家賃 ┊❛❛A Chifuyu nunca le ha gustado romper sus promesas, pero cuando hace una que sabe no puede cumplir, hace hasta lo imposible por no dañar la ilusion de su hija de 7 años.
Es por eso que contrata a Baji Keisuke durante 24 horas, para que vaya a...
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Antes de empezar me gustaria aclarar que este capitulo puede contener narracion sexual no explicita. ¡He querido intentar algo nuevo, sin llevarlo a lo extremo de lo morboso! Siento que la historia es muy soft para eso, pero queria un poquito de tension para variar.
Si a alguien le molesta o incomoda puede saltarse el capitulo por que no influye en nada su lectura, hago este aviso con la intencion de que lo sepan y los que no les guste puedan saltarselo. No hay necesidad de dejar comentarios desagradables.
Si aun con esto gustas leerlo, te pido respeto y desearte una buena lectura.
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No podía dormir.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero Chifuyu estaba consiente de que era suficiente como para haber conseguido contar —incluso dos veces solo para confirmar— cuántos remolinos salpicaban la madera que conformaba el techo. El frío en los pueblos era curiosamente más palpable que en la ciudad y aún con dos cobijas encima y una pijama de felpa, podía sentir sus articulaciones tensarse y el frío calar en lo más profundo de sus huesos.
Pero no tenía sueño.
Queria pensar que se debia al cambio brusco de ambiente. No recordaba la ultima vez que tuvo unas vacaciones o que durmio en otra parte que no fuera su casa. Otro lugar que no fuera la comodidad y la calidez de su cama. Ahi los buhos cantaban por las noches, asi como seguramente cantaban los canarios al amanecer durante el verano.
Ahi habia paz. Mucha paz y un aroma a galletas de mantequilla con chispas de chocolate que perduraba todo el dia y continuaba al anochecer.
La cama era pequeña, considerablemente pequeña. Una cama de una pieza en la que cabia uno y con esfuerzo dos personas. Nada comparado a su cama matrimonial, donde podria dormir una pareja y aun habria espacio para otra mas. La habitacion tampoco era nada de otro mundo, tenia un armario espacioso y una alfombra a su parecer extravagante —que seguramente nunca tendria en su casa, pero ahí de alguna u otra forma funcionaba.
Jade a su lado dormia a pata colgada sin inmutarse. Su cabello salpicado de dorados rizos, estaba mas enmarañado que de costumbre y un delgado hilo de saliva recorria su mejilla hasta hacer una manchita en la sabana amarilla pollo. Dormia placidamente. Sin perturbaciones y muy ajena de Chifuyu que se revolcaba sin encontrar el lado comodo de la cama.
