Capitulo 4 | La mejor Carnada

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El club secreto que recientemente ha sido conocido en secreto por los ricos estaba ubicado en un lugar apartado a pesar de su reputación. Uno a uno, a las afueras de la ciudad, donde pasa poca gente, los autos de lujo se pararon, y los hombres grandes que custodiaban la parte delantera del club se acercaron a ellos, verificaron sus identidades y los guiaron al club a través de una puerta separada.

No importaba quien era el dueño del club o para que se construyó el club. Siempre que consigas lo que quieres, es suficiente.

Dimitri, que se había estado divirtiendo sentado en una mesa grande con varias mujeres en su habitación privada, noto como se abrió la puerta y vio a Caesar entrar e inmediatamente levantó una mano para darle la bienvenida.

—Llegaste —lo saludo Dimitri con su típica sonrisa—Que bueno que viniste ¿Todo salió bien camino aquí? —pregunto tomando la mano que Caesar le había extendido—

Pero como si un fuerte apretón de manos no fuera suficiente Dimitri tiro del Zar con fuerza y lo beso apasionadamente en la mejilla, Caesar fue paciente, pero no sus labios y rápidamente aparto a su primo evitando que llegara más lejos.

—Suficiente —dijo pasando por su lado y sentándose frente a el—

—¿Qué pasa? Me dejabas hacer eso cuando era pequeño —exclamo Dimitri haciéndose el herido—

—Porque eras un niño —de un trago vació el vaso frente a él de inmediato—

—De verdad que...me gustaría que me trataras mejor, así trabajar seria mas fácil —aseguro Dimitri mirando riendo junto al grupo de mujeres que tenia a su alrededor—

Una mujer sentada al lado de Caesar lleno el vaso de vodka nuevamente y cinco minutos después de su llegada al club, ya estaba rodeado por decenas de mujeres, aunque había una diferencia muy notable entre Dimitri y Caesar.

Las mujeres del lado de Caesar estaban tan nerviosas y mirándose unas a otras mientras que las mujeres alrededor de Dimitri estaban llenas de risa, tocando y besando su cuerpo. Caesar dio un suspiro mientras miraba la escena, ignorando olímpicamente a las mujeres que tenía a su alrededor.

—Apropósito Caesar ¿Cómo va el trabajo?

—Sin problemas —respondió Caesar brevemente—

—¿Sin problemas? —Dimitri frunció el ceño mientras se llevaba el vodka a la boca—

Con un solo gesto de su mano las mujeres que se habían reunido con él como un enjambre se levantaron y desaparecieron en un instante dejando a los dos hombres completamente solos.

—Hmm ¿Viste los documentos sobre Zhadanov? —pregunto Dimitri—

—Por supuesto —una vez más, Caesar respondió brevemente—

—¿Y seguirás con eso? —le pregunto Dimitri mirándolo fijamente—

Caesar no le respondió, solo siguió tomando de su vaso.

—...Caesar, siempre me entero de todo lo que no me quiero enterar —aseguro Dimitri—Aun sigue en pie, pero continuare investigando y si encuentro algo decisivo sera mejor abandonar

—¿Crees que le tengo miedo a Zhdanov? —le pregunto Caesar con una sonrisa sarcástica mientras dejaba su vaso sobre la mesa—

—No, yo no creo eso pero... —Dimitri apoyo su cabeza en su mano al tener que retroceder tan abruptamente—Aun así, no hay nada que ganar de todos modos, así que ¿no sería mejor deshacerse de él?

Refugio | En EmisiónWhere stories live. Discover now