Estilos Diferentes ©

CAPITULO DOCE

T~

Ya acabó el fin de semana y me pregunto porqué rayos paso tan rápido.

Camino por los pasillos buscando a mi mejor amiga o a la azabache.

Veo a lo lejos a Lena hablando con una chica peliroja, ella es de penúltimo año y están hablando muy felices

¿ª?

Lena me ve y mueve la mano en modo de saludo y muestra una sonrisa, lo que hace voltear a la chica y ella me ve y le dice algo a Lena lo que ella responde.

Me voy a acercar.

Cuando llego Lena me da un beso en la cabeza.

— Hola rubia— Saluda la azabache y mira a la peliroja— Te presento a una amiga— Dice presentando a la chica

Ella me extiende la mano de manera amigable y yo la veo de pies a cabeza.

No la conozco pero se que ya me cae mal.

Ella regresa su mano con nervios.

La azabache me mira con duda, me imagino que se está preguntando el porque de mi actitud.

No siquiera yo sé.

— Me voy a buscar a Mía— Digo fríamente y llegando al final de los pasillos todos solitarios y siento una mano tomar mi muñeca con un poco de fuerza.

—¿Qué fue eso?— Pregunta la azabache con la voz un poco molesta— ¿Por qué tomas esa actitud? La chica trato de ser amable— Dice molesta pero tratando de aguantarse para no explotar— Tu no eras que toda persona que veías las tratas con cortesía y amabilidad.

Tiene razón.

Pero no sé porque tomo está actitud, ella me cae mal y no se porqué.

—¿No vas a decir nada?— Dice y no le respondo— Te estoy hablando Tiffany— Ahí si alzó la voz.

Siempre la vi fría, sería, pero nunca molesta hasta este punto no.

No me ha soltado la muñeca así que con fuerza me suelto de su agarre.

—No te voy a dar explicaciones— Digo molesta.

—¿Y porqué no?— Pregunta alzando la voz molesta.

Yo niego con la cabeza y evito su mirada.

—¿Qué demonios te hizo?— Pregunta la azabache.

— ¡Nada, no me hizo nada!— Le grito.

—¿¡Entonces por qué esa actitud!?— Me grita enfadada.

—¿Qué? ¿te gusta?— Pregunto molesta.

—¿Y si dijera que si, qué?— Está enfadada.

Me quedo callada, no quiero que sea así.

— ¡Habla pues!— Grita.

—¿¡Qué quieres que te diga!?— Grito molesta— Que no quiero que te juntes con una chica— Digo y suena estúpido — Que no quiero que estés con otra chica que no sea yo— Sigo gritando.

Ella me ve con duda.

—¿A qué te refieres?— Sigue molesta pero esta vez no alzó la voz.

— Me refiero a que no quiero que estés con otra chica que no sea yo— Digo y se que no voy a parar— ¡Qué estos malditos celos no me van a permitir aguantar eso!

—¿A que te refieres?— Pregunta con arrogancia—¡A ti te gustan los hombres!— Alzó la voz.

—No, no es cierto— Grito sin controlar mis palabras— No me gustan los hombres, me gustan las mujeres. Toda la vida he estado fingiendo.