"Anhelo", la culminación emocionante de esta cautivadora historia, guarda para desatar una tormenta de emociones que solo se intensifica después de haber recorrido las páginas de "Prohibido".
Los caminos de Alena Russell y Alexander Hoffmann se cruz...
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Horas antes.
Hace mucho años el mundo entero se había cuestionado ¿En qué momento el apellido Hoffmann se hizo tan poderoso? ¿Cómo lograron amasar semejante fortuna? Hoy en día ya no sé pregunta, cualquiera supondría que fue un imperio que paso de generación en generación; sin embargo, eso está lejos de ser verdad.
El imperio Hoffmann no sé formo de la noche a la mañana, no sé formo siendo correctos e intachables, el bisabuelo de Alexander, Albert, era un ingeniero mecánico que contribuyó con la creación de los primeros tanques de guerra, aprovecho su oportunidad y junto con su hijo ayudo Oppenheimer con la creación de primera bomba nuclear llamada "Trinity".
Fue ahí cuando el grupo Hoffmann nació como fachada, financiando a escondidas todos los proyectos que el presidente de esa época se le ocurrían, ya que Albert sabia que tenía más futuro de esta forma, se encargo de formar dos caras, una correcta e intachable, otra despiadada e imponente.
Y con eso en mente nació la organización, una que no tiene piedad, ni moral a la hora de financiar los proyectos más cuestionables, no hay casi nada que se les imponga a los hombres de la organización salvo una norma fundamental: La dama del líder se respeta, no sé mira, no sé desea, ni siquiera se le piensa.
Ya que si se utilizaran algunas palabras para definir lo que es ser un Hoffmann, serían: Posesivos, Celosos, Arrogantes y Despiadados.
Todo esto lo supo Jared cuando tomo el control del imperio, su mente estratega posiciono su grupo como uno de los más importantes, expandió la red de científicos, financió nuevas armas, creo nuevas bombas nucleares, hizo todo eso para que sus hijos alcanzaran la gloria y no hubiera nadie por encima de ellos, solo que nunca contó que Melissa lo contendría, que lo iba a doblegar y ablandaría su corazón, jamás imagino que se detendría, pensó en disolver todo, en dedicarse solo a las empresas que le pertenecían pero fue entonces cuando descubrió la violación de Alexa.
Fue hasta que su hijo se revelo, que supo que debía mantener el legado vivo y así mantenerlo a salvo, porque sabía claramente que su hijo tendría más enemigos que aliados por su forma de ser.
—¡Señor piedad! ¡No lo sabía! —suplica Bastian quien hizo caso omiso a la advertencia de Alena, haberla besado firmo su sentencia de muerte, solo Alena es tan ingenua como para no dimensionar que Alexander Hoffmann siendo el hombre más celoso y posesivo del planeta la dejaría sin protección, sabiendo muy bien quienes están detrás de su mujer.
—Miente señor, la señora le advirtió que le pertenecía a usted y esta rata se burlo diciendo que de ser así ya estaría muerto, la beso sin su consentimiento señor. —le informa la guardaespaldas de Alena, quien es la segunda mujer más despiadada de su organización, solo Valeria está por encima de ella.
Alexander se tensa solo de imaginar los labios de su mujer sobre los de la maldita rata asquerosa, quien sigue suplicando, tiene la espalda vuelta nada, debido a los más de mil azotes que ha recibido.
