²⁵|Aroma a flores

575 116 12
                                    





—¿Lo hiciste?

—Está hecho, pero no entiendo por qué mi casa estaba vigilada. No había nada extraño cuando entré y si no me hubieras dicho que esa era mi casa y tuviera una llave, no lo sabría.

—Está esperando por mí y sabe que tú vendrás conmigo. Lo que no sabe es que tú estarás preparado para enfrentarlo.

Bright entendía lo que Nani le decía, tuvo que aprender en dos meses lo que según su jefe había olvidado después del ataque de Win Metawin y sabía que era capaz de defenderse esta vez, pero algo no encajaba en toda la historia. Si el hombre venía por Nani, en qué parte ajustaba él como el medio para atraerlo.

Las últimas semanas, Nani se había empeñado en entrenarlo en muchas cosas y recordarle cada vez que podía, que este hombre, -su enemigo- había sido el culpable de la muerte de su madre y la esclavitud de su mejor amigo. Bright no los recordaba a ninguno de los dos, pero podía sentir dentro de él que eran las personas más importantes de su vida. La mención de su madre le hacía sentir un vacío y el posible destino de su amigo lo ponía ansioso. Eso significaba que realmente había amado a estas personas ¿no? Aun si no las recordaba en su cerebro, su corazón sí. Al igual que en sus entrañas se revolvía una aprehensión ante el nombre de Win Metawin, una que no entendía del todo.

Cuando entró en su casa ese día, después de matar al hombre que se encontraba en la puerta como vigilante, todo se veía normal dentro. No había nada fuera de lugar y la casa se veía limpia y ordenada. Pudo ver por primera vez, fotografías de su madre colgando de una de las paredes de la sala y una de él, su madre y el que suponía era su amigo, en un portarretratos sobre la mesa de centro y reconoció el sentimiento que lo invadía cuando Nani los nombraba durante los entrenamientos y las pláticas, o más bien, monólogos de Nani sobre el hombre que los había hecho huir a otro país para preservar sus vidas y planear una venganza.

Hacía solo una semana que habían vuelto a Phadul y habían estudiado la casa de Bright desde lejos, el casino y sus movimientos y un edificio elegante de por lo menos diez pisos o más, donde se supone que vive Metawin, pero no habían captado ningún movimiento extraño todavía. Solo gente, hombres, empleados de Metawin entrando y saliendo a todas horas. Bright sentía esa aprehensión más fuerte cuando estaba alrededor del edificio residencial de Metawin y no sabía por qué. Ni siquiera había visto al hombre todavía y no sabía si lo recordaría y lo que les había hecho o si reconocería la ira contra él al verlo, así como reconoció el sentimiento de familiaridad cuando vio las fotos de su madre y amigo esa mañana en la casa. No sabía nada y la ignorancia lo mantenía ansioso a todas horas.

En la que era su habitación en la casa de su madre, no había nada que pudiera hacerlo recordar lo más mínimo. Vació cajones y dio vuelta a todo en busca de pistas o desencadenantes de su memoria y no había una mierda entre todos los artículos y enceres, solo un leve olor a flores sobre las sábanas, un olor que parecía un perfume y no algún suavizante, como si alguien se hubiera recostado sobre las almohadas y dejado su aroma impregnado en las telas. El olor lo hacía sentir cálido y un tanto excitado. Alguna mujer que él haya conocido ¿tal vez? No es que lo recordara en absoluto y Nani nunca mencionó si él había tenido una pareja antes de lo sucedido, pero el aroma se quedó impreso en su olfato y en su cerebro de todos modos.

—¿Descubriste dónde está enterrada mi madre?

Nani parpadeó como si no supiera de qué le hablaba, pero se recompuso rápidamente.

—No. Mis hombres no han encontrado una lápida aún y tampoco hay nada en la morgue. Quizás Metawin la haya mandado tirar al río como un costal de basura. —concluyó con fingido pesar.

INTERESES  ლ [Adap. BrightWin]Where stories live. Discover now