Capitulo 11

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El frio que cubría en aquel lugar era infernal, capaz de congelarte hasta los huesos, pero no fue precisamente el frio que emanaba lo que lo hizo volver en sí, sino el pavoroso tic tac que pitaba muy cerca de sus oídos, ese incesante y atroz sonido que le puso la piel de gallina.

Pestañaba rápidamente para recuperar la vista, tratando de enfocar como si sus ojos fueran una cámara, pero solo se encontró con la oscuridad, no había ni un ápice de luz en ningún lado, por más que se esforzaba por encontrar un punto en donde lo hubiera, no lo hallaba.

Después de unos segundos mas se percato de que el frio que lo hacia estremecer no era solamente por el viento, sino también por el agua que cubría parte de su cuerpo, se levantó quedando de rodillas y al instante vio encenderse una luz a lo lejos, sin pensarlo dos veces fue corriendo hacia ella, el sonido de sus pisadas opacando el espantoso ruido del reloj, el tramo se le había echo excesivamente largo pero al fin pudo llegar hasta ella, se doblo colocando sus manos en las rodillas debido al cansancio y al levantar la vista se encontró delante de un gran espejo, con bordes de madera tallados, pero algo gastados y viejos, en el reflejo pudo divisar a un pequeño niño, de al menos unos 80 cm, 100 a lo mucho, cabellera rubia y ojos azul claro.

Lo miraba perpetuamente, en sus ojos se sentía ternura, dulzura y algo de compasión, el niño le ofreció una sonrisa ladina, antes de que un rubio un poco más alto con el mismo parecido – pero con algo mas de edad, unos 12 años más, tal vez – se posicionara detrás de él, colocándole una mano en el hombro al niño.

El chiquito le miro y regreso la vista hacia el frente, esta vez le mostro una sonrisa completa, moviendo su manito de un lado a otro, despidiéndose, desapareció.

El aspecto del mayor le pareció vagamente familiar y como no, si era su viva imagen lo que tenia ante sus ojos, pero había una diferencia, una muy clara, aquel rubio estaba marcado, por una triste y sombría expresión.

El chico le miro fijo por unos segundos para después pegar una mano derecha al cristal del espejo, empujando su mano hacia afuera como intentando salir, parecía estarlo logrando cuando salieron dos de sus dedos, y poco a poco estaba empezando a salir el resto de su brazo. El chico abrió en gran los ojos, asustado, pero no se inmuto.

El brazo del rubio salió quedando a una corta distancia de su cara, con un dedo recorrió su nariz desde el inicio hasta llegar a la punta, un escalofrío se coló a través de su espalda haciéndolo estremecer, el camino del chico siguió bajando por sus labios, el otro hacia el mismo recorrido con su mirada, pasando por el mentón, cruzo por la curva de su cuello llegando al pecho, intensifico el toque y el rubio alzo la vista con el ceño algo fruncido, este devolviéndole la mirada apretó la playera del chico en su puño y lo arrastro dentro del espejo.






***







Dentro del espejo la luz llenaba cada espacio, nada comparado con la oscuridad de hace unos instantes, tuvo que parpadear un par de veces para acostumbrarse a tan fulgurante iluminación.

Se encontraba otra vez de rodillas al piso, tenia la mirada gacha y se noto una sombra acercándose, cubriendo la brillante luz, se agacho y colocando suavemente su mano en la barbilla del chico levanto su rostro paulatinamente, se vio reflejado a través de esos intensos ojos azules, y a lo lejos, una luz acercándose a gran velocidad, impactando vorazmente contra sus retinas detonando en un estallido de pequeños destellos, estas empezaron a volar como luciérnagas, que, en su interior, sintió que lo rodeaban. Una de ellas se poso en la punta de su nariz y como si recién hubiera despertado de un sueño profundo, la lucidez volvió a él.

Con los ojos ahora cerrados juntaron sus frentes, el mayor acariciando la cabellera del niño, reencontrándose.

– Ahora que has despertado tienes que ayudarme – susurro el rubio frente a él, le miro confuso ¿Ayudar con qué? – ya te has dado cuenta del mal que existe en nosotros ¿verdad? – asintió – bien pues, el quiere destruir todo aquello que nos ha hecho daño, incluso quiere acabar con lo que no.

Sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo por segunda vez, ¿o era la tercera?, eso no importa.

–¿Cómo puede ayudar Matthias? – pregunto el rubiecito con su tal particular tono de voz.

– Tienes que quedarte aquí para que yo pueda salir, solo de esa manera podremos librarnos de el ¿entiendes?

–¿Matthias ya no saldrá jamás?

– Yo vendré a sacarte cuando sea el momento, tienes que confiar en mi ¿ok?

– Bien, Matthias confiara en ti, se que eres bueno – sonriendo el mayor se acercó a darle un beso en la frente, de esos que le gustaba recibir de John.

John... pronto iría hacia él, había estado esperando tanto por encontrarlo nuevamente y darle uno de esos reconfortantes abrazos, cálidos, capaz de derretir el corazón mas frio. Había imaginado ese momento cientos de veces, pero ahora lo que quería mas que un abrazo era una explicación.

Una buena explicación. 

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Todos estamos esperando esa explicacion >:c

* Se disculpa en capitulo corto *

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now