¹²|Furioso y dolido

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—Las cajas con el cargamento atravesaron el distrito norte sin problemas. Se trasegaron en un camión de vegetales por la periferia de las áreas comerciales-

—Ve a buscar a Bright esta noche.

—¿Qué?

—Ya me oíste Off. Trae a Bright a mi casa esta noche.

—¡Wow! Sí que te enamoraste duro, hermano. Ya no eres tan…

—¡Cállate! Eres mi amigo, pero también mi empleado. Más respeto a tu jefe... y no, no estoy enamorado. No seas imbécil. Es un buen juguete y nada más.

Win se removió incómodo en su elegante silla de cuero en el despacho del casino. Era apenas miércoles y había visto a Bright el sábado, pero desde ese beso robado y la sonrisa de lobito mimado, el deseo y la necesidad de verlo era mucho más grande que antes.
Win no era así, a él le aburrían sus juguetes cuando pasaban un par de semanas, pero con Bright iban ya dos meses y las cosas se habían vuelto extrañas. Quizás era solo que Bright era bueno haciendo lo que Win le decía y lo follaba bien.

—A mí no me engañas. Serás mi jefe, pero te conozco desde que éramos niños y tú nunca te has puesto así con ninguno de tus juguetes. Nos criamos en un orfanato, donde no aprendimos lo que es el afecto de parte de nadie ni hacia nadie. Solo tú y yo contra esos idiotas, hasta que llegamos aquí, hasta que te convertiste en lo que eres hoy.

Off, tenía razón. En el orfanato fueron tratados como nada menos que mierda y Win aprendió de los golpes y los insultos que no era esa vida la que quería, que tenía un propósito de superación y de cualquiera que fuera la manera, él no se doblegaría a emociones que nunca había conocido y dominaría su entorno a su favor, para no ser humillado ni menospreciado. Él y Off se tenían solo a ellos, después de haber llegado al bajo mundo desde muy chicos y escalado poco a poco en aquel ambiente. Win ahora era el jefe del grupo que se expandía por todo Bangkok y jugaba con los hombres que llegaban a él en busca de algo. Eso era lo que hacía con Bright, él era solo su nueva mascota, una de muchas que había tenido o que llegaría a tener, era solo que, hasta ahora, su lobito se había portado bastante bien y estaba encaprichado. Nada más.

No era la sensación de calidez, no era el embrollo de mariposas por las relucientes sonrisas, o las miradas pequeñas o los besos suaves, mucho menos los abrazos perezosos después de follar. Nada de eso, nada de la tierna ingenuidad del lindo lobito.

—Es bueno en el juego, eso es todo. Y ya, encárgate de los fármacos que están pidiendo en el sur. Dile al idiota de la farmacia que vino a pedir prestado el mes pasado, que vas a camuflar las drogas con sus pedidos de medicamentos y si se niega, lo matas.

—Bien, pero solo voy a decirte, que si te gusta el hombre, como... realmente gustar, está bien. A fin de cuenta, no somos de piedra, en algún momento iba a llegar alguien. Él o cualquier otro.

—¿Tratas de decirme, que incluso tú te enamorarías?

—Sí, ya te dije que no somos de piedra y a pesar de que en este mundo de tratos sucios, no estamos precisamente hechos para eso, es inevitable. Somos humanos, Win y tú acabas de demostrar ser uno, porque no negaste que te gusta el tipo. Debe tener la polla muy grande para que te tenga tan idiota.

—¡Vete a la mierda!... o mejor no. Dale mis instrucciones a Jeff y que él vaya con el farmacéutico. Tú vienes conmigo a un lugar, pero cierras el pico o te tiro de carnada para los matones de Nani.

Off bufó divertido, pero no dijo nada. Salieron en el Audi en silencio, con las camionetas siguiéndolos a la distancia. Win mantuvo el pensamiento de que quizás y si le gustaba Bright. Quizás, solo un poco más de lo que quería admitir, pero él nunca había sido de sentimientos, nunca había querido a una persona, además de su mejor amigo junto a él ¿Debía decírselo a Bright? ¿Qué respuesta debía esperar si lo hiciera? Bright se proclamaba heterosexual, pero Win había cambiado eso, él sabía que Bright disfrutaba las folladas tanto como él y que habían creado una dinámica bastante buena con el juego de dominante y sumiso. Bright era perfecto en eso, era dócil por naturaleza y Win se complacía en eso. Tal vez, podría intentar saber qué sentía Bright al respecto y ver qué pasa desde ahí. Podría llamar a Bright suyo, sin la excusa del dinero y el trato de conveniencia, incluso le perdonaría la deuda. Win no necesitaba ese dinero de vuelta. Podría, lo haría.

INTERESES  ლ [Adap. BrightWin]Where stories live. Discover now