Capítulo 17

58 9 7
                                    

—En realidad no fuiste valiente por venir solo; fuiste realmente estúpido, cabrón.

El demonio llevaba rato tratando de entablar una conversación con él, pero Sapnap estaba ido y no le escuchaba en absoluto, pensaba en todo lo sucedido tanto en su sueño como en la mañana. Se había quedado un buen tiempo recostado, hasta que sintió que el mexicano empezó a despertar, fue ahí cuando se levantó y salió disparado de la cueva, hecho un lío de sentimientos contradictorios. Aún podía sentir el calor de aquellos brazos en su cintura y la suave respiración del mayor en su nuca; simplemente no podía olvidarlo.

Intentó ocupar su mente con temas más serios: sus padres. Lo que vió sobre sus padres en el sueño le hizo preguntarse, una vez más, si hacía bien en volver. "¿Y si es una señal del universo para que dé vuelta ahora?". Así parecía ser, pero su apenas existente instinto le decía que siguiera adelante, por lo que estaba teniendo un gran debate en su cabeza mientras caminaba.

—¿Me estás poniendo atención, culero? –exclamó el de gorro, algo molesto– Mira, si vas a ignorarme, te juro que ahora sí te dejo, hijo de la chingada. Y no me importa que llores, ¿Eh?

—¿Eh? Ajá, sí, Quackity –respondió ausente el otro.

—No mames, de verdad que no se puede hablar contigo.

—Pues no hables –dijo cortante el humano. Pero contrario a lo que pensó, Quackity le sonrió ladino.

—Oh, hablar es lo que menos quiero hacer contigo, bonito~

Al demonio le hubiera gustado ver al humano sonrojarse por sus palabras o al menos ponerse nervioso, pero pasaron varios segundos antes de que Sapnap le respondiera. Todavía estaba distraído.

—Emm, ¿Podrías callarte, como por, veinte minutos? De verdad necesito concentrarme en el camino y tú no ayudas.

Al final, Quackity se rindió y dejó que los sonidos de la naturaleza llenaran el ambiente. El menor había estado toda la mañana desconectado de la realidad, absorto en su propio mundo. Cuando Quackity se despertó, lo vió saliendo rápido por la boca de la cueva, y no fue hasta que salió a buscarlo que lo encontró sentado sobre unas rocas.

A pesar de la actitud ausente del humano y de la poca atención que recibía de su parte, Quackity estaba feliz a más no poder. Sapnap no parecía sospecharlo, pero había conseguido entrar en sus sueños anoche; no podía estar más contento de que se encontraran con ese tigre. Si creyera en los milagros, diría que este es uno.

Pero no pudo hacer mucho una vez dentro, pues el collar seguía impidiéndole usar sus poderes en el menor; solo podía entrar e interactuar con él. No podía quejarse, era un avance, al menos, y le daba una gran ventaja. "Así puedo seducirlo también en sueños, y como creerá que es su propia mente, cederá más fácil". Quackity sintió como las cosas parecían volver a ir bien para él, como siempre había sido.

Volvió a fijar su atención en Sapnap y decidió espiar lo que pasaba por su cabecita.

"Pero no entiendo, ¿Qué tiene que ver Quackity con todo esto?, ¿por qué estaba en mi sueño?", se preguntaba el menor con el ceño fruncido en confusión. Palpó con una mano el collar bendecido en su cuello, como confirmando que estuviese allí. Quackity era el único que podía ver la debilitada luz que el objeto emitía. "El idiota de Quackity no pudo haberse metido en el sueño… ¿O sí?". Quackity desvió la mirada justo cuando Sapnap volteó hacia él.

Fingió estar distraído con el paisaje pero aún pudo escuchar las sospechas del contrario: "¿Y si sí fue él? ¿Y sí el collar se dañó". Oh no, esto no era bueno para el demonio. "Hoy se lo ve extrañamente alegre, ¿Será porque sí se metió en mi sueño?… Espera, ¿y si está leyéndome la mente ahora mismo?". Quackity volvió la mirada hacia chico 'casualmente', y puso la mejor cara de confusión que pudo.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Where stories live. Discover now