Capítulo 30. Más descubrimientos

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Megan se acercó a Devon y le volvió a sonreír a Christine, quién volvió a cortar dos trozos de su vestido.

—Si sigues pidiéndome tela, me quedaré sin ropa.

—Perdón, pero el psicópata no nos dio vendajes.

—Tienes razón —le entregó los trozos de tela.

Ella los tomó y amarró uno en la muñeca de Devon, con fuerza, quién soltó un quejido.

—Duele, podrías ser más amable.

—Sí, pero no quiero —le sonrió y volvió a apretar la tela.

—Agh... Bien, comprendo.

Megan sacó la navaja, aventándola lejos, y tomó la botella de alcohol, vaciándola por completo. Luego amarró el otro trozo de tela con más cuidado, para detener el sangrado.
Devon simplemente la miraba con una sonrisa, le parecía un poco tierno que lo hiciera con lentitud por el hecho de que sólo estaba ocupando una mano.

—Listo.

—Gracias.

Megan le sacudió el cabello con una sonrisa.

—Eres fuerte al no desmayarte.

—Ya lo sabía, soy maravilloso.

—Lo que digas, tarado.

—Veo que son un equipo muy unido.

—Así es, pero más que nada es por Megan —sonrió la rubia.

—¿Cómo? No digas eso.

—Es la verdad, tú eres la que nos mantiene unidos.

—Ella tiene razón —subió sus lentes.

—Pues eres una gran líder —Nancy le sonrió.

—Gracias.

—Nuestra líder era una idiota que nos dividió a todos.

—Por eso no confiabas en nosotros.

—Sí, eso creo.

—Pero ahora estás con nosotros y lograremos salir.

—¡Sí! ¡Vamos a regresar con mamá!

—Sí, Cindy, vamos a regresar a casa.

Megan se dirigió hacia la puerta del final, pero se detuvo antes de llegar.

—Oigan, ¿ustedes encontraron letras en sus habitaciones?

—Sí, formaron una palabra.

—¿Qué palabra?

—“Tiempo”.

—¿Tiempo? —la rubia miró a Megan.

—Entonces tenemos “arriba” y “tiempo”.

—¿Arriba del tiempo?

—Pero también estaba la palabra de Robin —subió sus lentes—. “Ustedes”

—¿Ustedes arriba del tiempo?

—¿E-Es una bu-burla a qué nuestras v-vidas dependen del tiempo?

—Puede ser, lo averiguaremos después.

—Ahora vamos a salir de aquí, ¿sí? —dijo Wendy.

—Sí, ya vámonos, yo ya quiero salir de esta mansión y ésta es la penúltima habitación —sonrió Devon.

—Cierto, ya sólo nos falta una habitación y podremos salir de esta mierda.

—¡Sí! Podremos volver a divertirnos juntos los tres —sonrió April—. Aunque ya no sólo seremos tres, ahora somos más.

La mansión sin retornoWhere stories live. Discover now