⁸|Por un poco de diversión

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Dos meses habían pasado desde que comenzaron los encuentros, desde que Bright abonaba como buen deudor, a los intereses con su acreedor. Jamás se imaginó en esa situación. Si le hubieran dicho hace tres meses, que haría semejante cosa como tener sexo con un hombre a cambio de un préstamo, nunca lo hubiera creído, se habría reído de quien le hiciera ese chiste y probablemente, ese alguien habría sido Gun, pero Gun ni siquiera sabía lo que hacía Bright los sábados por la noche, era el que menos debía saberlo o Bright se aseguraría una burla eterna y un sermón por idiota, pero a estas alturas, no se veía haciendo otra cosa para saldar esa deuda que había asegurado la recuperación de su madre en el corto plazo.

Habían sido solo ocho encuentros, ocho folladas, pero Bright se había acostumbrado tanto al apodo de lobito, a las órdenes de Win, a la boca de Win.

Condenado sea, pero era como un drogadicto, ansiando el calor húmedo de esa boca, de esa lengua y de esos labios pecaminosamente sexys y follables y que el mismísimo satanás viniera por él ahora mismo, si no le encantaba como Win se follaba a él mismo en su polla. Era alucinante, la facilidad con que Win se tragaba sus veintiocho centímetros de pura carne sólida y gruesa, tanto con su boca como con su culo. Bright reproducía en su mente las veces en que Win lo había amarrado a algún mueble y lo había torturado hasta hacerlo suplicar y que Win se apiadara de él y se dejara caer sobre su polla maltratada y se jodiera con desenfreno en ella, saltando como un conejo y cayendo con fuerza y haciendo ruidos obscenos que no hacían más que encenderle más la sangre y hacerle el cerebro un batido sin sentido y lleno de lujuria y deseo crudo.

El mafioso número uno de Bankok lo tenía a su merced y comiendo de su mano en cuanto a sexo se trataba y se veía así en el futuro próximo, porque Bright apenas podía sustentarse a sí mismo y reunir una cantidad decente de dinero para depositar a la cuenta bancaria de Win Metawin. Porque Bright podría estar ahora más que cómodo con el trato, pero seguía siendo un hombre correcto y fiel a su palabra, La deuda sería pagada, fuera de la forma fuera y mientras tanto, el cargo por intereses crediticios iría amortizándose semana a semana.

-Phi Bright, ¿alguna vez has jugado lotería?

Era viernes, el día en que se reunía con Gun en algún lugar, preferiblemente donde vendieran ramen muy picante y caliente, para que Gun pudiera hundir su cara en un tazón, mientras hablaban de cualquier mierda con Bright y planeaban alguna salida furtiva a algún bar y levantar chicas lindas y sexys, pero Bright no levantaba a ninguna chica hace un mes, no la necesitaba, después de que Win casi lo dejaba seco los sábados por la noche y luego se la pasaba el resto de la semana alucinando con la dulce boca del maleante en su polla y sus propios dedos jalando con fuerza los cabellos coloridos de esa cabeza entre sus piernas.

-Phi... Phi... ¡Phi!

-No grites mocoso.

-No me estás escuchando Phi. ¿En qué piensas?

-En el trabajo -mintió. Ni de coña iba a decirle a Gun que estaba babeando internamente por un hombre, por Win Metawin.

-Como sea -dijo Gun de forma desinteresada, volviendo a su tazón de ramen- te preguntaba que si alguna vez has jugado lotería Phi.

No Gun, nunca he jugado lotería. Seguro como el infierno que no ganaría un centavo en esa mierda, pero si sortearan una paliza, sacaría el premio mayor y doble, es cosa de mala suerte conmigo.

Gun levantó el rostro y sonrió con sus grandes dientes
-Pasado mañana es el sorteo de los ciento cincuenta mil Phi, deberíamos comprar un billete y probar suerte. Podrías pagarle al mafioso del casino y dejar de hacer recados para él. Sea lo que sea que te obligue a hacer. Me da curiosidad, pero no volveré a insistir en que me digas.

INTERESES  ლ [Adap. BrightWin]Where stories live. Discover now