²⁴|Engatusado y embarazado

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Dos largos meses desde que Bright había desaparecido sobre sus propias huellas y nadie sabía nada de él. Win ya no sabía qué esperar o qué creer. La maldita droga de Nani había sido investigada y lo había llevado hasta un laboratorio clandestino en algún lugar olvidado por Dios en Irlanda, donde Win sospechaba que podría estar escondido el maldito, pero era terreno desconocido para él y sin conexiones, la búsqueda en un país extranjero era casi una pérdida de tiempo y recursos.

Todo lo que tenía eran suposiciones y una de ellas era sobre lo que la droga había hecho en Bright. Podría ahora mismo estar completamente trastornado, sin saber siquiera quién era él mismo, o ser un vegetal inerte si es que había sido sobre dosificado. La mierda que le habían metido era demasiado potente y ni siquiera se conocía un efecto exacto de la mezcla de componentes. Podría ser una cáscara vacía en algún lugar del mundo, sin recordar ni su nombre, ni el nombre del planeta en el que vive o en un pronóstico más fatalista, podría haber muerto de sobredosis o una parálisis total de la función cerebral. Win se agitaba más, conforme pasaban los días y las semanas y el puto Nani no aparecía diciendo qué era lo que quería de él.

Ya no se reconocía a sí mismo. Ese no era él, el que no se dejaba abatir, el que demostraba que temerle era mejor que incluso respetarlo o meterse con él. Todo por el maldito amor, ese sentimiento que nunca antes había conocido hasta que apareció un simple hombre en su casino y lo cautivó, primero de manera sexual, Win no iba a decir que se había enamorado desde el primer momento, pero la actitud de Bright en la cama y alrededor de Win lo atraparon por completo. Bright no le temía, pero no hacía alarde de eso, porque flotaba alrededor de él como un minino buscando caricias y atención, atención que Win estaba más que dispuesto a darle, sin darse cuenta que poco a poco caía en una trampa sin salida que le había tendido un maldito hombre heterosexual.

Nada de eso ahora malditamente importaba. Win era una masa de slime suave y moldeable por Bright Vachirawit y todo lo que venía con él. Al punto de que Off tenía que encargarse de los negocios directamente, porque Win se dedicaba a buscar a su lobito hasta por debajo de las piedras, era para lo único que tenía cabeza en las últimas semanas, pero confiaba en su mejor amigo y empleado con su imperio porque los dos lo habían creado desde el cimiento y en el camino se les había unido Jeff. Nadie como ellos podría mantener a flote un distrito entero bajo las barbas de la ley.

¿Qué más podía hacer Win ahora? Su negocio era su patrimonio, uno que ahora más que nunca debía mantener, pero que a la vez no se sentía en condiciones de cuidar, porque todo giraba en torno a Bright Maldito Vachirawit, donde quiera que estuviera. Él y su forma de haber envuelto a Win alrededor de su dedo meñique, él y su madre amorosa que ahora vivía en su casa y le hacía de cenar y le decía que confiaba en él para encontrar a su hijo y maldito sea el diablo si Win no hacía arder el mismísimo infierno hasta encontrarlo porque además de que haría a Nani Hirunkit rogar por su vida, haría a Bright Vachirawit pagar de una manera menos dolorosa pero placentera por lo que le había hecho. Era peor estar jodidamente enamorado de un hombre que ser rodeado por diez apuntándole con armas a la cabeza. Podía matar a esos diez hombres sin ganar una sola arruga en su traje hecho a medida, pero no podía matar el sentimiento que tenía clavado como un cuchillo en el puto corazón que pensó, servía nada más que para bombear sangre.

Todo era una mierda. Una maldita mierda que se hacía más grande con los días y hacía sentir a Win fuera de sí mismo o como si tuviera a alguien diferente viviendo dentro de él, invadiendo su cuerpo, haciéndole cosas extrañas a su cordura.
Aunque realmente era eso precisamente.

Con un carajo, que Win no habría imaginado ni en mil vidas juntas que su suerte se vería tentada de esa manera y en contra de todo el cuidado que se había esmerado en tener haya terminado cargando un bebé de un hombre que contrario a él, no le haría daño ni a una cucaracha. Pero ahí estaba él, jodido. Sí, grandiosamente jodido, porque Bright Vachirawit lo había engatusado de una manera que Win aún trataba de descifrar y como un chiste de mal gusto, según las palabras del doctor y los cálculos de Win, había quedado preñado en el primer encuentro.

INTERESES  ლ [Adap. BrightWin]Where stories live. Discover now