Capítulo 5. El juego comenzó

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Al acercarse los primeros dos equipos, vieron que había 2 puertas de colores distintos —azul y amarillo— el primer equipo entró por la puerta amarilla y el segundo por la azul.
Al momento en el que el primer equipo cerró la puerta se escucharon gritos desgarradores y gemidos de dolor que pasmaron a todos afuera, se escucharon crujidos y disparos desde dentro; un líquido carmesí se arrastró por el piso debajo de la puerta amarilla.

De repente se encendió una bocina, con la voz de aquel hombre misterioso.

—¡Oh, no! El primer equipo perdió  —soltó una pequeña risa— Elijan bien el lugar que pisan.

April tenía los ojos abiertos con horror y comenzó a subirse los lentes. Megan tenía los brazos cruzados y estaba enterrando las uñas en ellos.

—Va-Vamos a morir —susurró cinco veces seguidas, aquel chico tímido.

—Solamente tenemos que elegir bien la puerta —susurró, tratando de aflojar el agarre de sus uñas en sus brazos.

Christine tenía la cara pálida, parecía que en cualquier momento se iba a desmayar, simplemente estaba tomando fuerzas para no caer en picada.

—Eso dice que sólo seis equipos pasarán a las habitaciones —dijo Wendy.

—Entonces me equivoqué en los cálculos —tragó saliva, mirando con horror.

—Pero eso no quita el hecho de que esté completamente loco.

Pasaron los siguientes dos equipos y con la misma dinámica vieron 2 puertas —roja y naranja—, el primer equipo eligió la roja y el segundo equipo la naranja.

Al momento que los del primer equipo abrieron la puerta roja y la cerraron, comenzaron a sentir un ligero olor a azufre, poco a poco ese olor se fue intensificando. Algunos de la habitación trataron de salir, cuando giraron la perilla de la puerta se encendió una llama, provocando una explosión, calcinado rápidamente sus cuerpos, sin soltar ni un sonido.

Lástima, pero fue una muerte muy ardiente —se rio.

Aparecieron otras dos puertas, así pasaron todos, y al final sólo quedaban dos equipos.

—Vamos nosotros... —se subió los lentes 3 veces seguidas.

—Sólo hay que observar, debe haber una ligera diferencia en las puertas —respiró hondo y soltó el aire.

Todos miraron a Megan y asintieron, el equipo entero se acercó a la puerta. En el otro equipo se encontraba la chica peliblanca.

—Suerte —le sonrió la peliblanca.

—Igual —Megan regresó la mirada a las puertas.

Una puerta era rosada y la otra era violeta, ambas tenían el mismo símbolo dibujado —aunque era sumamente pequeño—, una hoja de otoño.
Megan tragó saliva y tomó la manija de la puerta color violeta, su equipo la miró y pusieron sus manos encima de la manija.
Todo el equipo abrió la puerta y entraron a la habitación, cerrando la puerta, el otro equipo hizo lo mismo.

—No escucho gritos del otro lado y no siento algo en esta habitación —dijo Megan viendo toda la habitación.

—¡Qué suerte de ambos equipos! Les tocaron las puertas de la salvación —aplaudió con euforia, acompañado de chiflidos—. Ahora deberían de apurarse, los otros equipos llevan ventaja.

—¿Es en serio? Nos salvamos —April se puso de rodillas en el piso, con una sonrisa.

—Para mí hubiese sido mejor morir antes de iniciar esta mamada —susurró Devon.

La mansión sin retornoWhere stories live. Discover now