Strange esta ansioso porque termine la clase, quizás por el hecho que Christine Palmer y Nicodemus West se encuentran siendo cariñosos o por la invitación de Tony, no esta muy seguro, solo quiere que el tiempo transcurra más rápido.

El timbre sonó y el aula comenzó a vaciarse. Se puso a recoger sus cosas, deteniéndose al ver a West besar a su ex novia frente suyo. No quiere hacerse ideas, pero siente que ese hombre tiene una fijación por besar a Christine siempre que esta cerca con el propósito de fastidiarle, lo que tiene sentido, nunca han logrado congeniar.

Desvió la vista al sentir una mirada sobre él y ahí se dio cuenta que Tony lo espera cerca de la puerta, entonces vio una oportunidad y decidió hacer un movimiento arriesgado, es ahora o nunca.

—¡Mi cielo!—exclamó logrando sacarles un buen susto a la pareja, quienes detuvieron su beso y fijaron la vista en él para después fijarla en el otro chico.

Ok, él mismo había dicho que nada de motes cursis y es el primero en usarlos, pero esta desesperado.

Tony se desconcertó un poco al principio, pero al atisbar a Christine lo comprendió de inmediato, siguiéndole la corriente, ingreso al aula y camino hasta él llevando sus brazos al cuello del muchacho.

—¡Amorcito! ¿Cómo esta el chico más lindo de toda la escuela?—inquirió meloso decidido a ayudarlo.

—Muy bien ahora que estas aquí—espetó colocando las manos en su cintura, sin saber de dónde diablos saco el impulso para hacer eso, quizás la fija mirada que tiene la pareja sobre su persona lo presiono a improvisar.

—Cariño, déjame ayudarte a guardar tus útiles.

—Eres muy dulce.

Al terminar, Stephen se colgó su mochila y Tony estrecho su mano, caminando con la cabeza en alto, finalmente marchándose.



—Gracias—musitó un poco tímido una vez en el interior del auto, dejando escapar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo.

—¿Viste sus caras?—preguntó Tony al volante, bastante divertido.

—No, estaba tan concentrado en creerme mi papel que no los voltee a ver—respondió más relajado.

—Hubieras visto sus caras, Palmer estaba estupefacta y el otro tipo que no recuerdo su nombre parecía enfadado.

—¿En serio?—cuestionó con incredulidad.

—¡Sí! ¡Que buen espectáculo nos montamos! Creen que son los únicos que pueden ser exhibicionistas, pero es claro que no me conocen—dijo sonriendo altivo.

—Te luciste allá.

—Lo sé.

De repente, Stephen se quedo sin palabras. Debido al silencio que empezaba a proliferar, el cual se estaba tornando incómodo, al omega le pareció buena idea encender la radio y se sorprendió al descubrir lo mucho que el alfa sabe de música y lo afines que son en sus gustos musicales.

Llegaron y una vez que descendieron del auto, el pelinegro se quedo contemplando la ostentosa morada.

—Guau, es verdad lo que dicen.

—¿Qué?

—Que vives en una mansión.

—Por favor, no creas todo lo que dicen sobre mi.

—¿A tus papás no les molesta las visitas inesperadas?

—A mis papás les importa un carajo lo que yo haga—contestó un poco cabreado—. Descuida, nunca están en casa.

Una relación falsa (IronStrange AU)Where stories live. Discover now