Capítulo 13

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-¿Y bien? -preguntó Lauren cuando llegó al punto de encuentro, donde estaban Ally, Normani y Dinah.

-Tú realmente piensas que somos estúpidas. Que no nos damos cuenta de nada por el simple hecho de que no lo cuentas, ¿no? -preguntó Normani.

-¿Perdón? -preguntó Lauren entrecerrando sus ojos.

-Lauren, te has desmayado -comenzó a decir Ally con un tono más amable y calmado. -y hace dos semanas casi lo haces, si no te hubieras comido la muffin.

-¿Y a mí qué me estáis contando? -cuestionó Lauren, amenazando con enfadarse por su tono de voz.

-Eh, tranquila -dijo Dinah. -Todas.

-Lo que no podéis es pedirme que venga aquí recién salida del hospital y hablarme de tal forma sólo porque pensáis que soy una anoréxica de mierda.

El silencio consumió a las cuatro adolescentes por unos segundos. Incluso Lauren se había sorprendido de lo que acababa de decir y su expresión, pálida y tensa, lo demostraban.
Ally fue la primera que se movió y reaccionó a aquello que Lauren había soltado.

-¿Me disculpáis? -preguntó la más pequeña limpiando una lágrima de su mejilla y levantándose del sofá, en dirección a los servicios.

Normani había cambiado su expresión enfadada por otra completamente diferente. Estaba truste, ¿quizás decepcionada?

-No deis por hecho cosas que yo no he dicho -dijo Lauren con un hilo de voz.

-Te vas a matar -dijo Normani con una voz a punto de quebrantarse. -Y no vas a tardar mucho a este ritmo.

Lauren sentía sus lágrimas amenazantes en sus ojos. Sentía que algo, muy profundamente, le decía que no estaría mal confiar en sus mejores amigas y desahogarse un poco. Pero aún así no lo hizo.

-¿Por qué no vas a ver qué tal está Ally? -preguntó Dinah después de dejar un suave beso en la mejilla de Normani.

Sin decir nada más, pero tratando de evitar que Lauren viera las lágrimas de sus ojos, Normani se levantó de su asiento e hizo lo que Dinah le pidió.

-No estás siendo justa -dijo Dinah cruzándose de brazos y recostándose en su asiento.

-¿A qué te refieres? -preguntó Lauren, totalmente desconcertada.

-Dices que te gusta Camila, pero sólo te gusta porque es capaz de hacerte sentir viva, y tú no eres capaz de hacerte sentir así, así que lo buscas en ella -dijo Dinah, seria y tranquila. -Fíjate, llegué a creermelo.

-Me gusta Camila, porque me hace sentir viva, ¿eso quiere decir que no me guste? Me hace sentir de muchas otras formas, eso es el amor Dinah. También me gusta porque soy capaz de sentirme bien cuando sonríe. ¿Cómo eres capaz de decirme esto? -preguntó Lauren un poco dolida. -No la metas en esto.

-¿Entonces admites que hay algo? -Dinah le acababa de tender una trampa. -A ella le gustas, Lauren. No quería decírtelo, igual que no se lo he dicho a ella, quería que lo averiguárais vosotras solas. Pero, Lauren, se pasa el día hablando de ti, cualquier tontería que le digas es como si le hubieras dedicado el poema más bonito de la historia. Esta colada hasta lo más profundo de su ser. Has calado en sus huesos en apenas tres semanas, incluso me atrevería a decir que se está enamorando rápidamente de ti. ¿Crees que se merece esto?

Lauren no podía evitar sentirse de dos formas, completamente opuestas e íntegramente unidas: feliz por lo que Dinah acababa de decir y estúpidamente egoísta.

-¿Merecerse qué? -preguntó Lauren, sin querer hacer suposiciones erróneas.

-Ustedes comenzarán una relación de un momento a otro, tarde más o tarde menos, estáis destinadas a ello. ¿Crees que se merece esto? ¿Una novia enferma? -preguntó y Lauren no supo contestar. Miró hacia el suelo y pestañeó rápidamente. -Además de que es enferma porque quiere. Es mi amiga, Lauren. Y era mi amiga antes de que ustedes llegaran, así que no me hagas patearte el culo.

El destino de la casualidad (Camren)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora