Capítulo 23

68 7 1
                                    

—¿Y entonces? –preguntó Quackity al ver que Sapnap se detuvo. Se había sentado a su lado y tenía la boca seca de la impresión.

—Entonces él limpió la sangre, yo eliminé las pruebas obvias de la escena para no inculparlo, tiramos la ropa ensangrentada y esperamos a que amaneciera —Sapnap apoyó la cabeza en el hombro del demonio, buscando soporte. Tenía presente que había actuado por amor a un amigo, pero aún le dolía recordar lo que vino tras la salida del sol—. Después, cuando el Alfa descubrió la muerte de su hija esa misma tarde, reunió a todos en el claro. Sus ojos lanzaban llamas de furia y se dirigió a Techno para que le cuente lo sucedido. No lo culpó ni sospechó de él, simplemente quiso saber si oyó algo en la noche.

Quackity rodeó la cintura del menor, animándolo a seguir. Quizá era egoísta de su parte obligarlo a recordar todo eso, pero quería saber el final de la historia. Empezaba a entender muchas cosas en el chico que hasta ahora no habían hecho sentido en su cabeza. Ya se olía lo que venía a continuación.

—Y pues... yo me puse en medio, como prometí —dijo Sapnap en apenas un susurro—. Todos me miraron sorprendidos y se negaron a creer que fui yo. Pero admití el crimen que no era mío y salvé a mi amigo, como no le caía bien a algunos, no les costó aceptar mi versión. A cambio recibí la decepción de mi familia y del resto de mi manada. El Alfa se encolerizó pero Techno habló con él para calmarlo; era un alfa sabio, pero hasta el más tolerante explota ante un ataque a su familia.

»Al final me desterraron de la manada —su voz tembló con el recuerdo de sus padres cabizbajos, incapaces de mirar a su hijo convertido en asesino—, y me despojaron de mi naturaleza de licántropo. No sabía que fuera posible, pero así pasó. Y entonces no podía ser parte de ninguna otra manada jamás y me quedé solo.

—Esa es toda mi historia —concluyó el menor. El humano que en realidad no lo era porque no era nada.

Quackity entendió porque antes dijo que estaba vacío: era un lobo sin su lobo interno. No era nada. Comprendió el amor hacia el bosque que veía en los ojos del chico y el triste deseo en ellos cuando miraba a la luna. ¿Qué se sentía no tener el instinto con el que naciste? Nunca lo entendería porque él ya había muerto.

Sapnap prácticamente murió en vida por alguien más. Alguien que nunca lo buscó a pesar de salvarle el pellejo, y que siguió con su feliz vida como si nada. Alguien que se convirtió en Alfa, tal vez consiguió una nueva omega linda y no se preocupó de verdad por quién le permitió obtener todo eso. Alguien que claramente no merecía el sacrificio de Sapnap. Y ese alguien era Technoblade.

Pero recordó con remordimiento quién fue el causante de la muerte de aquella omega; ese fue el problema que impulsó al moreno a actuar. De no haber muerto, él estaría completo y seguiría su vida en la manada.

Miró al chico que estaba callado: su mirada reflejaba tristeza y arrepentimiento, mas no rencor ni ira. Conociéndolo, se arrepentía de dejar a su familia atrás y no tanto de ayudar a su amigo.

"Techno, maldito hijo de puta. No escuché ni un mísero gracias por lo que este pendejo hizo por ti. De veras que no lo mereces", pensó Quackity, acariciando los desaliñados mechones oscuros del menor.

—Gracias por contarme —murmuró el demonio, admirado por la fuerza que el chico demostraba a pesar de descubrir hace apenas unas horas que sus padres fallecieron. Aún con eso, accedió a contarle algo tan sensible como lo era su pasado.

—Vaya, así que los diablos tienen modales —dijo Sapnap con un deje de sorpresa.

—Pues claro que sí, no todos somos desagradecidos como tú, culero.

—Está bien, aprecio que me escucharas —Sapnap se tomó un momento para hablar, inseguro de lanzar la piedra—. Tu compañía es reconfortante, así que gracias igual.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Where stories live. Discover now