CAPITULO VEINTICUATRO

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Apenas Lena estro al despacho de mi madre, mi padre y yo fuimos cuidadosamente hacia la puerta para escuchar.

Luego de un rato se escucha la voz molesta de mi madre y la voz fría y molesta de mi azabache.

Se escucha un golpe y mi padre y yo nos vimos a los ojos y seguimos escuchando.

Parecemos dos niños.

Después de otro rato sale Lena con una expresión de pocos amigos y acomodándose la corbata, la cual se le nota que le incómoda.

Al vernos nos mira a los dos y se dirige a la sala.

Mi padre y yo como dos niños la perseguimos.

Al llegar con ella, la misma de acomoda el flequillo un poco desordenado y me ve.

— Yo ya me voy rubia— Dice con voz amable pero se le nota que está molesta.

—¿Porqué?— Preguntó alarmada.

— Creo que ya escuchaste— Ella me habla amable pero se le nota que está muy molesta— Adiós señor Miguel.

Mi padre está serio, al igual que la azabache los dos se estrechan las manos y yo voy con ella a la salida donde a punto de darme un beso la rechazo.

— Yo te llevo— Digo con cara pícara.

Ella se ríe mientras niega con la cabeza.

— No, quedate con tus padres— dice apagada— Necesito la caminata.

Yo asiento y me coloco de puntillas para besarla y ella me recibe el beso con un poco de distancia.

Me da una sonrisa forzada.

— Luego te devuelvo el traje— Dijo y yo asiento.

Ella se va caminando y yo me adentro a la casa.

Mi padre está sentado en el sofá con una copa de vino con una expresión sería.

Me acerco y me siento a su lado.

— ¿Crees que esa conversación sirvió de algo?— Pregunta mi padre pensativo.

— No lo sé— Digo y quedamos en silencio.


Pasaron ya dos semanas desde aquel día y Lena ha estado un poco distante conmigo, no por completo, pero si se nota la diferencia.

Hoy decidí hablarle del tema.

Al salir de clases le digo para ir a una cafetería y ella acepta feliz y al llegar nos sentamos y pedimos dos refrescos y ella en silencio me ve con una expresión que no logro descifrar.

— ¿Por qué has estado distante conmigo desde que hablaste con mi madre?— Ella me ve un tanto impresionada por la pregunta tan directa.

— Perdón, no me había fijado— Dice y me ofrece una sonrisa forzada.

— ¿Dime qué tienes Lena?— Pregunto y coloco mi mano sobre la suya, sobre la mesa.

Suelta un suspiro súper pesado.

— Solo que me molesta que tu madre te juzgue por ser quien eres o que me juzgue a mi por mis gustos, ella no entiende que quiero hacerte feliz, solo piensa que tienes que estar con un hombre. Solo porque ella quiere.

Cuando termina de hablar se cubre su rostro con ambas manos.

— Le dije que no me interesa su opinión, que igual yo voy a luchar por ti— Dice todavía cubriéndose el rostro— Pero quiero que ella te apoye, así como lo hace tu padre.

Al decir lo último me mira a los ojos.

Si mirada expresa tristeza pero también cariño.

— No es tu culpa— Le digo.

— Lo se, pero tampoco tuya.

Nos quedamos en un silencio sepulcral.

Tiene razón, pero después de lo que pasó hace unos años mi madre estuvo muy ausente y mi padre siempre ha sido el que se reía conmigo y me apoyaba siempre.

Quiero entenderla ya que se vio muy afectada por lo que pasó, pero quiero que ella también me entienda, quiero que entienda que Lena se a vuelto mi felicidad, y se que aunque llevamos solo unos cuantos meses la amo como nunca, pero talvez nunca la llegue a aceptar como su yerna.

Ella situa su mano en mi mejilla y me da una sonrisa forzada, se le nota afectada por eso ya que ella siempre ha querido caerle bien a toda costa a mis padres.

Y no quiero que por culpa de mi madre ella esté mal...

Me levanto de mi asiento y le doy un beso en la cabeza el cual hace que se sonroje.

— Ella lo va a asimilar y te va a aceptar, debe ser duro para ella enterarse de eso— Digo mirándola desde arriba.

Se quedó pensativa un momento y luego me mira con mejor expresión.

— Tienes razón— Se levanta— Voy a hacer todo lo posible para que me acepte.

Ella se levanta ya que nos habíamos acabado los refrescos y caminamos con las manos entrelazadas.

— ¿Quieres ir en bus conmigo?— Pregunta Lena animada.

Nunca he viajado en bus.

¿Será peligroso?

Estoy con Lena, nada malo me pasará.

Asiento emocionada y nos dirigimos a la parada dónde a los cinco minutos pasa un bus y cuando estoy dispuesta a subirme Lena me detiene.

Yo la miro extrañada.

— ¿Quieres viajar al otro lado de la ciudad?— Dice con gracia y yo niego con la cabeza— Bueno, ese bus va para el otro lado de la ciudad.

Ella se rie ligeramente por mi inocencia y rato después si llega el autobús que nos lleva a nuestras casitas.

El trayecto fue super divertido, había música la gente hablaba, ví lugares diferentes a mi ruta de siempre.

Para Lena fue normal, pero para mí fue una nueva experiencia.

Amo a Lena, siempre me hace vivir cosas diferentes.

Este mundo es tan divertido.

Los buses, los amigos hombres y estar libremente con una mujer, como siempre había soñado.

Todo, Lena le dió un giro a mi aburrida vida.

La amo tanto.

Ella me indico que me bajara con ella y así lo hice y ella me dejó al frente de mi casa.

—¿Qué tal?— Pregunta con picardía.

— Fue súper bonito el viaje, no fue la misma ruta de siempre... Me encantó.

Al decir eso con emoción hace que Lena me abrace y me de un beso en mi mejilla.

— Me alegra que te gustara— Dice y me da un beso en los labios— Rubia, me tengo que ir, tengo que hacer unas cuantas tareas.

Lo olvide.

—!Yo también!— Exclamo antes de darle un beso veloz a mi azabache e irme a la casa— Adiós, te amo.

Ella se ríe ligeramente por mi ocurrencia y se despide con la mano y empieza a caminar hacia su casa.

Está mujer es una jodida diosa, nunca me cansaré de decirlo.

Estilos Diferentes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora