²⁸|No soy el enemigo

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Bright lo vio.

Por primera vez veía al hombre que había vuelto su vida una completa mierda. Y estaba acostado en su cama, con la cabeza sobre su almohada y abrazándose a sí mismo por la cintura, como si en sueños se aferrara a algo.

Bright sabía quién era, algo dentro de él se lo dijo cuando entró en la habitación y miró su rostro. Se veía tan pacífico y relajado, que era difícil verlo como el hombre que borró su memoria y causó dolor a su madre.

Se acercó a la cama y observó más de cerca. Olía a flores de nuevo, pero ya no eran las sábanas sobre la cama, era el hombre que dormía sobre ellas. El mismo olor en el auto de la otra noche. El auto aparcado en la parte de atrás de la casa. Bright lo vio cuando se deslizó en las sombras hasta ahí. Necesitando despejar el dolor de cabeza y la ansiedad que le provocaba pensar en la casa. Pensó que encontraría a otro hombre custodiando la propiedad, no al mismísimo Win Metawin acostado en su cama.

Era... Bright no sabía cómo describir al hombre. No creía que decir que un hombre le parecía hermoso fuera lo adecuado, pero no había otra palabra para describirlo. Tenía el cabello castaño, la piel suave y brillante y los labios más rojos, gruesos y sexys que podía imaginar, la nariz pequeña y las pestañas largas y oscuras creando sombras sobre unos pómulos abultados. No podía decir mucho de su cuerpo debajo del gran suéter que lo cubría, pero tenía las piernas de una bailarina; largas y esbeltas debajo del pantalón ajustado a los muslos y unos pies pequeños entrelazados por los tobillos, ahí donde dormía de costado y de frente a Bright que estaba de pie junto a la cama. Una imagen suave y angelical, contrastante con la verdadera personalidad del hombre. Cruel y malvado.

Una imagen del hombre tan bello frente a él, siendo duro y mandón se creó en la mente de Bright y se asustó del tirón de su polla en lugar del desprecio que esperaba.

Este hombre movía el interior de Bright de todas las maneras equivocadas y eso le molestaba. Esperaba la rabia bullendo dentro de él al verlo por primera vez, pero, aunque estaba ahí, se mezclaba con cosas que Bright no podía nombrar.

Bright notó el arma sobre la mesita de noche, el típico tipo de arma que se podía camuflar bajo la ropa, liviana, pero mortal. Pero lo que llamó la atención de Bright en ella fue el destello dorado sobre la culata. Había seis números grabados en oro y el resplandor bajo la luz de noche hizo que el dolor de cabeza de Bright se hiciera más intenso.

Tomó el arma en sus manos ¿Qué significaban esos números? ¿Por qué le importaba?

Se sentó en un rincón de la habitación, en silencio y observó al hombre durmiendo como si se tratara de su propia cama y no la de Bright, el hombre al que le había arrebatado todo. Minuto tras minuto, con la cabeza palpitándole y la vista de Win ahogándole los sentidos. Hasta que el sueño que contemplaba se volvió inquieto y los ojos cerrados se abrieron. Un intenso avellana le dio la bienvenida a Bright y no se perdió el momento en que las pupilas se dilataron por la sorpresa de no encontrar el arma en su sitio y de ver a Bright camuflado entre las sombras.

Era el momento del enfrentamiento. Debería llamar a Nani y decirle que estaba ahí, que lo tenía donde y como lo querían, pero Nani no sabía que Bright estaba fuera de la casa y había cosas personales que Bright necesitaba tratar con Metawin antes de que Nani decidiera de qué manera iban a eliminarlo.

Bright vio a Win sentarse en el borde de la cama y mirarlo con atención y con sorpresa, pero había algo más detrás de esa mirada también. Si eso era miedo, bien por él que lo tuviera. No iba a salir de esa habitación de la misma manera en que había entrado.

-¿Bright? -su voz era firme y suave y también movía cosas dentro de Bright.

-Bueno verte Win Metawin. Aunque no creo que tú puedas decir lo mismo -Bright puntuó sus palabras apuntando el arma de Win hacia él.

INTERESES  ლ [Adap. BrightWin]Where stories live. Discover now