Capítulo 6

18.4K 2.2K 1.7K
                                    

Corporación Aqua Operators - Cede en Douglas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Corporación Aqua Operators - Cede en Douglas.

«¡Tú puedes, Alena, puedes con esto!» Me repito una y otra vez, mientras siento una mezcla de incredulidad y determinación. No puedo creer que esté haciendo esto, que haya aceptado la propuesta de Romina, pero ¿cómo podría negarme? ¿Cómo podría darle la espalda al pueblo que me abrazó cuando más lo necesitaba?

Cuando llegué a Douglas, no tenía nada. Había huido de Hungría en plena madrugada, perseguida por el maldito Leviathan. Estuvo a punto de atraparnos, pero gracias a Inés nos salvamos a tiempo. Huyendo como polizontes en una embarcación, llegamos a Alaska, otro capítulo en mi eterna huida. Entre mi padre, el mafioso ruso y el despiadado Shaitán, había estado corriendo de un lado a otro, siempre un paso adelante de ser atrapada.

Brasil fue mi refugio por siete meses, hasta que di a luz a Narel. Luego, nos movimos a Argentina, pero fue temporal, ya que me encontraron. Pasé un año y medio en un constante vagabundeo, visitando más de 8 países en un intento por esquivar a quienes querían atraparme. No fue hasta que llegamos aquí que encontramos paz.

La gente de Douglas nos abrió sus hogares, nos acogió sin hacer preguntas ni juicios. Romina me dio trabajo y una oportunidad de sacar adelante a mi hija. Ella no me pidió papeles ni explicaciones, solo me brindó una sonrisa cálida. Por eso no pude negarme, no puedo permitir que su empresa caiga en manos equivocadas. No quiero seguir huyendo, no quiero más paranoia ni persecuciones interminables. Anhelo la tranquilidad que tanto merezco después de tanto tiempo.

—Buenos días, señorita Elena—me informa la asistente, mientras un nudo en mi garganta amenaza con asfixiarme. Afirmo con un gesto mientras camino hacia el elevador, sintiendo cómo ese nudo persiste desde el día en que me encontré con él nuevamente.

Desde que lo vi después de cuatro largos años, se desató una tormenta de emociones que pensé que había dejado atrás. Pero la verdad es que nunca dejé de amar a ese hombre con cada fibra de mi ser. A pesar de todo, no pude abandonarlo cuando lo vi sufrir, cuando sus ojos reflejaban el dolor que lo consumía. Eso me partió por dentro, y también me confrontó con una realidad que me aterraba aceptar: que, por más que lo ame, siempre le temeré.

«No es momento para pensar en eso Alena»

Niego, llegando a la oficina, la asistente me indica que pase y lo hago.

—Disculpen la demora —digo entrando, pero el mundo vuelve a burlarse en mi cara cuando un aroma inunda mis fosas nasales «¡Maldita sea!» Su colonia me paraliza y el hombre que se levanta girando a mi encuentro me deja gélida «¡Dios ayudame!»

Mi corazón late con una intensidad que amenaza con romper mis costillas. «Es él» el amor de mi vida y al mismo tiempo mi verdugo, un cóctel de emociones que me deja sin aliento. Sus ojos me atrapan como si fueran imanes.

Cada rasgo suyo es un recuerdo ardiente de lo que hemos compartido en el pasado. Su sonrisa, su mirada, la forma en que sus labios se curvan cuando me ve... Lo observo detalladamente, como si quisiera grabar cada aspecto en mi memoria, porque si antes era guapo, hoy es un maldito ser sobrenatural, una presencia que emana un magnetismo irresistible. La barba le otorga ese aire de superioridad que lo hace aún más imponente, el traje azul marino se amolda al contorno de su cuerpo de una manera sublime, y su cabello negro cae con ese desorden perfecto que solo él puede lograr. Cada detalle conspira para dejarme sin aliento, desencadenando un torrente de pasión y deseo que recorre mi cuerpo como una llama voraz, incendiando cada centímetro de mi piel.

AnheloWhere stories live. Discover now