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No pude dormir toda la noche dándole vueltas al asunto, lo único que no me permití fue llorar, yo no dejaré esto, que esto afecte mi vida, ¡no le daré ese derecho a Matteo! De verme destruida, ni mucho menos le haré el gusto a Luisa. Así que me levanté bien temprano y me arreglé para mi primer día de trabajo, al llegar a la sala veo a las chicas, que comienzan su turno conmigo. Ya a estas alturas todo el mundo sabe lo que pasó es más, me atrevo a decir que seguro está en primera plana, pero no perderé el tiempo en estupideces, así que dejo a mi hija con mi suegra y parto a la clínica. Es larga la fila de pacientes que tenemos esperando, les doy un pequeño saludo a los médicos que colaboraron conmigo y comenzamos.

me levanté bien temprano, aunque en realidad no pegué un ojo, en toda la noche pensando en qué coño voy a hacer con mi vida, mi hermano Federico se quedó conmigo. Así que él va a ser mi testigo, iremos a casa de Luisa, la llevaré al hospital para que mi suegra le haga un chequeo, creo que es lo único que puedo hacer por ahora y tratar de ver a mi esposa así sea de lejos.

—hola, mi amor, yo sabía que ibas a venir por mí, ahora si estaremos juntos como una familia dime, ¿ya la oportunidad te dejó, me imagino que se van a divorciar? ¡Ella debería volverse a Chicago!

—cállate, la jodida boca y sube al auto que vamos a la clínica

— Matteo no debes hablarme así y ¿qué vamos a hacer en la clínica, acaso me llevas para donde tu mujercita?

—cállate la boca, antes que pierda la poca paciencia que tengo y móntate en el bendito auto, Luisa vamos a la clínica y punto— el auto va en un silencio sepulcral, mi hermano no tarda más de diez minutos en llegar a la clínica. Es quien va conduciendo y yo voy de copiloto, al llegar ahí bajamos y como era de esperarse mi suegra no ha recibido a nadie, solo esperándola a ella, así que la saludo y pasamos, la cara de ella es nada normal. Si pudiera matarme con una mirada lo estaré haciendo justo en este momento y no es para menos, esta es una situación que lastima profundamente a su hija y le afecta directamente.

Cuando veo a mi yerno con la mujercita debo decir que hice un esfuerzo muy grande para controlarme y ser profesional, le hago las preguntas de rutina. Algunas responde y algunas evade como si fuera una niña pequeña que no sabe que se le está hablando, así que cuando me canso del juego que tiene. Decido hacerle una ecografía, confirmando que efectivamente se está embarazada, pero algo no me cuadra, la ecografía que ella trae dice que tiene doce semanas y según la ecografía que le está haciendo tiene ocho.

Es muy probable que el niño no sea de Matteo según mis cálculos, pero dejaré que resuelva su situación, solo le diré mis dudas, de todos modos tendrá que realizar la prueba de ADN. Si quiere que mi hija le crea, aunque a estas alturas dudo mucho que Kate pueda seguir con él, si ese niño resulta ser de Matteo estoy muy segura que mi hija lo dejará, ella no perdonaría algo, así porque es una persona transparente y honesta. Matteo, el eco que trae la señorita, dice que tiene doce semanas, pero esta ecografía que le estoy haciendo corresponde a ocho semanas de embarazo, ese es el tiempo que tiene la criatura.

—¿Ocho semanas? ¡Si tienes ocho semanas de embarazo, es imposible que ese niño sea mío! —Matteo, ¿cómo vas a pensar eso? ¡Esta señora se equivoca!

—Es imposible equivocarme, porque no es la máquina que dice el tiempo que tiene el bebé, las medidas y todo coinciden con ocho semanas de embarazo si el niño tuviera doce semanas de embarazo tuviera desarrollo más avanzado, todavía no está en esa etapa y es toda la información que yo tengo para darles, hasta luego.

Deseo sacarla de mi consultorio lo antes posible, primero porque no soporto su actitud y segundo porque no quisiera ser testigo de una pelea entre ella y mi yerno. Me agrada que su hermano Federico lo esté acompañando en todo momento, por lo menos eso quiere decir que no es tan idiota como pensamos, esa mujer puede usar cualquier treta para envolverlo y meterlo en más problemas de lo que ya está.

Salgo del consultorio y paso a saludar a mi esposa — ¡mi amor, buenos días!

— ¡Buenos días! Matteo, ¿qué te trae por acá?

—tu madre, acaba de revisar a Luisa y efectivamente está embarazada, pero no tiene menos tiempo del que dice y eso efectivamente comprueba que no es mi hijo. Tendría que haber tenido un encuentro con ella en Chicago para poder que fuera mío, cosa que no existió, Pero de igual modo ella sigue insistiendo en que el niño es mío y que el aparato de eco de tu madre estaba malo.

—gracias, por venir, pero no quiero saber nada de ese asunto, como te dije son tus problemas resuélvelo tú, cuando de verdad estés libre de absolutamente todo y puedas seguir adelante con una vida nueva, sin que esa mujer nos ronde quizás podemos hablar, pero mientras estés en esta situación ¡no quiero tener ningún tipo de contacto contigo! Matteo te lo dije desde el principio, la confianza era la base de una relación sólida, nosotros no teníamos amor, teníamos que aferrarnos a eso, que era lo único que podía servirnos y ahora está roto. ¡Tú no eres capaz de afirmar que ese niño no es tuyo y te quedaste callado! Eso fue lo que me hizo tomar la decisión de alejarme , debiste haber previsto que todos los temas estaban encerrados con ella para pedirme ser tu esposa, no así como lo hiciste quitándola a ella del camino y poniéndome a mí y si ese niño es tuyo ¿dime qué harás?

EL ITALIANO ( Matteo Esposito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora