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Por supuesto, ganaron, no hubo otro proyecto que pudiera superar el robot que Tony creo en conjunto con Bruce.

Después de obtener aquel merecido triunfo, se fueron a celebrar a un centro comercial cercano. Bruce, a pesar de la insistencia de su amigo, amable, declino la invitación al considerar el mal tercio que haría.

Los dos chicos se pasearon por la plaza, compartieron una bebida y bastante animados se tomaron un par de fotografías en una cabina. Todo marchaba de maravilla hasta que se detuvieron cerca de una pista de hielo.

Tony se apoyo en la barda, observando fascinado la pista para segundos posteriores girarse a ver a su compañero.

—Hey, Stephen, ¿qué dices...?—se detuvo, su sonrisa y la idea de invitarlo a patinar se desvaneció poco a poco al verlo palidecer—. ¿Estás bien? ¿Qué tienes?—preguntó sorprendido y preocupado.

—Nada—respondió tratando de lucir estoico, mas su perdida de color y sus ojos lo delatan.

—¿Seguro? Te ves súper pálido—comentó con ojos grandes acercándose a él, examinándolo con atención.

—Estoy bien—dijo incapaz de mirarlo a los ojos.

—No pareces estar bien, ¿quieres...?—insistió incrédulo.

—¡Ya te dije que estoy bien!—clamó impaciente, cambiando su semblante al mirar el desconcertado rostro del omega. Se paso una mano por el cabello y suspiró—. Lo siento—se disculpo alejándose apenado, caminando rumbo al estacionamiento donde se encuentra el coche de Tony con claras intenciones de querer irse de ahí.

Ambos chicos se deslizaron en el interior del auto, un aire tenso e incómodo prevalece a su alrededor.

—Oye, ¿te digo algo?—formuló Tony muy serio.

Fue el turno de Stephen para desconcertarse, nunca lo había visto tan serio y le dio miedo.

—Ya me canse que me digas que todo esta bien cuando claramente no es así—continuó.

—Tony, no es importante, déjalo ir.

—Stephen, tú eres importante para mi—expresó mirándolo directamente a los ojos—. Nunca te había visto así, ¿qué pasa?

Calló bajando la mirada. Titubeó un momento antes de decidirse hablar, de alguna e inexplicable manera, Tony le inspira confianza.

—La pista de hielo me trajo recuerdos difíciles—admitió finalmente para asombro del castaño—. Tenía una hermana, Donna. Ella falleció cuando éramos niños. Estábamos jugando en un lago congelado y... cayo a través del hielo y no... no pude salvarla—pronunció con voz quebrada y ojos vidriosos.

—¿Nunca hablas de eso, verdad?—cuestionó colocando una mano en su brazo.

—No, nunca.

Tony no estaba seguro cómo proceder o qué decir, sencillamente lo atrajo a su persona y lo atrapo en un abrazo, acariciando tiernamente su espalda, esparciendo su aroma en un intento de consuelo y aliviar un poco su dolor y parece haber funcionado, porque tan pronto tuvo al chico entre sus brazos, sintió como se relajo, como toda la tensión se disipo.

Durante el trayecto, con sus ocurrencias, se encargo de tratar de levantarle el ánimo y no tardo en dibujar nuevamente una sonrisa en aquel bonito rostro.


A parir de ese suceso, Stephen sintió que se desbloqueo un nuevo nivel en su relación, definitvamente hay más confianza entre ellos, las conversaciones cada vez son menos triviales y con más contacto visual.

Una relación falsa (IronStrange AU)Where stories live. Discover now