Capítulo 25

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-¿Lista? -preguntó Lauren mirando a una apurada Camila, mientras acariciaba suavemente su espalda.

Una vez Lauren había hecho a su novia entrar en razón, la chica más pequeña no quiso esperar más para abrir aquella carta, así que volvieron a conducir hasta la casa de los Cabello. Como el padre de Camila estaba ocupado en casa en aquel momento, y como, además, no quería que Lauren se volviera a encontrar con Nick, dejó a la chica de ojos verdes esperando en el coche mientras ella subía rápidamente las escaleras de su casa para coger el sobre que contenía el destino de su futuro.

-Creo que no puedo hacerlo -dijo Camila después de un momento, acariciando con la yema de sus dedos el enorme sobre blanco.

-Camz, sí puedes -asintió Lauren agachando un poco su rostro para encontrarse con la mirada de Camila.

-Pero... ¿y si no me aceptan, Lauren? -preguntó con una expresión en la que cualquiera podría haber leído su preocupación.

-Ya te dije que no te querré menos si eso pasa -contestó la chica más pálida, en un intento de parecer más segura que la otra. -Pero estoy segura de que cuatro jueces y expertos en arte sabrán valorar el diamante que eres, Camz. No importa que te pusieras nerviosa, no te equivocaste de acordes, ni te quedaste en blanco en mitad de tu pequeña coreografía, ¿verdad?

Camila le dio la razón a Lauren sin pronunciar ni una sola palabra y sin mirarla. Se quedó mirando el sobre durante unos segundos más, tensa e inquieta, con una pierna saltando en el suelo y unas manos colocadas sobre el papel increíblemente temblorosas.

-Hazlo tú -pidió Camila.

Lauren suspiró y frunció el ceño, dejando ver su desacuerdo ante las petición de Camila; ni si quiera sabía cómo podría decirle a su novia que no la habían aceptado, que su sueño no se cumpliría. No ese año, al menos.

-Por favor -suplicó la chica más baja, en un hilo de voz.

-No, Camz -contestó Lauren tratando de parecer firme, aunque notó que su voz comenzaba a temblar también. -No puedo hacer esto por ti, abrir las correspondecias de otra persona es delito.

-No si la otra persona es tu novia y sufre una taquicardia enorme porque no es capaz de mantener el sobre en sus manos -dijo dejando caer el sobre en el salpicadero del coche. -Es como si me quemara.

Lauren apretó su mandíbula y miró a Camila de forma desaprobadora. Luego dejó estiró su brazo por delante del cuerpo de Camila, que se había abrochado el cinturón, aunque sabía que no saldrían del aparcamiento. Agarró el sobre con sus manos y le dio la vuelta un par de veces, para ver la inscripción de "Karla Camila Cabello Estrabao" . Apretó sus labios y se abanicó con el propio sobre, esperando que un hilo de valentía le diera la convinción que necesitaba para arrancar el sello rojo que unía la boca con el cuerpo del sobre.

-¿Saben tus padres que te ha llegado la carta? -preguntó Lauren, tratando de hacer tiempo.

-No -contestó Camila sacudiendo la cabeza.

-Deberías habérselo dicho -advirtió Lauren mirando el sobre. -Seguro que ellos te hubieran ayudado mejor que yo.

-Nadie me ayuda mejor que tú -dijo Camila acercándose a Lauren y besando su mejilla.

Ahí fue donde Lauren encontró la valentía y la fuerza que necesitaba. Sentir los labios de Camila sobre cualquier parte de su cuerpo se había convertido en un transplante de coraje, algo que sólamente ella era capaz de conseguir. Algo que nadie antes había sido capaz de hacer.

El destino de la casualidad (Camren)Where stories live. Discover now