Capítulo 40. La mansión sin retorno

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Pasó una semana y todo el equipo se reunió para ir al cine, habían formado una linda amistad después de todo lo que tuvieron que pasar.

-¡Al rato regreso, mamá!

-Espera, Megan... Ten cuidado, ¿sí?

-Bien, mamá, pero no te preocupes ya, él está muerto.

-Sí... Pero igual, por si acaso.

-Bien, te quiero.

Megan salió de la casa, se colocó sus audífonos y comenzó a caminar hacia la plaza donde se encontraba el cine.

April se encontró a Megan caminando y se acercó lentamente a ella, cuando ya estaba detrás le puso una mano en el hombro, provocando que Megan le diera un codazo en el abdomen.

-¡¿Quién eres?! -se quitó uno de los audífonos y volteó rápidamente.

-Megan... Veo que si... Quedan traumas.

-¡Ay, April! Perdóname, en serio -tomó su mano.

-No te preocupes, fue mi culpa -sonrió.

Ambas se echaron a reír y siguieron caminando hacia la plaza, ahora ambas iban escuchando música y platicando de varias cosas.

Llegaron a la plaza y se encontraron con Edward y Christine, ambos se estaban besando.

-Míralos, míralos, era obvio que iban a terminar siendo pareja -sonrió April.

-Sí -Megan se rio y se acercó a los dos chicos- ¿Interrumpimos algo?

Ambos se separaron rápidamente y sonrieron nerviosos.

-N-Nada.

-Ajá, no interrumpen nada.

-Ah... Nada más no se vayan a estar besuqueando en la película, por favor.

-¡Megan! -se quejó Christine-. No somos así.

-Mas les vale, porque yo vine a ver la película, no a mis amigos besarse.

-S-Sí, no haremos n-nada así.

-Excelente.

-¡Chicos! -la peliblanca agitó la mano en el aire.

-Hola -sonrió la pelirroja, quién iba a lado de Robin, junto a Carlos y Heinrey.

-Veo que ya llegaron más.

Megan no pudo evitar soltar una sonrisa cuando vio a Elaine.

-Oye... Nada más no se vayan a estar besuqueando toda la película -le susurró Christine a Megan.

-Oye, esa es mi frase -se cruzó de brazos.

-Hola, chicos, ¿no somos los últimos? -preguntó Carlos.

-No, aún falta Wendy y Nancy.

-Ya veo, hay que esperarlas... Cinco minutos -Robin sonrió.

-Hola, April -Heinrey le dirigió una tierna sonrisa.

-Ah, hola, Heinrey -le sonrió.

-Este... Ya no sé que más decirte.

April se rio y Heinrey también se rio un poco.

-No importa, pero veo que sabes más hablar por chat.

-Sí, socializar en persona no es mi fuerte.

-Bueno, tú tranquilo, Megan puede ayudarte -la señaló con una sonrisa.

-Robin, ¿traes un poco del dinero del anfitrión? -se le acercó mientras frotaba sus manos.

-Sí, pero es para mí.

La mansión sin retornoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz