Capítulo 2. Aquella mansión

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Algunas horas después, Megan despertó y se paró de golpe, provocando un gran mareo que sacudió sus ideas. Se quedó quieta unos segundos, tratando de aclarar su mente y volver a poner sus pensamientos en su lugar.
April fue la segunda en despertar, se sentó en el lugar y tentó el piso, frío, de madera que tenía un poco de astillas y polvo, miró alrededor y clavó sus ojos en Megan que estaba quieta sin mover ni un sólo músculo.

—¿Qué haces?

—Me paré muy rápido y me mareé.

—Comprendo —se rascó la cabeza y se puso de pie— ¿Dónde estamos?

—Ni puta idea, parece una casa que está al borde del colapso —tomó una liga de su bolsillo y se hizo una coleta, algunos mechones de su ondulado cabello quedaron sueltos y su fleco cubría toda su frente.

—Sí, los pisos y paredes están inestables —pisó con fuerza un tablón de madera y se sacudió un poco.

Devon se despertó de golpe, bastante agitado.

—¡Está temblando! ¡Corran por sus vidas!

—No idiota, simplemente golpeé el piso y se sacudió.

—Entonces este lugar está igual de inestable que mi salud mental —se puso de pie y miró alrededor.

—Deberíamos de andar con cuidado... —terminó de acomodarse el pelo y al levantar la mirada vio una araña pequeña justo frente a ella, dio un gran brinco para atrás, junto a un grito sumamente fuerte— ¡¡Una araña!!

—No jodas, Megan —Devon se acercó a la araña y la aplastó con dos dedos—. Asunto arreglado.

—Gracias, pude morir.

—Sólo era una pequeña arañita inofensiva, no era ninguna cosa mutante o gigante.

—Pero me pudo causar una muerte segura —se cruzó de brazos y volteó la cabeza.

—Bueno, regresando a lo que decías, debemos de andar con cuidado.

—Exacto, April, tú eres la única que me escucha.

—No seas dramática, yo también te escucho —Devon tomó el brazo de Megan y acercó su rostro al de ella.

—Mentiroso —le sopló y él se alejó.

El trío de amigos comenzó a caminar y encontraron una puerta con un candado, parece que era la puerta que llevaba hacía aquel gran terreno baldío lleno de hierba seca y viento aullante. No lograban ver mucho, pero encontraron un pequeño agujero que dejaba ver el exterior, se dieron cuenta de que estaba aislada, no había nadie que pudiera ayudarlos, ni siquiera pasaban carros.

April logró ver un cartel al fondo de la calle, pero no lograba leer lo que decía, así que Devon se acercó para ver aquel objeto.

—No es un cartel, April, porque de ser así estaría anunciando algún producto —Devon trató de ver en la oscuridad, ya que sólo un pequeño faro de luz alumbraba aquella señal—. Es el nombre de la carretera.

—¿Cómo se llama? —subió sus lentes.

—Mmh, no lo distingo bien —trató de enfocar más su vista.

Notó que aquella señal era de un color verde y las letras blancas estaban un poco despintadas. El cartel tenía escrito el nombre: "Bienvenidos a la calle del marqués..."

—Dice que es la calle del marqués, pero la última parte está borrosa.

Megan bajó los brazos y miró a Devon.

—¿La calle del marqués?

—Así es, ¿La conoces?

—Recuerdo haber venido con mi madre y mi padrastro, pero no recuerdo bien el nombre completo de la calle —mordió su labio inferior y volvió a hablar—. Recuerdo que mi padrastro me dijo que esta carretera no se usaba nunca y que era muy peligroso andar por aquí solo.

La mansión sin retornoWhere stories live. Discover now