Capitulo 16

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John era de los que se levantaban muy temprano en las mañanas, madrugaba aun cuando no había necesidad de hacerlo, pero ese día no pudo evitar alargar sus horas de sueño y dejarse tomar por completo por el cansancio, hace mucho tiempo que no dormía tan bien, como un bebe, la tranquilidad de haber encontrado otra vez a Mateo era abrazadora.

Pensaba que la pasaría fatal en tan angosta camilla de hospital y que no lograría conciliar el sueño debido al olor a fármaco que cubría toda la habitación, sin embargo, la calidez de Mateo podía combatir todo aquello que lo hacía sentir mal.

Otra razón que confirma que el rubio hace desaparecer todo mal rato.

Rodo sobre su espalda para abrazar al rubio, quería quedarse así toda la vida, pero grande fue su sorpresa al descubrir el espacio vacío que tenía a su lado. Confundido se deshizo de las sabanas y se levantó dirigiéndose al baño.

- ¿Mateo? – dio dos golpecitos a la lisa puerta del baño. No hubo respuesta.

Giro la perilla asomándose al pequeño cuarto cuando de pronto una mano lo empuño y lo arrastro dentro, cerrando bruscamente a su espalda.

- Si estas buscando al rubiecito o a tu novio, déjame decirte que no les vas a volver a ver – hablo con voz gruesa, azotándolo contra la puerta.

- ¿Q-Que estas diciendo? Ellos están dentro déjalos salir... ¡MATEO! ¡MATTHI...! – otro golpe hizo cesar sus gritos.

- ¿Eres idiota o no entiendes lo que digo? No van a volver, me encargue de ellos.

- ¡No es cierto! ¡Ellos pueden oírme! ¡Mateo! ¡Ma...! – un apretón alrededor de su garganta le arrebato el aire.

- Deja de gritar si no quieres que acabe contigo de una buena vez – el moreno le escupió con desprecio, luego se arrepintió, pues había manchado el bello rostro de los dos amores de su vida.

- Bien... tú lo pediste – dijo el rubio luego de quitarse la saliva de la mejilla apretando el agarre concentrándose en la yugular

A John se le estaba yendo el color debido a la falta de aire, sus ojos se agrandaron parecía que saldrían disparados de su rostro en cualquier momento, intento forcejear para que le soltase, pero fue inútil, el chico tenía mucha mas fuerza que él.

Ver su expresión de horror era un deleite para sus ojos, disfrutaba de dañar a la gente, sobre todo a esas personas que una vez le dañaron a él, unos minutos más ciñendo y la existencia del moreno pasaría a la historia, pero se le ocurrió algo muy divertido antes de verlo partir, causarle mas dolor y angustia, sin duda, seria la mejor despedida.

- ¿Sabes que yo nací mucho antes de matar al padre del rubio? – aflojo el agarre dejándole respirar al fin.

- ¿Q-Que? – hablo dificultosamente

- Es cierto que el rubiecito fue primero, pero yo ya existía cuando mate al vejete ese... y el imbécil de tu rubio novio oxigenado nunca lo noto – se acercó más a él quedando a milímetros de sus labios, mirándolos – ¿me oculto muy bien no crees? – una maliciosa sonrisa se formo en su boca, subió su mano hasta su rostro para comprimir fuertemente sus mejillas y lamerle bestialmente el hocico.

Asco.

– Hubo fuego ese día, mucho... – continuo – y fue tan exquisitamente excitante ver como se carbonizaba el cuerpo de esa puta que nunca hizo nada para ayudarnos – sus ojos apuntaban hacia un lado, como si estuviera volviendo a vivir lo que contaba, lo peor de todo era saber que parecía gozarlo – porque no se si sabrás, pero el bastardo que engendro a este inútil – se señaló a si mismo con desprecio – no solo lo toco una vez, fueron más y sospecho que su madre lo sabía – tenía que callarse, si seguía hablando Matthias lo escucharía y le destrozaría – creo que se resigno a la idea de que jamás podría sacarnos de ese infierno, pero claro es solo una... suposición – él sabía que lograría con aquello.

- ¡Cállate! ¡eso no es cierto! – grito el rubiecito tomando posesión del cuerpo.

- Mira quien se nos unió a la fiesta – cambio de ese tono agudo a la fúnebre voz – esperaba que fuera tu novio quien saliera a dar cara, pero veo que el chiquillo es mas fuerte.

- ¡Suéltalo! – una de sus manos se coloco encima de su antebrazo, tratando de liberar a John del ajuste al que estaba sometido.

Ver al rubio pelear, forcejear y discutir consigo mismo era una vesania, algo irreal y totalmente increíble, cualquiera en su situación pensaría que estaba loco, y quizás si era así, tal vez, solo tal vez si cerraba los ojos, despertaría de tan cruel pesadilla, dándose cuenta que un rubio a su lado le daba un beso de buenos días todos los días, lo intento, pero no funciono, esta era la cruda realidad.

- Matthias, bebé... - el aludido volteo a mirarle con expresión indescifrable, no sabia a quien le estaba hablando, esperaba que fuera al rubiecito – tu eres fuerte mi amor... - el agarre se intensifico nuevamente, pero continuó – yo se que tu puedes tomar el control... - jadeos empezaron a salir – no dejes que nos separe...

Un fuerte pitido se escucho dentro de su cabeza, aturdiéndolo por completo, haciéndole gritar, soltó inmediatamente al moreno, dirigiendo sus manos a su cabeza, golpeando y halándose el cabello ferozmente.

John intercedió para que no empezara a rasguñarse, lo tomo de los brazos llevándolo de vuelta a la habitación, lo tiro a la camilla subiéndose encima para que no se levantara.

- ¡ENFERMERA! ¡ENFERMERA! – una joven de al menos 24 años corrió tras el llamado y al ver al rubio todo alborotado e incontrolable, se acercó rápidamente al estand de los medicamentos agarrando una aguja, la cargó de sedante y se la aplico.

Los gritos entre agudos y guturales fueron disminuyéndose poco a poco, mientras la medicina surtía efecto en el chico hasta dejarlo amodorrado.

- ¿Qué le hizo para que reaccionara así? – hablo con enfado la linda enfermera. El moreno no contestó – le voy a tener que pedir que por favor se retire, no puede alterar de esa manera a los pacientes.

- De aquí nadie me mueve – hablo amenazante, cohibiendo a la chica.

- S-si vuelve a pasar esto, tendré que llamar a seguridad para que le prohíban la entrada ¿escuchó? – asintió agradeciendo que no lo haya sacado a patadas.

En el interior el rubio había escuchado todo lo sucedido, estaba mas que feliz de saber que había cometido un error.

Le había dado información, la suficiente para asesinarle... 

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¿De quien creen que hablan cuando dicen asesinar?

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now