12

953 132 92
                                    

Recostado sobre su cama y con la mirada clavada en el techo de su habitación, no puede borrar la tonta sonrisa de su cara, ni eliminar la sensación de esos labios rozando por su mejilla.

Esta tan exaltado que no es capaz de conciliar el sueño, todos sus sentidos están ávidos y despiertos. Pensar en lo bien que se la ha pasado con Tony y darse cuenta lo compatibles que son en realidad, lo hace querer repetirlo una y otra vez, pero también a replantarse el asunto.

No se suponía que estos nuevos sentimientos surgieran, pero, en su defensa, nunca pensó que se sentiría tan cómodo a su lado, tan feliz, tan... tan pleno. No sabe cómo nombrar a esos sentimientos y se niega a hacerlo, no puede echarlo a perder.

Tal vez es solo un momento de confusión, sus instintos y hormonas reaccionando a la cercanía de un omega bastante coqueto y atractivo. Un poco de espacio y distancia es lo que necesita para aclarar la mente y para su fortuna se atraviesa el fin de semana, lo que significa que no hay escuela y lo más importante, no hay Tony Stark.

O eso pensó.

Su cerebro casi hizo cortocircuito cuando, al día siguiente, ese aroma tan dulce y familiar invadió sus fosas nasales, creyó estar imaginando cosas, mas al acercarse y comprobar que no son conjeturas de su mente casi se le sale el corazón al verlo sentado en la sala de su casa conversando muy campante con su mamá.

Había escuchado el timbre, pero nunca imagino que se trataría de él y esta tan conmocionado con la visita que es incapaz de formular una oración coherente.

—Stephen, tu amiguito de la escuela esta aquí—dijo su madre al notar su presencia.

—¿Su amigo o su novio?—planteó burlón su hermano.

—Bien, supongo que quieren su tiempo a solas, así que los dejo. Tony estas invitado a quedarte a comer.

—Muchas gracias—expresó rezumando encanto.

La señora Strange se levantó y salió de la sala junto a su otro hijo que llamó al no verle intenciones de querer irse.

—Yo-o...—comenzaron al mismo tiempo y pararon riendo nerviosamente.

—Ee-eh, ¿qué haces aquí?—soltó nervioso la pregunta por la que ansía una respuesta, todavía sin poder salir de su conmoción.

—¿Te molesta verme aquí?—se atrevió a preguntar.

—¡No! ¡Para nada!—exclamó tambaleándose y casi tirando un florero—. Tú eres bienvenido, ¡siempre! Solo... estoy... un poco sorprendido.

—¿Solo un poco?

—Ok, muy sorprendido.

—Lo note.

—Me hubieras avisado y...

—¿Y perderme tu cara de sorpresa?

—Podría haberme apurado a mis deberes, te vas a aburrir. Tengo que podar el césped y limpiar la cochera.

—No importa. ¡Te ayudo!

—Sé que eres más terco que una mula y nada servirá decirte que no—dijo resignado de cualquier manera, no tiene el corazón para correrlo y al diablo, le gusta estar cerca de él, disfruta mucho su compañía.


Comenzaron podando el césped para después pasar a limpiar la cochera en un extraño silencio. Es raro que alguien tan parlanchín como Tony este tan callado notó Stephen. No para de preguntarse a qué se debe ese silencio y, principalmente, su repentina visita, no le parece normal nada de eso.

—Oye, yo...—habló de repente sacándolo de sus pensamientos y provocándole un leve susto—. Lo siento por venir así... sin avisar.

—Descuida, no hay problema.

Una relación falsa (IronStrange AU)Where stories live. Discover now