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Tony guarda algunas de sus pertenencias, cuando de repente todo se volvió oscuro, unas manos habían cubierto sus ojos.

—¿Quién soy?—preguntó una voz muy familiar.

Su corazón pego un brinco por el susto, pero ese asombro rápidamente se transformo en felicidad. Reconociendo esa agradable voz de barítono, se giro y se aferró al cuello del chico atrapándolo en un efusivo abrazo, no cabe de la emoción.

—¡Stephen! ¡Maldito bastardo, me diste un susto!—exclamó eufórico.

—Oye, ¿con esa boca besas a tu madre?

—¿Qu-e qué... qué haces aquí?—inquirió soltando al muchacho, apenas pudiendo hilar una oración.

—El director Fury me levanto el castigo.

Los ojos de Tony se abrieron grandes por la sorpresa que la noticia le genero.

—Y estoy seguro que fue gracias a ti—añadió con una pequeña sonrisa.

El omega no esta muy seguro si fue gracias a él, pero esta tan feliz y conmocionado que no quiso aclarar ese detalle, menos cuando él le regreso el abrazo.

—Me alegro tanto que estés de vuelta, sabía que ese pirata tenía que entrar en razón—murmuró derritiéndose en sus brazos.

—Me dio otro buen regaño, pero al menos logro entrar en razón.

—Ahora tienes que ponerte al día—dijo rompiendo el abrazo para estrechar su mano—. Vamos, te ayudaré.

—No te preocupes, la mayoría de maestros me han dado oportunidad de entregar, excepto el profesor Pym. No me quiere de vuelta en su clase.

—Descuida, tienes suerte de estar con el chico más brillante y encantador de la escuela. Te ayudaré con eso—mencionó guiñándole un ojo.

Decidido a ayudarlo con su situación, acudió con Hope van Dyne, la hija del susodicho.

—¡Hooope! ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Alguna vez te he dicho lo hermosa que te ves de amarillo?—expresó rebosando simpatía y colocando su mejor sonrisa, esa a la que casi nadie puede resistirse.

—Stark, ¿qué quieres?—interrogó seca sin inmutarse.

—Necesito un pequeñísimo favor—espetó rezumando encanto—. Necesito que le pidas a tu encantador padre que admita a Stephen en su clase de nuevo.

—No estoy dispuesta a intervenir a favor de tu noviecito.

—Por favor, dile que le de otra oportunidad. Sé que tú puedes, tienes un gran poder de convencimiento.

—Hmm, ¿por qué crees que aceptare hacerte tal favor?

—Porque... tal vez se me podría escapar que te encierras todos los viernes en la sala de proyección para besuquearte con Scott Lang.

—¿C-cómo sabes?—repuso ahora si un poco alterada.

—Loki me dijo—replico con una sonrisa victoriosa.

—Ese maldito chismoso—refunfuñó.

—¿Qué dices?

—Ya que—se resigno—. Haré lo que pueda—prometió.

Hope cumplió su palabra y gracias a ello, el profesor Pym decidió darle otra oportunidad y Stephen tuvo que prometer comportarse y entregar trabajos de excelente calidad.



—Hey, Steve, vamos a practicar—dijo Sam aventándole un balón de fútbol americano.

Una relación falsa (IronStrange AU)Where stories live. Discover now