ʚ♡ꜝֶָ֢ ʋҽιɳƚιƚɾҽʂ

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— Gracias por ayudarme a cargar estas cajas muchacho

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— Gracias por ayudarme a cargar estas cajas muchacho. No se que habria sido de mi columna si las hubiese traido hasta aqui solo. —Admite el viejo con gratitud.

Al fin había llegado navidad.

Era sábado. Sábado que podría llegar a ser bastante productivo si tenemos en cuenta que ya comenzaban las festividades y las citas aumentaran como espuma. Sin embargo, recientemente le había llegado un correo de la app, dónde le notificaron que habia sido suspendido temporalmente debido a que la compañia tenia sospechas respecto a la relacion que mantenia con su mas reciente cliente; Chifuyu.

Y no debía de ser muy inteligente, ni darle muchas vueltas al asunto, para estar consiente de que solo era cuestion de tiempo para que la compañia de renta se enterara de su relacion mas alla de lo laboral con Chifuyu y finalmente fuera despedido por violar una de las politicas de su contrato.

Que al final tampoco era un problema que le quitara el sueño, pues ya habia considerado conseguir un trabajo menos clandestino.

— No es problema. —Dice Keisuke sonriéndole amablemente mientras deja la última caja a un costado del sillón.

— ¿Cómo está tu madre? Ese amigo tuyo me dijo que había enfermado hace poco. —Comenta el hombre mayor mientras acomoda las cajas para que no estorben en el camino.

— Está mejor. Aún se niega aceptar que es intolerante a la lactosa.

— ¿Irás a visitarla está navidad? Tenía planeado mandarle un regalo, para agradecerle por esa tarta de moras de la otra vez. —Sonrie dulcemente y se apoya en su bastón mirando a Keisuke.

Baji se rasca la nuca un poco incómodo.

Era cierto. Keisuke no era de festejar las festividades, ni ninguna fecha en especial. Siempre fue un lobo bastante solitario y hasta el sol de hoy no conserva algún recuerdo de que en otra época hubiese sido distinto.

No era que su madre no le inculcara amor por la fecha más alegre del año. Era de hecho una mujer muy creyente y era la primera en armar el árbol tan pronto llegaba el primero de diciembre. Sin embargo, no fue una costumbre que se le quedará y lo fue mucho menos cuando se mudo a la ciudad siendo que permanecía solo la mayor parte de su tiempo.

Creía fielmente en que si no había alguien con quién compartir una fecha, no tenía por qué ser realmente especial.

Aún así, eso no quitaba el hecho de que para Keisuke el 24 y el 31 eran sagrados y sin falta procuraba volver al pueblo por esos días, para compartir con su madre y algunas personas del pueblo que siempre se alegraban cuando lo veían llegar.

Pero ese año era distinto.

— Este año no iré. —Admite.— Tengo cosas que hacer aquí y no puedo visitarla.

El señor Maeda tuerce el gesto poco convencido.

— ¿Es eso o hay alguien más?

Touche.

Padre de Alquiler | BajiFuyuWhere stories live. Discover now