家賃 ┊❛❛A Chifuyu nunca le ha gustado romper sus promesas, pero cuando hace una que sabe no puede cumplir, hace hasta lo imposible por no dañar la ilusion de su hija de 7 años.
Es por eso que contrata a Baji Keisuke durante 24 horas, para que vaya a...
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— ¡Y entonces el escenario hizo bum y yo volé por los aires! ¡¿Lo has visto papá?!
— Lo hice. Has quedado estupenda.
Rondaban alrededor de las 6 de la tarde. Las presentaciones habían acabado cerca de las 5:30 de la tarde y a Keisuke le había parecido buena idea, dar una vuelta y comer algo antes de que el día —y con ello también su papel de "padre"— llegase a su fin.
— Jade —Llama y ella solo asiente mientras sigue evitando pisar las rayas en el piso— Conozco un lugar de comida rápida que te puede gustar, ¿Tienes hambre?
— Papi no me deja comer comida chatarra.
— Venga, estamos celebrando un día especial, un poco de comida chatarra no te vendrá mal, ¿Verdad Chifuyu?
— ¿Qué has dicho? —Susurra desorientado intentando hacer espacio entre sus pensamientos para captar lo que Keisuke ha dicho con anterioridad. Pero es bastante inútil si acepta que ha disociado lo suficiente como para no recordar nada de los pasados diez minutos.
— Has aceptado que Jade coma chatarra por hoy —Miente y le da un cómplice guiño a Jade que capta a la perfección.
— ¿Lo he hecho?
— Eres bastante distraído
Si Chifuyu pudiese utilizar una palabra para describir el lugar, definitivamente diría que resulta acogedor. No era muy grande, de hecho ni siquiera entraba en la definición de restaurante, más bien era un local bastante convencional, con una temática que le resultaba realmente encantadora.
Y la mejor parte...
¡Había gatitos!
— ¡Pero mira cuantos gatitos! —Exclama Jade emocionada y salta de los brazos de Keisuke para correr al interior del local en busca de los peludos animalitos.
Desde adentro se veía un poco más amplio de lo que realmente aparentaba en su exterior. El lugar ofrecía un ambiente realmente cálido y había cientos de gatitos maullando y caminando por el lugar. Había unas cuantas mesas que considerablemente conservaban sus distancias e incluso tenía un Jukebox¹ para hacer el ambiente un poco más divertido.
No era acogedor, era simplemente perfecto.
— Esto no se ve como un lugar que venda comida chatarra —Susurro Chifuyu tomando asiento primero en una de las mesas que tenía un ventanal que daba al exterior.
— Es por qué no lo es —Admite Keisuke tomando asiento a su lado— Pensé que quizás un gatito conseguiría hacerla más feliz que una hamburguesa. Creo que he dado en el tiro —Sonríe y observa a Jade quien entretenida va de esquina en esquina acariciando gatitos.
— No he aceptado que coma comida chatarra, ¿Cierto?
— También.
Chifuyu soltó una suave risilla y Keisuke sonrió sin voltear a mirarlo.
