Capítulo 9. El equipo perdedor

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Hace menos de una hora, en la habitación de a lado, estaba el otro equipo tratando de salir de la habitación que era de acertijos, aunque tenía trampas regadas por todo el piso y se tenía que andar con cuidado para no activar una.

—¡No veo resultados, chicos! —gritó un chico pelinegro, con desesperación— ¡Sólo tenemos 20 minutos para salir de aquí, imbéciles!

—¡Qué seas el jefe no te da derecho a no hacer nada y sólo mandar! —gritó la misma peliblanca que le sonrió a Megan antes— ¡Deberías ayudar, en lugar de hacerte pendejo!

—¡Soy el jefe, yo mando! —se señaló a sí mismo con arrogancia.

—Robin tiene razón, Mark, no has ayudado en nada desde que sacaste esa estúpida botella —respondió una pelinegra.

—Los jefes no trabajan, sólo mandan.

—Tienes una idea muy equivocada, pero, ¿sabes que? Haz lo que quieras, sin embargo no esperes que te salvemos cuando te pase algo.

—¡Soy su jefe, tienen que salvarme pase lo que pase!

Todos lo dejaron hablando solo, prometiendo entre ellos que no lo iban a ayudar hasta que dejara de ser tan arrogante.
Siguieron buscando pistas y encontraron una llave en forma de trébol de 4 hojas, aunque se veía abollada en la cuarta, era de un color dorado oxidado y pesaba un poco.

—¿Un trébol? —Robin arqueó una ceja.

—No importa la forma, sólo es una llave que me sacará de aquí —Mark le arrebató la llave.

—¿Qué te sacará de aquí? ¿Sólo a ti?

—Bien, a todos, pero yo soy más importante —caminó hacia la puerta y su pierna piso una trampa de oso, cayó hacia atrás con fuerza y se clavó más los picos metálicos. Su pierna de dobló, provocando una ruptura de dos huesos y sacando un grito desgarrador de su garganta— ¡¡Aaaaaah!!

—Por arrogante —rio la pelinegra.

—¡¡Ayúdenme a liberarme!!

Todos cruzaron sus brazos y Robin le quitó la llave, alejándose de él.

—¡¿No piensan ayudarme?! ¡Soy su jefe!

Todos se vieron entre sí y se rieron, regresando de nuevo la mirada a Mark.

—Sálvate solo, eso hacen los jefes —caminó hacia la puerta y colocó la llave.

Él seguía gritando que lo ayudarán, golpeó fuertemente con su puño un tablón de madera, accionando un botón, el cual era una trampa.
La habitación se sacudió y comenzó a achicarse lentamente.

—¡Qué lastima! Corran o su fracaso los aplastará.

—¡¿Qué mierda hiciste ahora, estúpido?! —le gritó una chica castaña.

—¡No puedes gritarle al jefe, es su culpa por no ayudarme a salir!

—¡Y no lo haremos, muere con tu arrogancia!

Todos corrieron hacia la puerta, trataron de girar la llave, pero lo hicieron con demasiada fuerza y se rompió en la cerradura, quedándose atrapada dentro.

—¡Moriremos aplastados! ¡Moriremos aplastados!

—¡Cálmate, Bethany! Robin encontrará una solución.

—¡¿Yo?! —se señaló a sí misma con preocupación y comenzó a revisar toda la habitación, que se iba haciendo cada vez más angosta.

Mark logró ver un hacha y se estiró para agarrarla, la tomó entre sus manos y miró su pierna.
Levantó con impulso el hacha y golpeó su pierna con gran fuerza, emitiendo un grito desgarrador y excesivamente fuerte. Todos voltearon a verlo y una de las del equipo se desmayó al ver tanta sangre y una parte de la pierna de Mark cortada.
Él siguió levantando y golpeando con fuerza, cortando su pierna. Salpicaba sangre por todos lados y le caía a todos los integrantes del equipo, soltando lágrimas y gritos.

—¡¡Maldita sea!! ¡No pienso morir así! —seguía cortando su pierna con fuerza.

Logró liberarse y se puso de pie con bastante trabajo, sosteniéndose de un mueble y cojeando. De su pierna salían litros y litros de sangre, mientras que se lograba ver aquel hueso destrozado que sobresalía de la mitad de su pierna.
Robin tomó el hacha ensangrentada y comenzó a golpear la puerta, tratando de destrozarla para salir.

Escuchó gritos y volteó rápidamente, el pantalón de Bethany quedó atrapado con la pared que se venía recorriendo poco a poco. Ella trataba de liberarse jalando el pantalón, que lentamente se iba tragando aquella pared.

—¡Ayúdenme, por favor!

La chica pelinegra se acercó y estaba jalando su pantalón para tratar de liberarla.
Del otro lado de la habitación había una pared que tenía un estante de fierro, que poco a poco se fue apretando con la pared que se achicaba. Este estante salió volando y le cortó la cabeza —de una manera sumamente limpia y rápida, como un cuchillo cortando mantequilla—, sólamente vieron como rodó por el piso, Bethany gritó con horror al ver caer el cuerpo sin cabeza que escupía sangre, mientras que la cabeza rodaba por el piso, manchándolo de sangre. Robin se volteó rápidamente y siguió dando hachazos a la puerta.
La pared se fue recorriendo más, hasta atrapar el pie de Bethany, la cual soltó un gritó al sentir que su pie se destrozaba bajo la pared, cayó al piso tratando de liberarse de la pared.
Mark cojeó hasta la puerta con Robin y comenzó a gritarle.

—¡¿Qué haces?! ¡¿Por qué tardas tanto?! ¡Tengo que salir con vida!

—¡Cállate, estoy tratando de romperla! ¡Deberías de ayudar a Bethany!

—¡¿Yo?! —se rió con fuerza— ¡Soy el jefe, un líder, no tengo que salvar a nadie, que muera sola!

—¡Eres un completo estúpido!

Un trozo del vidrio, de un cuadro, salió volando y se clavó con fuerza en el pecho de Derek, provocando su muerte.
Robin miró a todos lados y notó que ya nadie estaba vivo, más que Bethany la cual seguía luchando para sacar su pierna, que ahora estaba atrapada hasta el muslo y se estaba tragando su otra pierna.
Robin logró hacer un espacio suficientemente grande para salir, se dirigió con Bethany y trató de sacarla.
Una lámpara que estaba arriba de ella se estaba aflojando un poco, uno de los tornillos cayó y Robin levantó la vista. Aquella lámpara cayó con fuerza, Robin apenas alcanzó a quitarse, cayendo hacia atrás, la lámpara cayó en la cabeza de Bethany, matándola, un trozo de vidrio salió volando y se clavó en el muslo de su pierna derecha. Robin volteó hacia todos lados, viendo los pedazos de cuerpo de lo que habían sido sus compañeros, tomó el hacha manchada de sangre y salió corriendo, cojeando bastante.
Salió y la habitación terminó por comprimirse completamente.

Ella cayó al piso llorando y golpeando con fuerza.
Levantó su rostro y comenzó a golpear con el hacha la pared que tenía al frente, quería salir de esa casa por cualquier modo, pensaba que del otro lado iba a encontrar la salida hacia aquel terreno baldío que vio cuando llegó a la mansión.

La mansión sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora