CAPÍTULO 11, PARTE 1

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REUNIÓN TEÑIDA AL ROJO VIVO

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Tres días después.

DIANA AYLEEN

Descarto el séptimo vestido del enorme closet con una mueca de desagrado. Deberían de cerrar las tiendas que venden vestidos tan deprimentes. Llego a mi límite cuando tomo otro de color vino y salgo de mi habitación.

—¡John!— Grito mientras bajo a la planta baja de la mansión. —¡Joooohn!

Casi puedo oírlo soltar un suspiro de cansancio. Entro a la sala de estar y lo veo sentado en su sillón, hablando por teléfono.

—No podíamos tener a un niño en la cárcel, así que Cyprian Favre esperara su juicio en libertad—Le habla a la persona. —Soy un ser piadoso.

—John—Lo interrumpo. —¡John, escúchame! ¡John!

Se pasa las manos por cara y termina la llamada con prisa para darme una mirada de fastidio. Me cruzo de brazos, sin importarme sus emociones, porque hasta donde yo sé, trabaja para mí.

—Me prometiste que iríamos a comprar ropa cuando llegáramos a Paris— Aseguro. —Además, no tengo nada para la reunión de hoy y no quiero que la gente piense que estamos en un funeral.

—Diana...

—Diana, nada— Suelto. —Si no me compro ropa a mi gusto, seré tan grosera con la Alfa Suprema que no querrá colaborar contigo.

—Si no colabora, estás muerta.

—Si debo vestirme otra vez como la viuda negra, yo me suicido.

—Estoy ocupado, Andras también—Pone excusas otra vez. — Dime como lo hacemos si no tienes a nadie que te cuide.

Aprieto mis dientes con enojo. Estoy aburrida de estar encerrada en mi propia casa. En mi mente pasan miles de planes de como huir o noquear a John; sin embargo, mis pensamientos son interrumpidos por una voz a mis espaldas.

—Yo la llevo—Anuncia.

Giro mi rostro a la derecha, para observarla. Amina, esa que me habían pintado como el diablo vivo, estaba a mi lado. Ella llegó ayer, y John me explicó vagamente que ya no debía temerle, pero mantenerme lejos era lo apropiado.

Es que esto es un maldito laberinto, hace semanas, todos escupían con desprecio su nombre y ahora, prácticamente tengo a unos centímetros de distancia a la mujer que la Alfa casi mata mientras se transformaba en un monstruo.

Entonces, ¿Cómo diablos debo sentirme?

Pero aunque tenga mis dudas sobre ella, era mi única opción de conocer Paris.

John y Amina tienen una pelea de miradas. El brujo no era de mucha paciencia, y una vez vi como desintegraba a un chico por no servirle su café como le gusta, pero con la híbrida se controla de una forma irreal para mí.

—Ve por tu bolso, Diana. —Accede.

Subo al segundo piso a una velocidad impresionante. Cojo mi bolso, y luego de pensarlo un momento, unas tijeras. No soy tonta, y si esa loca me intenta atacar iré directo esos ojos verdes. Al bajar, John ya no tenía ese rostro preocupado, en cambio, tenía una sonrisa y el rostro de Amina parece sombrío.

—Déjame mostrarte algo, princesa— Me dice. — Ahora, como sabes, Amina trabaja para nosotros, pero no nunca está de más ser precavido.

Le hace una seña, entonces la híbrida alza la mano y toma con delicadeza mi muñeca por un microsegundo, un dolor incomparable me hace soltar quejido. Observo como mi piel está hirviendo de un color rojo.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now