Capítulo 14. Poco tiempo

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—¿Qué es, Megan? —Elaine se acercó.

Los otros dos también se acercaron y se agacharon para ver por dentro de la caja que estaba en el piso.

—¿Es una especie de tarjeta o invitación? —Megan sacó aquel sobre enrollado en un listón dorado— ¿Por qué el color del listón es diferente?

—No lo sé, habrá que leerla.

Megan volteó el sobre para ver lo que decía atrás, moviendo un poco el listón para ver correctamente el texto, el cual estaba escrito con tinta roja.

—«La penúltima habitación, la guerra entre conocidos, vuelvanse unidos o sus vidas darán un giro».

—¿Un giro? —Christine miró a la castaña— ¿A qué se refiere con giro?

—No tengo idea... Pero habla sobre una guerra —Megan los miró— ¿Será que al final quiere que nos enfrentemos entre nosotros?

—¡¡Megan!! —Devon se puso de pie, casi al instante que abrió los ojos.

—¿Yo? —volteó y vio a Devon alterado—. Despertaste, tardaste bastante rato.

Corrió hacia ella y la apretó con cariño entre sus brazos. Se separó después de unos minutos, suspiró con bastante alivio, se acomodó el pelo y le sonrió.

—Al menos estás bien.

—¿Estoy bien? ¿Apoco sí? —Megan miró sus manos.

—Te veo bien, supongo que lo que tuve fue un sueño.

—Exactamente, estamos en el experimento del anfitrión.

—Ya veo... ¿Aún no despiertan los demás?

—No, y eso me preocupa porque el tiempo va disminuyendo cada vez —dijo viendo el reloj que estaba encima de ellos.

Devon miró la tarjeta que Megan tenía en la mano y miró a los demás chicos del grupo.

—¿Y eso?

—Aún no sabemos que es, lo abriremos cuando todos despierten y estemos fuera de aquí —metió la tarjeta en su mochila y volvió a colgarla en su espalda con cuidado—. Bueno, sigamos buscando la salida, no tenemos mucho tiempo para charlar.

Christine sacó una pequeña llave con un trozo de papel, de la misma compuerta del piso y la leyó.

—«El tiempo es oro, no lo arruinen» ¿A qué se refiere?

—Supongo que esa llave a de abrir algún lugar por un tiempo limitado, ¿No? —miró Elaine aquella llave, la cual no tenía forma de ningún número.

—Supongo, pero, ¿qué cosa?

Elaine miró fijamente la pared y entrecerró los ojos, caminó hacia esa pared y la tentó.

—Megan, esto parece una puerta —dijo con su mano en la pared.

—¿Una puerta? —se acercó con ella—. Es cierto... —volvió a voltear su mochila y metió las letras y las llaves que encontró, las unió con la cinta que había encontrado en la habitación pasada, para que no se separaran o se confundieran de cual era la llave para cada letra.

—Tal vez la llave que encontramos la abra.

—Sí, pero tenemos que esperar a que todos se despierten para abrir la puerta, porque si nuestra suposición es correcta, la puerta sólo se abrirá por un tiempo determinado y después podemos quedar atrapados sin salida.

—Bien, ¿y cómo los despertamos? El tiempo casi termina.

Christine levantó la vista y notó que el reloj marcada ya sólo 20 minutos.

—No creo que despierten todos en 20 minutos...

—Vamos a hacer algo, que el pelinegro se quede a lado de la puerta para que no la perdamos de vista —dijo Elaine.

Edward asintió con la cabeza. Megan se puso a pensar y la canción de sus audífonos cambió, reaccionó y se quitó sus audífonos. Ella se acercó a April y le puso los audífonos, subió todo el volumen y espero a que despertara.

—¿Estás segura que funcionará? —preguntó Christine.

—Espero que sí, es mi única idea.

—Funcionará, hay que confiar en Megan.

Esperaron por al menos 5 minutos y April no despertaba.

—¡Vamos, puta madre! —volteó a ver a los demás— Golpéenlos, pero hay que hacer que despierten, sólo tenemos 15 minutos.

Todos se acercaron a las otras dos chicas tiradas en el piso.
Christine comenzó a sacudir a Wendy, tratando de que despertara, Elaine estaba pensando en que hacer con Robin.

—Solo abofetéala y ya.

—Bien —Elaine levantó la mano, tomando impulso, y luego le dio un gran golpe a Robin. El golpe sonó agudo, pero al mismo tiempo doloroso.

—No tan fuerte, hasta a mí me dolió —puso su mano en su mejilla.

—Pero no despertó —la miró y volvió a golpearla con fuerza.

Robin se despertó y tentó su mejilla, la cual tenía un rojo algo intenso y algo de ardor.

—¿Por qué me arde la mejilla?

—Porque te golp...

Devon le puso la mano en la boca a Elaine y sonrió.

—No sabemos —se acercó a Elaine y le susurró—. Cállate, no le digas.

—Odio mentir —lo miró con seriedad.

—No estás mintiendo... Simplemente no lo estás diciendo.

—Oh, entonces está bien —se puso de pie y se acercó a Christine, la cual seguía sacudiendo a Wendy.

—No despierta, no logro que despierte —dijo sacudiéndola.

Elaine se agachó y la abofeteo con fuerza, Wendy se despertó y miró a todos lados.

—¿Dónde estoy? Estoy segura de que estaba en mi casa.

—Era un sueño, de eso trataba el experimento del anfitrión.

Quedan tan sólo 5 minutos.

April al fin despertó y Megan le quitó los audífonos, bajó el volumen y se colocó uno.

—¿Dónde estamos? —dijo April confundida.

—Es el experimento del sueño.

—Ya veo...

—Abran la puerta.

Christine tomó la llave y se acercó a la puerta, donde Edward estaba recargado para no perder su punto.
Colocó la llave en la cerradura y abrió la puerta, era algo angosta y se abría hacia arriba, dejaba ver un gran túnel oscuro.

—Es... ¿Un tobogán?

—No pienso entrar —se cruzó de brazos y retrocedió.

—¿Por qué, Wendy? —subió sus lentes.

—Tengo claustrofobia, no voy a entrar ahí.

—Es la única salida —la miró la pelirroja.

—Ni siquiera sabemos si es seguro, ya dije que no voy a entrar.

2 minutos antes de la visita de la muerte.

—Wendy, sólo lánzate con los ojos cerrados.

—¡No puedo, Megan! Me es imposible...

Megan la miró, volvió la vista al tobogán y se cruzó de brazos tratando de pensar y se le ocurrió una idea.

—Me lanzaré contigo, Wendy —extendió su mano hacia la chica asustada.

La mansión sin retornoOnde histórias criam vida. Descubra agora