Estilos Diferentes ©

CAPITULO CINCO

L~

¿Por qué me siento tan culpable?

Yo suelo hablarle así a la gente y no me siento culpable.

¿Por qué con ella si me siento culpable?

Ella es diferente, yo no suelo tener amigas. Ellas resultan ser muy traicionera y dobles cara, por eso siempre tengo amigos, son unos tontos a veces pero esos son los que no me traicionan.

De repente tengo la sensación de ir a disculparme.

No, no lo voy a hacer. No suelo pedir disculpas, ella no me va a cambiar eso.

Pero si quiero.

Pero no puedo.

Me levanto colocando lo más preciado para mí "mi cabello" detrás para que no me estorbe.

Voy a buscarla.

Aunque voy a perder mi dignidad.

Nah, no me importa.

Pero y si me insulta.

Insisto.

Y si no me quiere perdonar.

Insisto.

Pero si huye.

No va a huir, y si lo hace lo evitas.

Y si me mete un golpe.

¿Desde cuándo me han dolido los golpes?

Y si...

¡Ay no, mi mente me está haciendo una horrible tortura!

Voy y ya.

La busco por algunas partes del instituto y me vino la idea de que puede estar en los vestidores, a estas horas están vacíos. Voy para allá.

Camino a toda velocidad por lo pasillos hasta llegar y si; en efecto, ella está ahí, mirando a no sé dónde. No está llorando eso es bueno.

— Tiffany— Digo cuando me adentro al lugar y cierro la puerta— Como empiezo...

— Largo de aquí— Me interrumpe la rubia con voz fría.

— Déjame hablar— Suplico a ver si me escucha.

Ella me ve, se le nota triste. La rubia gira su cuerpo y me ve directamente a los ojos.

¿Por qué estoy nerviosa?

*Grita internamente*

Suelto un suspiro.

— Perdón— Alcanzo a decir.

— ¿Para qué te disculpas si ni siquiera somos amigas?— Dice neutral.

Touché

Y auch.

— Me arrepiento de lo que dije— Me cuesta hablar— Lo que pasa es que no me gustan las amigas.

— Y por eso me dijiste todo eso de esa manera.

Yo asiento con la cabeza, no me salen las palabras.

— Ok, te perdono— Dice pero se le nota que no quiere hacerlo.

— Porfavor, no lo hagas por que si— Suplico, se me ha de notar la voz muy desesperada.

— Ya te perdone— dice pero se que no lo ha hecho.

— No es sincero— Digo haciendo un muy pequeño puchero.

— Cree lo que tú quieras— Se le nota molesta—Me voy, me estás haciendo perder el tiempo.