapnap esta criaturita a veces era jodidamente tierna.

–¿Entonces qué pasó?

–Bueno, es una historia un tanto larga...

–Bien, tengo mucho tiempo -Karl apoyó su cabeza sobre las piernas del pelinegro, listo para oír la historia de su amigo.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Where stories live. Discover now