Capitulo 10

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–¡Responde! ¿QUE MIERDA LE HAS HECHO? – volvió a repetir el castaño, se estaba dejando llevar por la ira.

–¿Qué tanto vis...? – Thomas le interrumpió dándole otro golpe.

–¿Qué, que tanto vi? ¿¡QUE, QUE TANTO VI!? – lo arrastro hacia adelante para volverlo a estampar contra la pared – ¡vi tu pene dentro de él! ¿¡Eso no te parece suficiente!?

– No es... – Un puñete en la estomago lo seco por completo, robándole la respiración

–¿Enserio me dirás que no es lo que pienso? – la rabia en su voz era mas que evidente, Thomas lo miraba como si fuera un violador, tal vez tenía razón y lo era – ¡Esta más que claro! ¡ERES UN PUTO PEDOFILO!

John le creyó, quizás si era un pedófilo y no porque le llevara 5 años al rubio, sino porque ahora el chico era un niño.

Dentro de la habitación Matthias se encontraba atemorizado por los escandalosos gritos que venían de afuera, ¿Por qué estaban riñendo a John? ¿Habían hecho algo malo?

<<Déjame ayudarlo>> oyó en su interior, la voz era raposa, fúnebre.

Matthias sacudió su cabeza fuertemente, creyó haber reconocido esa voz y le daba miedo pensar que tenía razón al saber de quien se trataba.

<<Está en peligro, déjame ayudarlo>> insistió la voz.

- No... tu no... tu... eres malo – musito nervioso.

<<Bueno, como quieras>> un desgarrador pitido aturdió a Matthias.

Este cubría sus oídos intentando cesar el ruido, un grito agudo salió quebrantando su garganta, golpeaba su cabeza desesperado por detener el agobiante sonido.

–¿¡COMO PUEDES HACERLE ESO A TU PROPIO HERMANO!? ¡ESTAS LOCO!

–¡Él no es mi hermano! – John trataba de mantenerse lo más calmado posible, alterándose no iba a llegar a nada y no quería asustar a Matthias.

–¿Qué? ¿Entonces que mierda es?

– Es... mi novio – Thomas alzo el brazo para proporcionarle otro puñetazo, pero el moreno volvió a hablar – Es complicado, pero es verdad.

–¿Y eso que importa? Suponiendo que te creo eso no cambia nada el que hayas ultrajado a una persona con una enfermedad mental y además ¿Tu novio? ¿Quién en su sano juicio dejaría que estés con ... – El castaño abrió en gran sus ojos cafés, como si hubiera llegado a una conclusión, una que probablemente estuviera equivocada – ¿Tu... te lo robaste?

<<Dio en el blanco>>

– Te obsesionaste y te lo llevaste, claro, ¡un enfermo como tú lo haría! – lo empujó dejándolo una vez mas sin aliento.

John se deslizo sobre su espalda hasta llegar al suelo empezando a toser, no llevaba la cuenta de cuantas veces había sido aporreado por el castaño.

Un grito infernal se escucho dentro de la habitación, aterrorizados ambos voltearon en dirección de donde provenía, la habitación de Matthias, su habitación.

– Me lo llevaré – dijo antes de sacar su móvil, marco un numero y se lo echo a la oreja, una voz metálica detrás de la línea se escuchó – Estación de policía, buenas noches, ¿En que podemos servirle?

–¡NO! ¿QUE HA...? – una patada cortó por completo su respiración dejándolo tendido sobre la cerámica.

– Si, zona x al lado del puerto, apresúrense – colgó la llamada y dándole una ultima mirada de desprecio se dirigió hacia la habitación dispuesto a llevarse a Matthias consigo, el chico había estado gritando desde hace ya unos minutos.

Pobre criatura, yo estaría en el mismo estado si algo tan horrendo me ocurriera, pensó – todo estará bien – siseo, abriendo lentamente la puerta, lo que vio lo dejo estupefacto.

El chico se estaba haciendo daño a sí mismo, arañando su rostro, halándose el cabello, emitiendo gritos agudos, escalofriantes, era como si tratara de sacarse algo de encima, pero solo conseguía arrancarse la piel.

