CAPITULO VEINTITRÉS

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L~

El padre de Tiffany me hablaba y hablaba de cosas, las cuales me interesaban bastante.

Por ejemplo.

Me habló de que el es dueño y accionista de la empresa lo que hace que tenga muchos ingresos.

Su esposa—La madre de Tiffany— Es dueña de otra empresa.

Por eso está la explicación del porque Tiffany es tan adinerada.

Yo estudio en el mismo instituto que ella por qué tengo una beca, porque de no ser así no hubiese estudiado ahí ni en sueños.

También me comentó que el es licenciado en administración financiera y abogado.

Le dije que yo también quería ser abogada y el me dijo que me podía ayudar en la carrera lo cual me puso muy feliz.

También me comentó que de su esposa y el, el era el más divertido y despreocupado.

El siempre le gusta reír y algunas fiestas, pero eso sí. Cuando le toca trabajar se lo toma muy en serio.

Me confesó que su esposa tiene tiempo así, y que el la ama así como el primer día, pero ella se volvió amargada cuando perdió a su hijo en un accidente hace unos años.

Tiffany no me contó eso.

Para ella era su hijo favorito y culpa a Tiffany de todo, lo que la hizo cerrarse y volverse fría y distante con todo el mundo.

Hasta que llegue yo, me dijo.

Ella sonríe, está feliz y demás.

Me alegra haberle regresado la felicidad a mi amada.

Ya que la verdad yo estoy feliz, solo que soy fría para que las personas no fastidien.

Ella hace unos minutos me proporcionó una copa con vino.

Muy bueno por cierto.

A la hora de la cena yo me encuentro en silencio total sentada junto a Tiffany la cual también come en silencio.

Si familia me mira raro y no sé si es por el hecho de ser mujer y tener un traje de hombre o el hecho de que cubro la mitad de mi rostro.

Me da igual, ellos son personas que la verdad no me interesa conocer a fondo.

Todos conversan y conversan de cosas que ni siquiera se, y la verdad tampoco quiero saber.

Tiffany me lanza varias miradas las cuales siento pero no le regreso.

La madre de la rubia también me lanza miradas, pero de desprecio, mucho desprecio.

Espero que cuando se entere de todo no se enoje ni trate mal a Tiffany.





Después de unas horas toda la familia se fue solo quedaron los que viven aquí—Tiffany y sus padres— y yo.

Estamos en la sala la rubia y su padre hablando de cosas triviales.

La madre de la rubia se me acerca y me hace un ademán para que valla con ella.

Yo miro por un momento a mis acompañantes y me levanto y voy con ella.

Me lleva a una especie de oficina— Creo que se llama despacho— Y me dice que tome asiento lo cual hago.

Ella toma asiento al frente de mi y nos separa un simple escritorio.

Estoy nerviosa pero no lo demuestro.

— Debiste de haber notado mi indiferencia ¿No?— Yo asiento con frialdad.

Dios, tengo muchos nervios.

— Iré directo al grano— Dice alzando ligeramente la voz— Que es lo que quieres con mi hija.

— Quiero amarla, cuidarla y darle el futuro que merece— Digo tranquilamente mirándola a los ojos.

Tiene una mirada penetrante y sus ojos son de un color negro azabache.

Ella se rie amargamente.

— ¿Sabes que ella no les gusta las mujeres? ¿Verdad?— Dice y se levanta y se acerca a mi.

— ¿Está segura?— Me levanto y la encaro, no le tengo miedo.

Soy un poco más alta que ella lo cual no parece interesarle.

Estamos cara a cara.

— Claro, es mi hija— Dice con ironía.

— Si la conociera mejor se daría cuenta de que no es así— Digo y ella se enoja— Tiffany es lesbiana.

— Eso no es cierto— Me grita— Yo no voy a aceptar una hija así— Dice alterada.

— ¿Y por qué no? No le hace daño al mundo— digo en tono tranquilo.

— ¿Y tu que?— Dice con desprecio— Me estás confundiendo a mi hija, ¿Que te crees tú?

— La chica a la cual ama— Digo tranquilamente.

Ella parece molestarle mi tranquilidad.

Intenta darme una bofetada pero la detengo en el acto.

—¿Cuál es la necesidad de resolver esto a la violencia?— Digo con tranquilidad.

— ¡No voy a permitir que estés con ella!— Me grita.

—¿Por qué no?— Ahora si me estoy enfadando— Ella tiene derecho a ser feliz.

— No contigo— Y sigue gritando la señora.

— ¿Y con quién? ¿Con un hombre?— Estoy ya enfadada— Eso no la hará feliz.

—¿Y tú si...?

— Si— La interrumpo antes de que termine la oración.

Se ríe de forma amarga mientras mira momentáneamente hacia un lado.

— No lo creo—Dice enfadada.

— ¿Y por qué no? Si usted supiera lo hermosa que es su hija por dentro y por fuera y la conociera mejor si entendiera el porque me enamoré de ella.

Y esta vez si logra abofetearme lo que me termina de sacar de mis casillas.

— ¿Cómo puedes estar enamorada de ella, si ella es una mujer?— Dice medio traumada y con desprecio.

— ¡Por eso mismo! Yo la amo— Digo con toda la sinceridad del mundo— Y no me importa cuanto tenga que luchar con usted para que me acepte— Digo levantado la voz— Porque de mi no se va a librar más fácil— Digo muy enfadada— O acepta a su hija como es o trate de entenderla al menos.

— ¿Tu quien te crees para darme órdenes?— Me grita lo que me saca más de mis casillas.

—¿¡Y usted qué se cree para abofetearme!?— Digo gritando muy molesta, ya no me importa nada— ¿Usted cree que porque tiene dinero o posición alta cree que puede tratar a la gente a su antojo? ¿ O acaso cree que conoce bien a su hija? Ella la necesita y que es lo que hace... Ignorarla, tratarla mal— Digo y ella se queda pensando— Eso no es justo, porque si no tuviera a su padre ella estaría sola.

A este punto ella no dice nada lo que me da tiempo de hablar.

— Ella necesita su apoyo, comprensión. No que la discrimine ni la culpe de algo que no hizo— Digo y ella me ve— Porfavor recapacite, yo la amo y quiera o no seguiré luchando por su amor.

Digo y la esquivo y salgo de ese despacho y descubro que está Tiffany y su padre detrás de la puerta escuchando todo.

Que chismosos.

Estilos Diferentes ©Where stories live. Discover now