Capítulo 9

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-¿Eso es todo? -preguntó Camila cuando, unos minutos más tarde, había conseguido que Lauren se calmara y contara qué había pasado.

Lauren asintió con la cabeza, pero sabía que estaba mintiendo.

La chica de ojos verdes no le había contado toda la verdad a Camila. ¿Por qué? Quizás porque se sentía sucia con las últimas palabras que había oído en el vestuario. Quizás era porque tenía miedo de que Camila o cualquier otra persona corroborara aquello que le había dicho Ariana.

"Estás gorda, Lauren, admítelo."

No era como si Lauren se creyera una súper modelo. Pese a sus largas piernas y su cuerpo bien ajustado, Lauren siempre había querido hacer dieta, había querido hacer más deporte de lo habitual para adelgazar un poco, pero siempre había sido en vano.
Sin embargo, esta fue la gota que colmó el vaso. Que una tercera persona le hubiera dicho lo que ella ya se venía intuyendo, le había hecho darse cuenta de algo que no era para nada verdad y, en ese preciso instante, con Camila sentada a su lado, no odiaba a Ariana. En realidad, le estaba agradecida de que le hubiera hecho abrir los ojos.

-Escucha, Lauren, eres la mejor capitana que jamás he conocido. Bueno, no estoy muy metida en el mundillo del softball, pero sé que eres la mejor -dijo Camila, haciendo sonreír a Lauren. -Además eres guapa e inteligente. No puedes dejar que una pelirroja de bote que además es suplente, te diga que se te ha subido a la cabeza y dejar el deporte, ¿entiendes?

Pero Lauren no contestó. Estaba girada hacia Camila pero llevaba varios minutos sin ser capaz de mirarla a la cara.

-Eh... -dijo Camila levantando la cabeza de Lauren e, instantáneamente, limpiando algunas lágrimas de su mejilla con sus pulgares. -¿Entiendes?

-No puedo volver a ahí, Camz -dijo simplemente, con una voz quebrantada.

-¿Por qué? Lauren, he sido víctima de acoso escolar, ¿crees que no sé lo que sientes? -preguntó ella, pero no obtuvo respuesta. -Me han menospreciado, me han inslutado y me han agredido, fuera y dentro de la escuela. No puedes dejar el softball porque una niñata que no levanta dos palmos del suelo te diga semejante estupidez.

Lauren sólo sonrió levemente.

-¿Cómo es? -preguntó Lauren, devolviendo la mirada al suelo.

-¿Cómo es qué?

-¿Cómo te sientes cuando te insultan? ¿Cómo te sentías? -preguntó Lauren.

-Te sentías como una simple mierda pisada por todos en el suelo -explicó Camila.

-Bueno, al menos se llevaban a casa una parte de ti -bromeó Lauren.

-Eso sin duda -dijo Camila entre risas. -No puedes dejarlo, Lauren, ¿qué hay de la beca deportiva universitaria de la que me hablaste? Si no juegas el campeonato nacional, los ojeadores no podrán verte y eso echaría a perder tu sueño, Lolo.

-No la necesito. Me esforzaré más en mis calificaciones y entraré en Yale -dijo Lauren, esta vez, limpiando ella misma la lágrima que rodaba por su mejilla.

-Pero tú no quieres ir a Yale. Tú quieres ser deportista de élite, no quieres ser médico ni astronauta -dijo Camila frustrada.

En ese momento, Lauren sintió como, un tacto templado se apoyaba en su mano, que estaba congelada. Camila entrelazó sus dedos con ella, quedando ambas manos unidas encima de la palanca de cambio.
Lauren alzó su mirada hasta los ojos de Camila, que miraban aquellos ojos verdes con una mezcla indescifrable. Camila sonreía tristemente y acariciaba el dorso de la mano de Lauren.
Se quedaron así, unos segundos, sin decir nada. Simplemente, contemplándose.
Lauren olvidó todo lo malo por un momento, sólo contemplar a Camila, verla sonreír, mirarla, tocarla, aquello hacía que fuera capaz de olvidar.

El destino de la casualidad (Camren)Where stories live. Discover now