Capitulo 4

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Una hora después estaban sentados tranquilamente en la mesa tomando el desayuno como si nada hubiera pasado, después de lo ocurrido John baño al pequeño, lo seco y lo vistió, al parecer eso logro calmarlo y ahora se mostraba como un angelito, incapaz de pedir las cosas que había solicitado antes, arrodillado, en la cama apretando las sabanas, lleno de sudor y semen.

– ¿A dónde iremos? – hablo tratando torpemente de comer la avena de frutas que a John le había costado tanto preparar.

– Iba a llevarte a la feria, pero termino hace una hora – dijo limpiando la avena que caía por la barbilla del chico, el comentario le hizo sonrojar recordando por qué no pudieron ir – Ahora he pensado en ir a alquilar una lancha o en ir al cine, no lo sé... lo que tu decidas, después de todo es tu cumpleaños.

– ¿Es el cumpleaños de Matthias? – dijo el niño con obvia felicidad en su voz y en su rostro.

– Si, ¿no lo recuerdas? – el rubio negó exageradamente con la cabeza. – era de esperarse... – suspiró con algo de decepción – sí, hoy es tu cumpleaños así que dime ¿Qué es lo que quieres hacer?

– Quiero pastel – alzo los brazos con una gran sonrisa que podía contagiar de alegría a cualquiera.

– Bien, iremos a comprar uno después de que acabes tu desayuno, ahora di ah – cogió la cuchara con un poco de avena para que el comiera.

– No – dijo ignorando el avioncito que John trataba de darle – Matthias quiere hacerlo.

– ¿Otra vez Matthias? – El niño lo miro confuso ladeando la cabeza, entonces se dio cuenta – Ah... e-el pastel, está bien... lo haremos... nosotros – perverso.

– Siiii – grito volviendo a concentrarse en el plato de avena.

– Termina e iremos a comprar los ingredientes – Oki... canturreo el niño emocionado.

Salían del supermercado tomados de la mano, John llevando las compras y Matthias apretujando su osito de peluche, el que el moreno acaba de comprarle como uno de sus regalos, uno nuevo para su colección también.

De regreso a casa se encontraron con Rita, la propietaria del pequeño lugar junto al puerto en el que se alojaban. La señora de aproximadamente 60 o 65 años, con pelo platinado y arrugas en la piel por la edad ya avanzada, se acercó sonriente a saludarlos.

Instintivamente, como casi siempre solía ocurrir, Matthias se escondió detrás de John envolviendo sus brazos en el de él, observando por encima del hombro.

– A pesar de llevar un año aquí, aun me tiene miedo – Dijo la señora ofreciéndoles una sonrisa apretada que parecía más una mueca.

– No es personal, el es así con todos – hablo John a manera de disculpa. La anciana asintió levemente para luego mirar las compras que llevaba el moreno.

– ¿Es un día especial o solo las compras de la semana? – pregunto curiosa.

–De hecho, si, es un día especial, es el cumpleaños de Matthias – la emoción y sorpresa en la anciana era sincera, todo en ella lo era.

Desde que llegaron a Tecate, una de las ciudades del bajo california para esconderse después de lo ocurrido, Doña Rita fue la única que se compadeció de ellos. Cuando el moreno huyo llevándose al pequeño no tenía nada de qué mantenerse, Rita los acogió. Verlos una noche de invierno sentados en una banca a la media noche, Matthias apretujándose contra John fuertemente por el frio, tratando de buscar calor, y este teniendo una mirada desorientada, sin darse cuenta que pasaba a su alrededor, ajeno a todo. Fue después de ofrecerles vivir en la pequeña casa que la señora se volvió una persona cercana, en la que se podía confiar, bueno al menos John. Ella los ayudo mucho mientras se alojaban allí, las noches en que Matthias enfermo, los días en que no tenían para comer, todas y cada una de esas veces hubo un ángel cuidándolos.

– Te preparare tu comida favorita como regalo, dime ¿Qué es lo que te gusta? – pregunto acercándose un poco más, pero Matthias volteo la cara al instante, haciéndola retroceder.

– Matthias no seas grosero, la señora ha dicho que quiere darte un obsequio – hablo el mayor con algo de enfado en su voz.

– No le regañes, es solo un niño, lo entiendo – otra leve sonrisa surco su rostro a manera de despedida, estaba dispuesta a retirarse y dejar que los muchachos sigan su camino, pero el pequeño hablo de repente.

– Espagueti... – Rita detuvo su camino y lo regreso a mirar. Este se dejaba ver por encima del hombro – a Matthias le gusta el espagueti.

Sonriendo amenamente la señora respondió.

– Espagueti será entonces – hizo un ademan despidiéndose y se adentro al supermercado.







***








El timbre sonó y Matthias corrió hacia la puerta para poder abrir.

– No Matthias, aun no abras – se escuchó desde adentro.

Ignorándolo por completo, el rubio abrió la puerta dejándose ver casi desnudo y chupando los dedos de su mano derecha, llevaba solamente un bóxer puesto y una camisa que le llevaba a cubrir gran parte de los muslos, menos mal.

– Ven aquí – John lo agarro por la cintura y lo tumbo en su hombro, el chico reía como si lo que sucedía fuera un juego – lo siento lo estaba cambiando y se me escapo cuando escucho el timbre. Tome asiento saldré en un minuto.

Con Matthias aun en brazos se dirigió a la habitación y cerro la puerta con el pie. Lo llevo hacia la cama y lo sentó para terminar de cambiarle. Le subió los pantalones, le coloco la camisa dentro, y miro hacia arriba para poder apreciarlo mejor, pero fue atacado de repente por una avalancha de besos, el rubio acuno el rostro de John entre sus manos, queriendole introducir su lengua en la boca, este niño estaba muy necesitado últimamente.

– No Matthias, ahora no – dijo logrando apartarlo

– ¿Por qué no? – ese tonito inocente otra vez, cuando no tenia nada de inocente.

– La señora Hawking esta afuera, no podemos hacer estas cosas cuando hay alguien afuera – eso no pareció convencerlo, pues seguía frunciendo el ceño duramente.

– Bótala – ordeno, este niño no tenía remedio.

– No puedo hacer eso, así que te calmas, iremos afuera y saludaras amistosamente, ¿entendido? – Matthias no relajaba sus facciones, seguía mirándolo muy enojado por no darle lo que quería – ¿entendido? – esta vez asintió. 

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now