El chirrido de la bisagra llamo su atención, volvió mirando fijo al castaño que tenia en frente, este abrió los ojos en grande, el pánico apoderándose de ellos al ver el terrorífico aspecto del rubio, sus ojos eran oscuros, su mirada sombría, las venas resaltando en ella. Parecía un animal.

– Santa mierda – dijo antes de ver como el chico saltaba de la cama y le abalanzaba encima, recibiendo arañazos que le rasgaban la ropa, un grito gutural salió desde sus adentros, intentaba en lo posible de cubrirse con sus brazos, mientras que el rubio emitía bramidos estrepitosos.

En un momento logro estirar su brazo proporcionándole un fuerte puñetazo en la cara al chico torciéndole el rostro, se quedó quieto en esa posición por unos segundos, respirando agitadamente, para volver a mirarlo fulgurante, tétrico, un hilo de sangre bajaba por la parte izquierda de sus labios, y lamio saboreando el liquido rojo, justo como en una película de terror, solo que esta no lo era, esto... era real.

El rubio se acercó hasta dejar sus narices a milímetros de distancia, el castaño pudo sentir el aire caliente salir de sus fosas nasales, aliento que al chocar con su rostro se sintió como si su piel quemara y ardiera como el infierno. Alejándose de a pocos el chico le dio una sonrisa fría y desquiciada antes de colocar sus manos en torno a su cuello, apretando fuertemente cortando su respiración.

Con los ojos bien abiertos miraba la lóbrega expresión en el rostro del chico, no podía creer que, hasta solo unos instantes, ante sus ojos, el parecía un ángel. ¿Cómo es que una persona puede cambiar a tal punto de parecer una bestia? Todo era una locura, una enajenación – una a la que hace unas horas se hubiera reído de escuchar – pero ahora sabia que nada es imposible, empezaría a creer en los cuentos paranormales de la gente.

<<si sales vivo de esta>>

John se retorcía de dolor tirado en el frio suelo, trataba en todo lo posible por mantener sus ojos abiertos, en una mirara rápida coincidió con los escalofriantes ojos del chico.

Ya no lograba ver nada en ellos, y cuanto más los veía, menos le gustaban...

– Mierda, no otra vez – John se levantó como pudo para intentar liberar al castaño del recio agarre del rubio, pero fracaso, en vez de eso recibió un duro golpe que lo hizo volver a golpearse contra la pared. Vaya suerte.

El moreno se percato de un frasquito estaba al costado de una de las conteras del sofá, el mismo frasquito que había usado para librarse del mismo destino al que estaba sometido ahora el castaño. Se arrastro hasta el, lo tomo notando que quedaba muy poco, esperaba que con eso fuera suficiente. Sus ojos pasaron a buscar un trapo donde poder vaciarlo, no encontró ninguno, no le quedó más remedio que romper algo de tela de su camisa.

Se acerco cuidadosamente para no alertar al chico, coloco el trapo mojado rápidamente, afianzando su agarre para asegurarse de que lo estaba inhalando, el rubio soltó a Thomas por unos instantes dejándolo tomar una gran bocanada de aire. Forcejeo impetuosamente rasguñando los brazos de John, el moreno estaba haciendo un gran esfuerzo para no aflojar el agarre, si lo hacia no contaba con que esta vez sí saldría vivo de ahí.

El rubio por fin empezó a desvanecerse y cayo a suelo de un golpe. En ese momento luces rojas y azules se vieron por la ventana y la ruidosa sirena se hizo presente.

–¡Policía, abra la puerta! – grito alguien desde afuera aporreando la puerta, John estaba muy consternado, inmóvil y preso del pánico.

El policía abrió la puerta de una patada, entrando al lugar con una pistola en una de sus manos, vio la espantosa escena delante de él, Thomas tosiendo con horribles marcas alrededor de su cuello, un chico rubio desmayado al lado y el... como el único sospechoso de tal vil acto.

–¡Al suelo! – dijo el policía apuntándolo con el arma.

<<Carajo>> 

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Pobre John caramba, todo lo que le pasa por amar a un mocoso inestable. 

#IloveyouJohn 

#Internenalloquito

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now