CAPÍTULO 34

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EL PILAR QUE MANTIENE A TODOS A SALVO

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DIANA AYLEEN

Me recuesto en la fría y enorme piedra, solo traigo un vestido de seda blanco, por lo que mi piel se entumece por completo.

La caverna era un lugar en la fortaleza de la magia, donde la magia se concentra de manera poderosa, solo es iluminada por, los que los humanos le llamamos: hadas, pequeñas y circulares bolitas de luz azul que se sacuden de un lado a otro a velocidad máxima. Ellas enloquecen cuando la magia está presente.

La bruja, Eloisy, se acerca a mí y yo tomo la mano de Amina con fuerza. Inhalo aire con profundidad cuando la bruja, alza su mano llena de amuletos a mi vientre y comienza a recitar un cántico con voz grave.

El pecho se me hunde y debo apretar la mano de Amina para calmarme. Las hadas se juntan en esa zona, como si celebraran algo. Lili rápidamente las ahuyenta, y vuelve para proteger mi vientre.

—Hay energía— Responde la bruja.— Está ahí… la siento.

Mi mirada va hacia Amina, con un nudo en la garganta que no me deja respirar. Sus ojos verdes se ven más brillantes de lo normal, pero no era de felicidad… no había nada que celebrar.

Cuando salimos de la caverna, Amina me viste con su abrigo, abrochando los botones con delicadeza. Se detiene en el quinto botón, frente a mi abdomen. Su mano se posa sobre él, dando una caricia suave con sus dedos, provocándome una sensación agridulce.

Conectamos ambas miradas, ella expande una pequeña sonrisa que busca confortarme y deja un beso en mi frente.

—Saldremos de esto— Me asegura.

Al momento de entrar a mi estudio en la fortaleza de la magia, Cyprian junto a Leah, Atlas, Giselle, Nik y Jessica se encuentran a ahí. Mi hijo se levanta de inmediato y corre hacia mí.

—¿Y?—Pregunta. Amina asiente. Él expande una enorme sonrisa, y me envuelve en sus brazos, levantándome unos centímetros de suelo. —¡Voy a tener un hermanito! ¡Diosa, o una hermanita! ¡Felicidades, mami!

Oigo los gritos de celebración de Cy lejanos, miro la cara de los demás... se levanta del sofá, yendo al balcón, con lágrimas en los ojos. Nik baja la cabeza, al igual que Giselle y Leah. Jessica permanece sentada en el sillón, con la mirada fija en sus zapatos.

Mi expresión triste se transforma en una sonrisa cuando mi hijo me baja, su rostro destila una felicidad genuina y tan pura que mi corazón se parte en dos, el solo pensar que él no tiene idea.

No sabe que bebí la pócima.

Ni de la carta de Ziah.

Los únicos que sabíamos en esta habitación éramos: Amina, Atlas, Jessica, Nik y yo.

—Felicidades, Belanger—Dice él, con no tanta frialdad.

—Gracias. —Susurra ella.

Jessica se levanta, en su rostro no hay sentimiento alguno, se posiciona frente a mí y relame sus labios, antes de hablar.

—¿Por qué no te haces un chequeo en el hospital de la Alianza?— Me dice. —La magia a veces puede ser imprecisa.

Miro a Amina, para saber su opinión y ella asiente.

—Hay que hacer todo lo que sea necesario.

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Jessica cerró la mitad del hospital para que pudiera caminar tranquila y que no notaran la presencia de los tres traidores de la Alianza más famosos en sus territorios. Igualmente, Giselle se había puesto una peluca negra, y traía gafas negras junto a mi abrigo rojo que disimuladamente robó de mi armario.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now