Capitulo 21

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I see nothing in your eyes
And the more I see, the less I like

Is it over yet, in my head?

I know nothing of your kind
And I won't reveal your evil mind

Is it over yet? I can't win

So sacrifice yourself
And let me have what's left
I know that I can find
The fire in your eyes
I'm going all the way
Get away, please

You take the breath right out of me
You left a hole where my heart should be
You got to fight just to make it through
'Cause I will be the death of you

–¿Por qué te gusta tanto esa canción? – John rodeo su cintura acercándolo más a él, callando la dulce voz de su amado.

–¿Por qué te gusta tanto mi cintura? – volteo a verlo coqueto mostrando su bella sonrisa.

–Buena jugada – sonriendo contagiado por su rubio, se acercó a sus labios robándole un rápido beso elevando sus ojos para encontrarse con ese océano que lo volvía loco.

Mateo se percato de sus intenciones y lo empujo rápidamente despejándose del agarre en su cintura – debo terminar la cena.

–Quiero cenar otra cosa – lo atrajo nuevamente a él mordiéndole el lóbulo de la oreja arrancándole un leve jadeo al rubio.

–E-espera... – John hizo caso omiso a su petición pues empezaba a succionar la piel de su cuello bajando sus manos hasta sus glúteos cargándolo para sentarlo en la encimera de la cocina.

–Hoy quiero mi concierto privado – susurro cruelmente contra su oído – así que asegúrate de gemir fuerte esta noche.




Su recuerdo había vuelto a invadir sus sueños, era como si le advirtieran que cuide de ellos, porque era lo único que le quedaba.

Era lo único que tenia que quedarse, pues al amanecer se desharía de todas las cosas del rubiecito. Tener todo lo que hiciera recordarlo le dolía, le quemaba, no podía soportar tanto dolor, temía que un día de esos el sufrimiento sobrepasara sus limites y sucumbiera a la tentación de querer reunirse con él, de querer hallarlo.

Lo que lo detenía era saber que tenia que ser castigado por no cuidarlo y quererlo como debía.

Y que mejor castigo que quedar vivo lamentándose día tras día por su perdida. Sintiéndose miserable hasta que la vida misma decidiera arrebatarle la respiración.

Como cada mañana desde que Mateo ya no estaba con él, al despertar se quedaba viendo el techo por un buen rato tratando de asimilar el hecho de que este no era un sueño, tratando de calmar la opresión de saber que jamás volvería a ver esos ojos cielo que le despertaban con amor cada mañana, que no volvería a estar sobre esa cama, bajo las sabanas, o encima de su pecho, que no volvería a acariciar lo sedoso de su cabello ni oler el dulce aroma de su shampoo, que no volvería a recorrer su tersa piel, besar el rubor de sus mejillas o lo bello de su rostro, pero sobre todo sentía su corazón dejar de latir cada vez que caía en cuenta que no volvería a probar el carmesí de sus labios, su sabor a dulce fresa y la suavidad de los mismos.

No habrá día en que no lo extrañe y si algún día sucede será porque habrá desaparecido de este mundo.

No podía quedarse mas tiempo divagando tenia que deshacerse de todo pronto, pues llegada la tarde tendría que dejar la casa vacía, había decidido abandonar el sitio que doña Rita con mucho cariño les había ofrecido hace un año.

Oculto bajo un suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora