Capitulo 9

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John llegaba a casa alrededor de las 9 de la noche, la Señora Lucia le había pedido que cubriera a su compañera en el turno nocturno porque la pobre cayó enferma, el no pudo negarse, a pesar de que Doña Lucia era buena persona, no se arriesgaría a perder su trabajo por no acceder a un pequeño favor, pero se arrepintió de haber dicho que si al instante en que piso la panadería, el lugar era un completo caos, la gente pedía postres y panes sin parar, los cocineros corrían de un lado a otro, en el mostrador estaba Kevin suplicando ayuda de tantos pedidos que tenia que empacar y ni se diga de caja, la fila para pagar era enorme, y todo había emporado desde que a Doña Lucia se le había ocurrido la grandiosa idea de empezar a vender café.

Sin duda estaba cansado, lo único que pensaba al llegar a casa era darse un baño y tomar una siesta, una muy larga, pero el destino tenía planes totalmente diferentes para él.

Gemidos y sollozos se escuchaban detrás de la puerta, el patente desasosiego en ellos, John temió lo peor.

Abriendo la puerta rápidamente se encontró a un Matthias tirado en el suelo sin pantalones ni ropa interior y con su miembro bien erecto, privado en llanto.

Este corrió a su encuentro y se dejo caer frente a él, sosteniendo su rostro entre sus manos, pregunto angustiado...

–¿Qué paso bebé? – el pequeño seguía llorando intentando hablar, pero las palabras no salían

– Matthias... soñó... cosas sucias – dijo por fin entre sollozos – duele – refiriéndose a su erección húmeda y palpitante, el mayor beso su mejilla y luego su frente, era obvio que el pequeño se sintió abrumado ante la desesperación de no saber que hacer, pues el era siempre quien lo ayudaba con ese problemilla.

– Esta bien mi amor, ya no llores, voy a ayudarte – levanto al rubio y este entrelazo sus piernas alrededor de la cintura de John, acomodando la cabeza en su hombro.

Este lo llevo hacía el sofá, se sentó dejándolo arriba suyo y empezó a masturbarlo, los gemidos no tardaron en salir, reemplazando los lastimeros sollozos por quejidos, unos que denotaban placer por donde se escuchara.

El chico arqueaba la espalda su rostro mirando hacia arriba con la boca ligeramente abierta, jadeaba y John no pudo resistir la tentación de besar ese espacio entre su cuello y su hombro.

Era la primera que algo como esto sucedía, Matthias solo solía excitarse cuando John lo besaba a pedido de él, pero no contaba con que esto alguna vez ocurriera, el niño había tenido un sueño húmedo... Espera ¿Con quién habría estado soñando?

–¿Con quién? – pregunto agitado, pero con algo de molestia en su voz. El niño lo miro confuso, con el ceño ligeramente fruncido, no sabía que se refería – ¿Con quién soñaste? – apretó el agarre, levantando un poco la voz. 

– Ahh... – sollozo nuevamente – C-con John – dijo escurriendo su nariz.

Sorprendido por su actuar soltó el agarre y consoló al pequeño

– Discúlpame bebé, soy un idiota – lo abrazo para luego besar su nariz y cada parte de su rostro – ¿quieres que siga? – el rubio asintió frotándose el ojo derecho, rojo por haber estado llorando otra vez.

Lo acostó en el sofá empezando a besar de la punta de sus pies hasta llegar a sus muslos, abriendo sus piernas beso la parte interna dejando un rastro húmedo hasta llegar a la aun presente erección, haciendo estremecer al chico, quien jadeaba fuertemente, le dio una lamida y se lo echo a la boca, después de unos cuantos minutos en los que chupo y jugueteo con su lengua lo hizo acabar, arrancándole un grito, tan placentero para sus oídos.

Matthias era suyo.

<<No por mucho>>, le recordó la vocecilla de su cabeza.

Decidió ignorar aquello y disfrutar de talvez su ultima vez con el rubio – ¿Satisfecho? – negó agitadamente, su pecho subía y bajaba a gran velocidad – Bien – una sonrisa lasciva surco su rostro y se posiciono entre las piernas del rubio, chupo dos de sus dedos y los llevo a su agujero empezando a aflojarlo.

Después de un rato el chico ya estaba lo suficientemente dilatado para recibirlo, alineo su miembro y entro lentamente, disfrutando la sensacion de estar dentro de el, de su angel, regreso a mirar a Matthias para verificar que se encontrara bien, el chico estaba babeando y mordisqueando sus dedos, se encontraba perfecto, empezó a moverse primero yendo despacio para acostumbrarlo y luego más rápido, más duro, chupando uno de sus pezones y masajeando el otro, el rubio entrelazo sus piernas alrededor del moreno para sentirlo más profundo.

John subió para besarlo y ahogar sus incesantes gemidos y jadeos rasposos que daba de vez en cuando, los cuales se estaban apoderando de la habitación, un par de embestidas mas arremetiendo contra su punto dulce y estaría listo para correrse.

Enterrando las uñas en la espalda del moreno y apretando sus facciones Matthias se corrió lanzando un fuerte gemido, que más pareció un doloroso quejido, unos segundos después el mayor le dio el alcance y se corrió dentro de él, el semen escurriendo en su entrada. 

Ensimismados por los espasmos y la excitación no se dieron cuenta de la persona que se encontraba junto a la puerta con expresión horrorizada, soltó lo que sea que tuviera en las manos y John maldijo por dentro pensando porque él entre tantas personas.

Thomas los había descubierto.

Y entonces John recordó haber dejado la puerta abierta.

Estaba paralizado, no se movió ni un milímetro, permanecía muy quieto y su silencio ponía de los nervios a John, salió rápidamente del chico y alzo sus pantalones, cogió una manta que cubría el respaldo del otro sofá y tapo a Matthias, cargándolo en brazos se lo llevo a la habitación, le coloco unos shorts rápidamente y le dijo que no saliera de ahí.

Al volver sintió que alguien lo agarro por el cuello de la camisa que llevaba puesta y lo azoto contra la pared – ¿Que mierda le has hecho? – Thomas tenia las manos apretando la camisa del moreno.

Hubo un silencio, John tenía una expresión neutra y como si lo estuviera esperando, cerro sus ojos para luego sentir golpe en su mejilla que le dejo el labio sangrando.

En mal momento se le ocurrió a Doña Rita mandar a sobrino a entregar el postre que había hecho con mucho amor para Matthias.

El dulce gesto se convirtió en tragedia. 

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now