Capítulo 27

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El partido comenzaría en unos escasos minutos. Lauren se sentía con energía y con más ganas de ganar que nunca, quizás fuera por el hecho de que hacía escasas horas, Camila le había confirmado que podría asistir. La actuación de su novia sería por la noche y el partido a una temprana hora por la mañana, por lo tanto, no habría problema. En cuanto terminara, las chicas viajarían hasta el norte de Florida a la Universidad de Camila.

-No sé si estáis al corriente de qué día es hoy. Pero por si no lo sabéis, es el día más importante de vuestra carrera como jugadoras de softball –comenzó a decir un Big Rob concentrado. –La gente ahí fuera confía en vosotras. Para muchos, sois la esperanza para sonreír hoy, podéis hacer felices a mucha gente si ganamos hoy.

Las chicas, acomodadas en los asientos del vestuario, tenían un general movimiento nervioso en sus piernas y escuchaban a su entrenador sin mirarle, plenamente concentradas en su voz y en los acontecimientos que podrían tener lugar.

-Lauren –dijo Rob y Lauren alzó su vista para mirarlo. -¿Quieres decir algunas palabras antes de salir?

La chica se levantó lentamente, apoyándose en sus rodillas y miró todas y cada una de las caras de sus compañeras antes de comenzar a hablar.

-Sólo diré que estoy orgullosa de a dónde hemos llegado. No quiero meteros más presión de la que ya sé que tenéis, se os ve en las caras –bromeó y una risa nerviosa generalizada sonó en el vestuario. –Creo que si lo hacemos tan bien como estas veces pasadas, no vamos a tener problema, porque tenemos algo que nadie va a encontrar nunca en un equipo escolar, y es que somos más que quince chicas que se juntan dos veces en semana para practicar un deporte: somos amigas y eso nos hace ser especiales en el campo. Lo que podemos llegar a decirnos con una mirada o un gesto, es digno de un equipo ganador. Ya tenga la suerte de ganar, o por el contrario, nos quedemos en esta ronda.

Un pequeño aplauso ruborizó a Lauren, que volvió a tomar su asiento al lado de Cara.

-No sé cómo puedes tener tanta fe en nosotras –dijo la rubia, dando una palmadita en la pierna de Lauren.

-Vosotras creasteis esta confianza, no yo –Lauren apretó sus labios y le dirigió una sonrisa a Cara.

-Después de todo lo que pasó... tienes muy buen corazón. A veces creo que eres mejor novia para Kristen que yo –bromeó.

Lauren golpeó el brazo de cara con su puño cerrado, riendo ante aquello. La puerta del vestuario se abrió de repente y la señorita Lovato entró, con claro nerviosismo en su rostro.

-Rob, el árbitro pide que las chicas salgan ya.

Lauren tomó aire y, como siempre, encabezando la fila que les conduciría desde el túnel de vestuario hasta el terreno de juego, se colocó su brazalete de capitán y comenzó a andar. El estadio rugía cuando ambas filas que formaban las jugadoras de Miami y Boston alcanzaron la luz del sol.

Lauren se colocó bien su gorra roja y se sentó en el banquillo, viendo cómo Dinah y Normani, junto al resto del grupo de animadoras, salían al centro del campo a representar la nueva coreografía que habían estado ensayando.

-Está bien, último repaso, chicas –dijo Big Rob acercándose al banquillo y agachándose frente a las jugadoras principales. -Ellas comienzan bateando, es decir, hay que tener mil ojos de no empezar perdiendo por muchos puntos, ¿de acuerdo? El que empieza bateando siempre tiene el punto a su favor de la motivación que puedan conseguir al tener nuestro marcador a cero, eso lo sabéis bien.

La música se paró y, una Normani el la cima de una pirámide humana, guiñó un ojo a Lauren alentadoramente, que terminó de dar un par de buches a su botella de agua y se puso en pie.

El destino de la casualidad (Camren)Where stories live. Discover now