Capítulo 4

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19 de Agosto-Douglas-Alaska

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19 de Agosto-Douglas-Alaska

—Happy birthday to you! Happy birthday to you! Happy birthday dear Mamita! Happy birthday to you! —la voz angelical de mi pequeña me despierta con una sonrisa en el rostro, su voz me recuerda a su tía, saco ese don de ellos también.

Me incorporo estirándome viendo a mi pequeña con un pastel de chocolate en las manos y las velas con el numero treinta.

—Feliz cumpleaños Alena —me dice Inés con una sonrisa, haciendo un gesto tradicional de su comunidad que significa "Buena vida"

—Mami, sopla las velas —me dice Narel y lo hago me acerco a soplar las velas tratando de contener las náuseas que me causa el pastel.

—Muérdele —me dice y la miro levantando un ceja —¿A que ser humano no le gusta el pastel mujer? —me dice rodeando los ojos sacando de su chamarra una barra de chocolate —Ten, este es para mí —dice acercándose el pastel a ella e Inés la mira cruzando su brazos —Bueno, para nosotras, solo un pedacito, y este para ti mami —dice entregándome el chocolate.

Lo abro dándole una mordida y ella se le queda mirando.

—Dame —dice y le doy, casi no le permito comer dulces, pero el chocolate es la debilidad de esta niña. —Vamos —dice incorporándose, odia comer en la cama así que me levanto poniéndome la bata de seda negra.

Llegamos al comedor, donde la mesa está elegantemente dispuesta con un desayuno francés que, estoy segura, es cortesía de Narel. La puntualidad de mi hija nunca deja de sorprenderme.

—¿Sabías que la tradición de tener pasteles de cumpleaños con velas se remonta a la antigua Grecia? —me comenta mientras toma asiento, observo su aspecto impecable a esta hora temprana y me pregunto si ha encontrado una manera de manipular el tiempo—. Hacían pasteles redondos con velas en honor a Artemisa, la diosa de la caza y la luna.

La mitología siempre ha sido un tema apasionante para Narel. Mi pequeña sabia está en su elemento, como siempre.

—¿De verdad? —pregunto mientras me siento. Inés le corta un pedazo de pastel y se lo sirve en su plato.

—Sí, Artemisa era una figura fascinante. ¿Sabías que ella era la hermana gemela de Apolo? —continúa con entusiasmo, dando un mordisco a su pastel—. Era considerada la protectora de las mujeres jóvenes y las doncellas. Se le invocaba durante el parto y para proteger la virtud de las jóvenes. Debe haber sido una diosa increíblemente ocupada.

Mientras escucho su relato, no puedo evitar sonreír ante su entusiasmo y admiración por los detalles históricos y mitológicos.

—Ojalá yo hubiese tenido un gemelo como Apolo el dios griego del sol y la música

—¿Un gemelo como Apolo? —me río suavemente—. Bueno, eso podría haber sido interesante.

—Sí, pero estoy segura de que el mundo no podría manejar a dos como yo.

AnheloWhere stories live. Discover now