Capítulo 12. El experimento

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Megan se puso de pie y miró a todos lados, regresó la vista hacia aquella mujer que la estaba viendo mientras sostenía un sartén.

—¿Dónde estoy?

—¿Cómo que dónde estás? ¿Acaso te drogaste ayer con April y Devon?

—No, ¿Ayer? —la miró con confusión.

—Sí, ayer en la fiesta familiar.

—Todo fue un sueño... —susurró, soltó un suspiro y sonrió.

—Estás rara, Megan.

—Perdón, mamá, tuve un sueño extraño.

—No importa, baja a desayunar.

—Bien, ahora bajo.

Megan se levantó de su cama y traía la misma ropa que llevaba en la fiesta familiar, una camisa blanca y un pantalón negro, al igual que la sudadera roja. Salió de la habitación y bajó por las escaleras, sonriendo.

—¿Por qué estás tan sonriente? —preguntó un hombre, sentado en una silla del comedor.

—No es nada, Héctor, desperté de buen humor.

—Me alegra —sonrió.

—Meg, ¿Después de desayunar quieres jugar videojuegos?

—Claro, hermano.

El chico sonrió y se sentó en la silla frente a ella, a Megan se le hizo raro, porque su hermano siempre se sentaba a su lado, pero no le dio importancia y pensó que era algo de chicos de secundaria.
Su madre se acercó y puso la comida en la mesa.

—Se ve muy rico, gracias, ma.

La familia terminó de desayunar y Megan se fue a la sala con su hermano.

—¿Qué quieres jugar?

—Quiero jugar Mario.

—¿Mario? ¿No te gustaba más Call of Duty?

_Sí, pero ya no —tomó un control rojo de la mesa de cristal que está al centro de la sala.

—¿El rojo? Luis siempre toma el control azul... Ya son demasiadas coincidencias de cosas que cambian o son diferentes a lo que hacían, ¿qué sucede con mi familia? —pensó mientras jugaba con su hermano—. Además mi madre siempre me despierta lanzándome una almohada y hoy me gritó para que despertara... Algo no huele bien aquí.

Megan terminó de jugar y le dijo a su madre que iba a salir con April e iban a estar paseando afuera. Ella llegó al parque y se sentó en una banca.

—Todo se ve extraordinariamente igual, pero la gente no se ve igual a la que recuerdo... Bueno, físicamente sí, pero cambian varias cosas de las que hacen.

—Ahí estás, no te encontré en nuestro punto de encuentro —sonrió April, detrás de ella.

Megan sintió un sudor frío recorrer su cuerpo, su cara se puso pálida y se paró de golpe.

—¿Eh? Pero no te avisé nada... —miró a la chica detrás de ella.

—¿Qué dices? —se rio— Claro que sí, me avisaste hace rato, tonta —le mostró el celular con un mensaje.

—April nunca me había llamado tonta, es incapaz de insultarme porque ella me lo ha dicho.

—¿Por qué hablas así? Literalmente estás hablando conmigo, soy April —sacudió sus manos.

—Tú no eres April y esto no puede ser real... Ya van demasiadas cosas extrañas que me pasan y esto ya es demasiado tétrico.

La chica se quedó callada unos segundos y volvió a sonreír.

—¿Estás drogada acaso, Megan?

—No, solamente que es demasiado extraña la forma en la que se comportan todos —retrocedió unos pasos y luego se detuvo en seco, se le había ocurrido lo que podría estar sucediendo, aunque no tuviera mucha lógica, ella sentía que tenía razón— ¡Es un sueño! —se dio un puñetazo en la cara y no sintió nada de dolor, lo cual confirmó su alocada teoría— ¡Exactamente! Ésto es un sueño.

De pronto Megan abrió los ojos y logró enfocar su vista en una pared pintada de color blanco, se puso de pie rápidamente y miró a su alrededor.
Todos los integrantes de su equipo estaban desplomados en el piso, pero de ellos no salía sangre y aún respiraban, eso la tranquilizó un poco más.

—Esto debe de ser la parte del experimento del sueño que leí... Entonces no van a despertar hasta que se den cuenta que es un sueño, pero eso podría llevarles mucho tiempo...

Comenzó a ver la habitación y notó que había algunos patrones en la pared, se acercó y tocó con su mano las figuras. Aquellos tallados parecían hechos a base de excesiva dedicación y conocimiento, ya que parecía un idioma antiguo, ¿jeroglíficos?

—Qué curioso... Parecen jeroglíficos o algo similar, porque se ven antiguos —volteó a las otras paredes y tenía los mismos símbolos—. Pero no pueden significar nada, porque son los mismos, debe de ser un patrón para algo.

Megan sacó el reproductor de música y se puso los audífonos, comenzó a ver entre la lista de canciones y descubrió que todas eran canciones antiguas, pero se topó con una que le gustaba mucho: "Livin' On a Prayer - Bon Jovi".

—Uff, que buena canción —presionó el botón y la canción empezó a sonar a través de los audífonos.

Comenzó a tratar de descifrar los símbolos mientras escuchaba la canción. En algunos intervalos tarareaba un poco la canción y otras veces golpeaba con sus dedos la pared, al ritmo de la música.

Megan, gracias a su pasión por la música, no podía escuchar una canción sin tararear, cantar o mover el cuerpo, ella era una chica que estaba obsesionada con la música. Desde que era joven tenía esa característica, la cual a sus padres les gustaba al inicio, pero luego comenzó a molestarles que ella no se quitara los audífonos o que no pudiera hacer nada sin la música. Buscaron diversos medios para tratar de sacarle la música, pero nunca encontraron uno efectivo, por lo cual de rindieron y le dejaron la música.

Logró presionar un botón que tenía forma de una letra antigua, salió volando una letra de plástico y otro pergamino, el listón de este era rojo.

—¡Ja! Entonces los colores del listón sí son conforme a los colores de sus máscaras —habló un poco alto, debido a que no escuchaba nada por los audífonos. Tomó la letra, ahora era una "R".

Abrió el pergamino: «Los sueños son bonitos, sin embargo, cuando no te das cuenta de que es un sueño, puedes morir y ahora sería una linda pesadilla»
Levantó la cabeza y logró ver un reloj, el cual tenía 1 hora y media marcadas en él, mientras iba retrocediendo.

—Mierda... Si no despiertan en ese tiempo morirán.

Recorrió toda la habitación tratando de averiguar algún pista, aunque también estaba tarareando la canción que traía en los audífonos.
Logró encontrar un pequeño gancho en la pared, lo jaló con fuerza y de ahí a lo salieron unos audífonos grandes, junto con un texto escrito en un papel: «Tal vez si haces ruido despierten de su sueño»

Corrió hacia su equipo y se agachó, mirando a todos.

—¿A quién le puedo poner los audífonos? Debe de ser alguien que me ayude a descifrar más cosas, porque estoy segura de que sólo se pueden usar una vez.

De repente sintió un puñetazo en el rostro, haciendo que cayera hacia atrás.

—¡¿Qué mierda?! —dijo apretando su mandíbula con dolor.

La mansión sin retornoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon