CAPITULO ONCE

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L~

Porfin Tiffany terminó su relación con la pesadilla esa.

No soy nadie para juzgar, pero si se hubiese conseguido un novio que valiera lo que vale ella hubiese sido mejor.

Ella no merece cualquier cosa.

Ella es hermosa, su cabello rubio, su ojos casi miel, su piel blanca un tanto bronceada, su diminutas pero hermosas curvas, su diminuta estatura, su forma se ser.

A puesto que ella debe de ser hermosa sin maquillaje.

Pero a ella le gusta hacerlo así que lo respeto.

Esta chica tiene carácter y la manera en la que me defendió me enorgulleció ya que demostró que no es vulnerable y que no se deja dominar por un chico.

Hubo un momento en el que me iba a separar del abrazo, pero ella se aferró con fuerza a mi y no quería soltarse.

—Te extrañe— Dice con su rostro hundido en mi pecho.

No debí hacerle eso.

Ella es muy importante para mí.

—Lo siento—Alcanzo a decir.

Ella no se mueve.

— Perdóname por alejarme así de ti— Explico— Perdóname por tratarte con indiferencia, perdón por no ser la amiga que esperabas. Y se que esto no basta pero no quiero perderte y eres una persona muy importante para mí,  te has vuelto muy importante para mí, solo es que...— Me quedo en silencio un momento, me cuesta mucho decirlo, suelto un ligero suspiro para terminar la frase— Estaba celosa.

Ella automáticamente de separa de mi y me ve estupefacta, y yo proceso mentalmente todo lo que dije.

—¿Es enserio?— Dice con una sonrisa burlona—¿Por eso te distanciaste?

La miro a los ojos.

Esto es sumamente vergonzoso.

—Si—Alcanzo a decir.

—Ay Lena— Dice y me vuelve a abrazar.

Siento que me arden las mejillas.

¡Qué vergüenza!

—Te perdono— Dice y se separa—Pero que no se repita.

Yo asiento y coloco un mechón de cabello que tenía despeinado detrás de su oreja para ver si pensaba en otra cosa para no sentir las mejillas arder.

—¿Estás bien?— Pregunta con ligera preocupación.

Yo asiento y ella pasa su mano por debajo de mi flequillo y la posa sobre mi mejilla.

De paso que siento que estoy sonrojada y tú me tocas así el rostro, me va a dar un infarto aquí mismo.

—Es que estás roja como un tomate—Dice mirándome con detenimiento.

Cuando ella está así de cerca noto que es bastante bajita y que de lejos no parece, ya que es de estatura normal.

—Es que debe de ser el sol— Miento.

Ella asiente y quita su mano de mi rostro.

No, un ratito más.

¿Porqué las cosas que a una le gusta siempre tienen que durar tan poco?

—Vamos hacia las gradas, ya salimos de clases y la verdad no quiero llegar a mi casa ahora— Dice y empieza a caminar.

Yo la sigo y la detallo de arriba hacia abajo.

Estilos Diferentes ©Where stories live. Discover now