Capítulo 26

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A Lauren le temblaban las manos al volante, sabía que algo importante había descubierto Taylor como para que la llamara en mitad de la tarde y la hiciera volver a casa. De cualquier forma, ¿qué podría ser? Es decir, Lauren no era capaz de recordar nada. No sabía que podía ser lo que tanto perturbaba a su hermana menor, porque ella tampoco estaba dando lugar a que pensara que continuaba con la misma actitud destructiva. Pero en algún lugar de su cerebro, sabía que se había olvidado de limpiar alguna prueba.

Así que, como un muchacho llega con el boletín de notas en la mano y sabe que sus padres le castigarán, Lauren sacó la llave del bolsillo torpemente y abrió la puerta. Los señores Jauregui no parecieron dar ninguna señal de estar por casa, hecho que calmó algo más a Lauren.

-¿Lauren? -preguntó la voz de su hermana desde la segunda planta. -¿Eres tú?

-Sí.

Silencio. Taylor no contestó, así que Lauren se dispuso a subir las escaleras lentamente e irse a su habitación, donde estaba su hermana menor sentada en la cama, aparentemente, esperándola.

-¿He tardado mucho? -preguntó Lauren soltando las llaves del coche encima del escritorio, tratando de esconder su nerviosismo.

-Un poco -contestó, mirando por la ventana.

-Lo siento, estaba en casa de Cam-

-Déjate de historias, Lauren -Taylor dejó de abrazar sus rodillas y miró al fin a su hermana mayor. -No vas a hacer que se me olvide lo que he visto.

Lauren frunció el ceño. Cada vez estaba más confundida, y más asustada.

-¿Qué es lo que has visto? -susurró.

Taylor se levantó inmediatamente de la cama, como si llevara esperando esa pregunta desde que Lauren llegó. Con decisión y una energía que Lauren jamás había presenciado por parte de su hermana, abrió el segundo cajón del escritorio de la ojiverde y sacó un pequeño cuaderno negro, en el que una etiqueta marcaba como "matemáticas". Pero bien sabía Lauren que aquello no era precisamente un cuaderno de matemáticas.

-Míralo -ordenó Taylor, tirándole el cuaderno a Lauren bruscamente.

La chica lo atrapó al vuelo, pero no lo abrió.

-Escucha, Taylor...

-No, Lauren. Escucha tú: te dije que era la última vez que quería ver algo así y tú... te crees que no lo decía en serio, te crees que eres mucho más lista que yo y que no seré capaz de contárselo a papá y a mamá, ¿no?

-Taylor, ¡esto es de hace mucho tiempo!

-¿¡Qué!? -gritó la hermana menor de la ojiverde, mientras que la expresión de enfado podía leerse cada vez más fácilmente en su rostro. -¡¿Lauren estás tomándome el pelo?!

Taylor se acercó a Lauren y arrancó el cuaderno de sus manos, lo abrió y lo llevó a la última página que estaba usada, donde se leía la fecha del día anterior.

-Ayer, Lauren -dijo colocando el diario en los ojos de su hermana por un segundo. -Ayer -repitió antes de lanzar el cuaderno a la cama.

Lauren había usado un cuaderno semanalmente para apuntar sus progresos y adjuntar una foto suya frente al espejo, en ropa interior, donde se pudiera apreciar mejor todo lo que estaba mejorando. Quizás hubiera sido mejor guardarlo en un diario bajo llave, o en el portátil, bajo contraseña. Pero Lauren pensó que su familia jamás abriría uno de sus cuadernos de matemáticas. Nadie, excepto Taylor, que estaba al acecho de todo lo que ella hacía. Y como bien había notado su hermana pequeña, la última foto, la última actualización del cuaderno de Lauren, había sido el día anterior, donde había anotado su última pérdida de peso y su común foto frente al espejo de su habitación.

El destino de la casualidad (Camren)Where stories live. Discover now