Capitulo 15

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Maltratos, golpes, abusos ¿siempre era ese el final de un matrimonio? ¿Cómo es que llegue a este punto? Pensó Mariana mientras fregaba los platos del almuerzo. Después de casarse había perdido contacto con su padre, Ian Taylor se la llevo lejos y la obligo a dejar sus estudios, él había vivido torturándola física y psicológicamente los últimos 5 años, se estaba cansando de su patética vida, pero no podía dejarlo, ella lo amaba y sabia que el a ella también. Solo tenia que encontrar una solución y todo volvería a ser como antes.

Por otro lado, desde que Ian sé enteró de que su padre la había desheredado por haberse casado con un hijo de chofer le trajo abajo todos sus planes ¿De qué mierda le sirvió casarse y hacerle caso Axel entonces? Había arruinado su vida por el capricho de un pobre borracho y una niña rica.

¿Qué hacía ahora? ¿divorciarse? ¿dejarla ir? No... era culpa suya que estuviera en esta situación y si el iba a vivir una vida de mierda... ella también.

La rubia creía haber encontrado el impulso que haría florecer su relación nuevamente. Un embarazo trae alegría a un matrimonio ¿verdad? NO

Un embarazo en un matrimonio dañado y sin remedio, solo trae a la vida a un niño para sufrir.

Cuando nació Mateo la violencia y la ira de Ian pareció haber aumentado a creces, era como si odiara al niño, nada comparado con aquel chico que le regalaba rosas cada noche al visitar su habitación. Ese chico en realidad nunca existió.

Cuando el rubiecito cumplió los 8 años de edad, se había convertido en un bello niño de sonrisa angelical que podía reconstruirle el alma a la persona mas rota que pudo haber pisado esta tierra, Mariana había hecho lo posible para que nadie le hiciera daño, le había costado mucho mantenerlo feliz en una casa en la que solo habitaban las desgracias, lo había conseguido, sin embargo, no sabía cuánto tiempo más duraría esa efímera felicidad, esa que solo lograba rescatar para Mateo, tenía que sacarlo de allí.

Se había dado cuenta que después de todo la felicidad si se centra en una sola persona, en un pequeño rayito de sol.

Un día después de 13 años volvió a la casa donde paso toda su niñez y parte de su juventud, aprovecho que su marido no se encontraba en casa – y que probablemente tardaría días en regresar, por lo que Mateo podría estar seguro – daría una rápida visita a su padre, hablaría con él y regresaría de inmediato, necesitaba que la ayudasen.

En esa casa había recuerdos que atesoraría por siempre y que debió valorar más, antes de que cruzara la puerta del infierno.

Pero nadie le abrió.

<<Mamá tiene que salir, si papá viene escóndete en el armario>>

Escucho la perilla de la puerta girar

<<¡EMPIEZA A ESCONDERTE!>>

Corrió rápidamente a esconderse al armario, era lo que hacia siempre que el monstro llegaba a casa, esconderse y esperar a que se vaya para poder salir. Los pasos se escuchaban cerca de la habitación, estaba buscando algo.

–¡Mariana! – hablo el beodo señor – ¡ven y complace a tu marido!

Los gritos hacían temblar a Mateo, no le gustaba cuando gritaba, cubría sus pequeños oídos para ya no escuchar. De pronto una sombra cubría la rendija por donde llegaba la luz hacia el armario y abrieron las puertas de golpe.

–Mierda, solo eres tú... – lo miro con disgusto – ¿Dónde está tu madre?

–No se – la voz le temblaba.

–Esa puta, no esta cuando uno la necesita y ahora que carajos hago con esto – miro hacia el niño quien se apretujaba como si intentara desaparecer. Una sonrisa maliciosa se escapo de sus labios, lo que tenia pensado hacer le resultaba divertido – Bueno, si no esta tu madre, supongo... que tú puedes ayudarme – Mateo alzo la vista, al miedo se le añadió la confusión ¿En que podría ayudarlo él? – te tengo el mismo odio que a ella.

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now