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Escucho la respiración agitada de mi marido, volteo quedó fascinada con la imagen que me brinda, tiene su pene erecto, el cual masturba, mientras me ve el líquido preseminal sale por su orificio, así que lamo mis labios y luego los muerdo. Decido tocar mis pechos, así que los masajeo y abro más mis piernas para que vea mi coño, todo esto sin perder el contacto visual con él.

joder, esta mujer me va a matar, su coño está tan inflamado y rojo por todas las veces que la penetre, las cosas dan un giro inesperado cuando ella desliza su mano por su cuerpo y la lleva a su coño. Mi boca se abre ante el asombro y ella introduce un dedo, luego lo saca, me muestra lo mojada que está y comienza a frotarse mientras me ve ¡joder que espectáculo! No soy capaz de tomarla porque me encanta todo lo que hace, suelta un gemido y yo aumento el movimiento de mi mano, siento que voy a estallar, así que aceleró mientras ella se retuerce y derramo toda mi semilla.

cuando veo el semen de mi esposo llego a mi orgasmo, esto ha sido lo más loco, rico y excitante que he experimentado

no soporto más, así que me acerco a ella la tomo y la coloco en la isla de la cocina — ¡joder Kate mira lo duro que está mi pene, no tienes idea de cuanto me pones! — Abro sus piernas para mí, limpio los jugos de su coño con mi lengua, luego guió mi miembro y la penetró fuerte– ¿dime que sentías cuando te tocabas?

— sentía que te necesitaba dentro ¡quería que fueras tú el que me penetrara!

— tus deseos son órdenes, mía Regina– y le di como a gaveta que no cierra, la tome en cada rincón de la casa, cada vez que recordaba su cuerpo desnudo masturbándose tenía una erección y ella feliz de que la hiciera mía una y otra vez.

mi esposo cumplió su palabra, me tuvo cuarenta y ocho horas, encerrada en nuestra casa, disfrutándonos de ambos.

—hermosa, quiero que vayamos al club

— está bien, aunque debo ir a hacer compras, ya que tenías toda la razón, la ropa que me traje no sirve para acá

— Vamos a comprar la ropa y luego nos vamos al club, ¿te parece? Y pasamos allí el resto del día, solo si tú lo deseas porque no tengo problema en quedarme aquí contigo para seguir disfrutando de nuestros cuerpos.

—Mateo, también tenemos una vida, recuerda que somos esposos y ambos dormiremos juntos, todos los días

— Está bien preciosa, solo era una sugerencia— nos dimos una ducha juntos, luego me vestí y esperé que mi esposa estuviera lista, para no presionarla decidí bajar a coger el auto que llevaríamos hoy.

—me colocó un conjunto de top y short casual rojo, luego colocó mis amados tacones, tomo mis lentes y bajo, veo a mi esposo revisar el auto— cariño, ya podemos ir. —observo a mi mujer de arriba abajo, debo decir que esta mujer me tiene fascinado, esa ropa se ajusta a cada curva de su cuerpo, creo que me estoy arrepintiendo de salir de casa

— ¡Matteo se lo que estás pensando y eso no sucederá! Así que mejor enciende el auto y lleva a tu hermosa esposa de compras.

—tus deseos son órdenes, mía Regina, le abro la puerta del auto y le doy una nalgada antes de que suba

— ¡Matteo!

— te voy a azotar todos los días de mi vida, sonrió y rodeó el auto para manejar—coloco música, cantamos y platicamos mientras vamos en camino al llegar al centro comercial nos dirigimos a la tienda donde mi marido me ayudó a coger las prendas que iba a llevar obvio no sin antes hacerme probar cada una de ellas cuando por fin terminé con el desfile personal fuimos a la caja a pagar y cómo es obvio no me dejó pagar nada luego fuimos a la tienda de ropa interior porque necesitaba vestidos de baño escogí cuatro y él metió como cuatro más sí es muy exagerado a la hora de comprar ya con todo listo nos fuimos al club.

cuando llegamos al club estacionó mi auto y de inmediato siento como mi ira crece, el auto de Luisa está estacionado en la plaza de mi familia, ¿que se cree esta mujer? Debo ponerla en su sitio. Luego recuerdo que estoy con mi esposa, mierda, Luisa está aquí, sé que nos dará problemas, ambos no puedo disimular lo molesto que estoy

—¿qué tienes amor? ¡Tu cara cambió de un momento a otro!

— princesa, debo explicarte todo lo que poseemos y cómo funcionan las cosas aquí, mi molestia es porque esta plaza que tú ves acá entera donde me estoy estacionando, es de mi familia solo los Espositos, pueden usarla y ese auto que ves allí, es el auto que yo le regala a Luisa, lo que significa que la abusadora está usando nuestro apellido para venir al club y obtener todo gratis.

—te dije que no iba a intervenir en los problemas que tuvieras con Luisa, Pero esto ya es un abuso y me afecta directamente, porque se supone que esa plaza debería ser de mi auto. Del auto de tu esposa, así que espero que no te entrometas cuando sea mi momento de ponerla en su lugar, como te lo dije, soy tu esposa y no dejaré que nadie me humille, ni que me traten de menos, ¡ahora vamos porque si ella quiere pelea yo se la daré!

—no pareces la misma persona, que habló conmigo en Chicago

— en ese momento solo éramos dos personas unidas por un papel, ahora somos marido y mujer. Las cosas son diferentes, eres mi esposo, mi marido, en pocas palabras eres mío y créeme que yo no te dejaré escapar o por lo menos no sin dar la pelea, ¿te quedó claro?

—si amor, todo será como tú digas, como te lo dije antes te lo repito, ahora no quiero tener ningún malentendido contigo, mucho menos por terceras personas, yo puedo arreglar este asunto, Pero si tú te sientes más cómoda haciéndolo tú yo apoyaré tu decisión.

Decidí darle la razón a mi mujer y dejar que ella se encargue para evitar malentendidos, pero igual cuando tenga la oportunidad de colocarle a Luis en su lugar y creo que lo haré en público para que así entienda.

EL ITALIANO ( Matteo Esposito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora