Capítulo 7

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—Necesito que me den sus identificaciones, iré a redactar los documentos y a platicar con el director, trataré de venir lo más pronto posible.

Todos salen y me quedo con Zara, tengo muchos sentimientos encontrados, tomo su mano para transmitirle algo de calma.

—Por favor doctora, cuídala y ámela como su hija, debo contarle que mi beba no tiene papá, por qué es producto de una noche de copas, y no lo pude encontrar, bueno, en realidad no lo busque, porque a duras penas, lo reconocería. Solo recuerdo su cabello negro y ojos verdes aceituna era muy alto y me dijo palabras en italiano, es lo único que recuerdo de ese hombre. Quiero que anote mi dirección y mi clave del banco no tengo mucho, pero sé que eso le servirá para comenzar, yo le compre todo a la bebé. Anoto todo lo que me dice Zara.

—no debes preocuparte, te prometo que la cuidaré y la amaré tanto como tú, no le faltará nada, eso te lo juro.

En eso tocan la puerta, entra el abogado, el director del hospital, Robert y la visitadora social.

—Hola, lamento su situación, pero debo asegurarme que sabe lo que está haciendo.

—sí, señor, ¡le estoy dando la custodia de mi hija a la doctora que salvó mi vida! Eso es una decisión tomada, esa será mi última voluntad, ¿trajo los documentos abogado?

—sí, están aquí.

El abogado procede a leer todo y darnos los papeles firmamos nosotras y los otros dos testigos para firmarlos.

—Gracias, doctora, ahora si me puedo ir en paz. Cuida mucho a mi princesa, ¡dile que siempre la llevaré en mi corazón! —Me aprieta las manos

—no tiene nombre, esa será tu primera tarea como madre, gracias, por todo–dice con lágrimas recorriendo sus mejillas

Comienza a entrar en paro— Zara no, debes vivir, no te puedes ir así, por lo menos la tienes que ver una vez — entre todos la atendemos, le damos varias descargas hasta que Robert la declara muerta.

—ya se ha ido Kate, deja eso por favor, hicimos lo que pudimos.

Salgo corriendo y llorando de esa habitación, Dios, porque eres tan injusto, algunas veces ella no, merecía ese final, de hecho, no merecía nada de lo que le sucedió desde que nació y cuando por fin sería feliz con su niña te la llevas.

Llegue a la capilla del hospital y me arrodille a llorar para tratar de calmar este dolor, verla morir mientras me entregaba a su hija ha sido lo peor que me ha tocado ver en mis años de profesión, solo una mujer que ama a su hija de manera genuina sería capaz de hacer eso me derrumbó hasta que alguien me abraza y era Robert me fui calmando poco a poco.

—Kate, esto es muy fuerte, entiendo que estés destrozada, pero hay una beba esperando una bebe que desea el calor de su madre.

En ese momento caí en cuenta de que por más que llorara las cosas no iban a cambiar, la realidad era esta, así que solo asentí con la cabeza y me deje guiar, caminamos en silencio, al llegar fue que entendí que ahora tenía esa responsabilidad inmensa con esa pequeña. Que soy madre llegue a ella, la revise, le tome el manito y ella apretó uno de mis dedos y sonreí, es tan hermosa. Juro que cuidaré de ti, serás la niña más feliz y amada de este mundo, ahora eres mi compañerita de vida.

—Princesa, tengo que colocarte un nombre, guao mi mamá se va a volver loca, ¡ahora somos las tres contra el mundo!. Elisabeth, ese será tu nombre, vamos a luchar juntas, tu abuela te va a amar, salgo de la habitación y voy a llamar a mi mamá.

—Mami por favor necesitó que vengas al hospital y me traigas dos cambios de ropa y dos uniformes, aquí te explico, pero tendré que estar muchos días en el hospital sin ir a casa,

—Está bien, hija, voy a recoger las cosas y luego voy para allá.

Voy a mi consultorio, me recuesto en la silla a pensar cómo va a ser mi vida de ahora en adelante, es un cambio que no me esperaba cierro los ojos hasta que tocan doy el pase y entra mi madre.

—Hija, ¿cómo estás? ¿Te pasa algo? Me preocupé por tu llamada.

-La observó, madre como me conoces, ella ríe

— ¡Eres mi hija! Te conozco mejor que nadie.

—Mami, hay algo importante que debo decirte..... ¡eres abuela!

—Hija, ¿cómo es eso? ¿Estás embarazada?

—No mami, ya te explico— le cuento todo a mi madre y terminamos llorando las dos.

—Sabes que cuentas con mi apoyo, estoy orgullosa de ti, es una labor muy bella la que estás haciendo, yo te acompañaré en esta nueva etapa de tu vida, mi amor.

—gracias, mami sabía que podía contar contigo —salimos del consultorio y llevo a mi mamá hasta la uci pediátrica para que conozca a la beba cuando llegamos, mi mamá lloró por lo hermosa que es.

—Hija, se parece a ti de bebé, es tan hermosa y frágil, ¿cómo la llamaremos? — estuve pensando, creo que se llamara ¡Elisabeth! Y ella enseguida llora.

—Qué bello, hija, ese era el nombre de mi abuela, ella estaría muy orgullosa de ti, al igual que lo debe estar tu padre donde sea que se encuentre— debo irme porque tengo dos pacientes que atender.

—Mamá, toma, estas son las indicaciones que me dio Zara, ella quería que tuviéramos lo poco que tenía, será que puedes hacerme ese favor, yo no puedo moverme de aquí, hasta que la bebé esté estable.

—sí, hija, por supuesto yo me ocupo de eso, adiós me mantienes informada, mañana vendré de nuevo—mi mamá se va muy conmovida y emocionada y yo me quedo al pendiente de mi hija.  

EL ITALIANO ( Matteo Esposito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora