Capítulo 44

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Sin más, disfruten del capítulo. Las amo.

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T. LAMBERT

19 de agosto 2029.

—¿Qué pasa? —pregunté al llegar a la oficina de Regan.

—Regan... Él... Alena hoy cumpliría años y...—Rebeca soltó a llorar, de nuevo, es la cuarta vez que la veo llorar el día de hoy y ahora entiendo el motivo.

«No tengo tiempo para estupideces»

Pronto nos quedaremos sin tecnología. Una vez que la energía del último servidor se agote, nos sumergiremos de nuevo en una era primitiva. No hay tiempo para lamentar a los caídos, no si deseamos derrotar a Shaitán.

—T, dale un día —me detiene Rebeca del brazo impidiéndome ingresar a la oficina.

—No tenemos tiempo que perder. Hemos pasado ocho meses buscando sin descanso a esa maldita rata, sin contar que Oleg se fortalece más cada día, ninguna de las mujeres que has mandado ha servido, si seguimos así, no habrá quien pueda detenerlo. —Me libero de su agarre y abro la puerta, solo para ser recibido por el penetrante olor a whisky que invade mis sentidos.

«Esto es lo que me faltaba»

Ruedo los ojos al ver a Regan tirado en su silla con una botella de whisky entre sus manos, mientras la risa de Katerina y Alena llena la habitación.

—¡Eso es, cariño! Así se hace.

—Mami, tito, ¿vieron? Me vieron.

—Sí, cariño, te vimos, ¿verdad Regan?

—Sí, me ha dejado sin palabras, emperatriz.

—No tengo tiempo para lidiar con un alcohólico —sentencio avanzando, le arrebato la botella arrojándola al cesto de basura. —¡Reacciona, carajo! No te puedes dejar hundir.

—La perdí, me he quedado solo, ella era todo lo que tenía —solloza mirando a la pequeña Alena.

—¡Deja de decir estupideces! ¡Maldita sea, sé un hombre, carajo!

—¿Hombre? ¡¿Qué demonios significa ser hombre para ti, capitán?! ¡Por ella se creó esta maldita extensión! ¿Y ahora de qué sirve tener todo esto? ¿De qué sirve deshacernos de Shaitán o de Oleg? ¡Todo está perdido! —grita, llorando como un bebé—. Le prometí, le prometí a Kate que protegería a su hija, y fallé. Fallé como fallé con Pavel, como fallé con todos. ¿Sabes? Pensé que era una cruel broma del destino, que Alena no había muerto y todo era un juego de esos bastardos, pero no. He buscado en todos lados, la he buscado sin descanso. Nadie la tiene. He analizado su cuerpo una y otra vez, he hecho pruebas de ADN con Narel y salió compatible. He revisado cada detalle, esperando que tal vez, solo tal vez, ella no estuviera muerta. Pero lo está. Ha muerto y nunca más podré verla. No podrá recordarme. Me ha dejado solo, capitán —dice cayendo de rodillas, poniéndose a llorar.

Permanezco de pie, testigo silente de cómo el Fénix tenía tal poder que incluso con su muerte desmanteló a los hombres más despiadados que he conocido.

—Te quedo grande el cargo, amigo —le suelto con pesar, dándome la vuelta, entendiendo que perdimos a Regan el día que Alena murió.

—Después de tantos años, al fin estamos de acuerdo en algo —susurra entre lágrimas.

AnheloWhere stories live. Discover now