ʚ♡ꜝֶָ֢ ʋҽιɳƚҽ

545 79 10
                                    

— ¿Crees que papi se haya enojado con nosotros? —Pregunta Jade en voz baja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Crees que papi se haya enojado con nosotros? —Pregunta Jade en voz baja. Solo la luz tuene de la lámpara de noche alumbra la habitación, mientras Keisuke trata de atar los alborotados rizos de Jade en una coleta alta para que no le estorben al dormir.

— Claro que no rizos. Solo lo asustamos un poquito, pero ya nos disculpamos, ¿cierto? —Jade asiente en silencio. Se frota entonces los ojos soñolienta y Baji sonrie ante la dulce imagen que le da para sus recuerdos.— Ten bonitos sueños pecas.

Le desea Keisuke con voz dulce y besa castamente su frente mientras la arropa hasta arriba. Jade se acomoda dispuesta a dormir, sin embargo, toma rápidamente la mano del pelinegro cuando lo ve con la intención de irse.

— Pecas, es tarde.

— ¿Volverás a irte? —Susurra temerosa, para luego soltar un largo y perezoso bostezo.

A pesar de estar casi dormida, puede notar como está pestañea con fuerza, como si la sola idea de dormir y que el volviera a desaparecer le aterrara.

Y Keisuke realmente debe admitir que no tiene palabras para describir el pinchazo tan asqueroso que atravesó dolorosamente su corazón de extremo a extremo al solo pensar el terror que sufre Jade cada que despierta y el ya no está ahí.

— ¿De que hablas pecas? ¿Crees que puedes deshacerte de mi tan fácil? —Chasquea la lengua con fingida ofensa y se arrodilla a los pies de la cama, pinchando suavemente la abultada mejilla de Jade. La de rizos sonríe perezosa.— No iré a ningún lado cariño. Duerme tranquila, prometo que estaré aquí cuando te levantes.

— ¿Por la garrita?

— Por la garrita.

Suspira. Parece aliviada, por lo que finalmente se abraza a su conejito ya desgastado con los años y se acomoda nuevamente entre las sábanas dispuesta a dormir.

Cierra los ojos y Baji cree que por fin se ha rendido a los brazos de Morfeo — al menos eso parece—, hasta que entre sueños la escucha soltar un dulce:

— Te quiero papá.

El calor acogedor que abraza su pecho se siente extraño, pero era una rareza que definitivamente no le desagradaba.

¿Pero que era exactamente? ¿Cómo se llamaba ese calor que se instalaba ahí donde un día creyó que todo estaba tan muerto que ni una margarita floreceria?

— Yo... —Titubea, pero Jade a caído rendida. Sonríe.— También te quiero Jade.

Se aseguraría de recordarselo cuando esté despierta. Deja un último beso en su frente y con cuidado de no atormentar su sueño, se safa suavemente de su agarre.

Padre de Alquiler | BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora